Crónica electoral de un dominicano ausente
Como en los viejos tiempos, he encontrado mi país sumido en una crisis inducida por una oposición que no logró convencer al electorado y que fue incapaz de unirse en el sano propósito de una propuesta electoral contundente para erigirse como un solo bloque ante el proyecto de reelección del presidente Medina y su partido, PLD. No fueron capaces de elaborar propuestas objetivas ni de hacer una oposición usando las debilidades del gobierno de forma conjunta, sino que se dispersaron e imitaron al cochero que se durmió encima de una mula loca, ciega y además coja!
Seis candidatos de la oposición se pasaron los tres primeros años haciéndole frente al ex presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, en el errático entendido de que sería el seguro candidato del oficialismo, especialmente Luis Abinader, quien no se percató del rol histórico que le tocó, en su momento y convertirse en el gran líder de la oposición. Abinader desperdició ese momentum, antes y después de las elecciones. Lejos de ello, se ha convertido en un turbero, que anda de pueblo en pueblo alentando los focos disidentes y desconocedores de unos resultados que les fueron adversos. Por eso él mismo se ha descalificado para ser candidato en el 2020. Tomen nota de lo que voy a escribir ahora: El candidato opositor de mayor peso, no será Luis Abinader, sino “David Collado” en el futuro.
Los aspirantes presidenciales Minou Tavárez Mirabal, Soraya Aquino, Guillermo Moreno, Pelegrín Castillo, Elías Wessin Chávez y y Luis Abinader, ahora se han unido en el inútil propósito de desconocer los resultados de las elecciones. Se presentaron ante los medios sin aportar pruebas serias del supuesto fraude electoral que alegan.
A los primeros 5, el pueblo no les reconoce méritos electorales y los pírricos resultados que obtuvieron en las pasadas elecciones los deja descalificados para hablar en nombre de la sociedad dominicana, mucho menos para crear el caos y el desasosiego a un pueblo que ya está cansado de la politiquería barata.
Desperdiciaron el momento histórico de reconocer el triunfo ajeno y con ello, se sepultaron en el campo político, especialmente Abinader, quien optó por revoletear las aguas a ver si pesca en mar revuelto y lo peor de todo, ha traído lodo para intentar caminar con sus pies sucios por la mente del pueblo dominicano. Eso es traición a la patria, eso es apostar al caos, eso es jugar con la estabilidad del país, un atentado a la democracia y un descrédito al sistema, que el pueblo podría pagar a un precio del que no le quedaría ni el menudo para devolver.
Decir que no reconocen los resultados electorales, es una desobediencia a la institucionalidad, están apostando a la creación de disturbios, al descrédito internacional de un país que depende de la inversión extranjera y el turismo. Ante esa intentona de subversión del orden, se han antepuesto la cúpula empresarial dominicana, las iglesias, el 72% de la población. Cuba, Brasil y Estados Unidos ya reconocieron los resultados y felicitaron al presidente Medina.
jpm