Crítica de cine: «The Hunger Games: Mockingjay – Part 2»
Lo que vemos en «The Hunger Games: Mockingjay – Part 2» es, prácticamente, la ausencia de emoción atestiguada en las primeras entregas de esta popular franquicia. Porque de verdad tiene dos o tres cositas buenas que suben las apuestas a su favor, pero las actuaciones flácidas, unos personajes secundarios sin fuerza y una trama que amaina sus pretensiones logran que uno bostece del sueño hasta tres veces antes del desenlace.
Esto ya sabíamos que pasaría porque así lo indicaba la trama de «The Hunger Games: Mockingjay – Part 1», que se vuelve más oscura de la cuenta. La primera «Mockingjay» es muy buena creando la expectativa, sin embargo, esta continuación se encarga de comérsela con la falta de foco del guion para convertirse en una historia de venganza política, de héroes simbólicos, de propaganda ideológica, de choque de clases sociales, de revolución democrática, de control de poder, o sea, que ahora la cosa es en serio y no hay tiempo para bobadas juveniles.
En esta parte, a medida que la guerra de Panem intensifica la destrucción de otros distritos y el Capitolio, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), la líder reacia de la rebelión, debe reunir a un ejército encabezado por Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Claflin), Cressida (Natalie Dormer) y Peeta (Josh Hutcherson) para acabar con el sadismo opresivo del Presidente Snow (Donald Sutherland), claro, mientras que todo lo que ella tiene (incluyendo sus seres queridos) pende de un hilo.
Estos son los mismos personajes del mundo de Los Juegos del Hambre, pero con características de personalidad que han cambiado su comportamiento ante el peligro. Las trampas mortales, los enemigos, las decisiones morales y un novelesco triángulo amoroso son principalmente las cosas a las que se enfrentan en el camino de la supervivencia. Y eso, por una parte, no es nada nuevo, y a mí, por la otra, ni me importa.
Las actuaciones de los actores, sacando a Jennifer Lawrence, no logran convencer debido al poco tiempo escénico que tienen. Pero el caso de Lawrence es plato aparte. Interpreta a Katniss en cada encuadre de una manera imponente. Con las dudas y decisiones morales Katniss es una mujer independiente que no necesita de nadie para sobrevivir; así la ven como una líder pero no actúa como tal, sino que se deja llevar por su instinto. Por eso Lawrence asume el rol convincentemente como siempre lo ha hecho, para hacernos creer en el histrionismo emocional al que está acostumbrada.
Algo interesante es que en un aspecto estético la película no decepciona, y varias escenas muestran la grandilocuencia de un diseño de producción que encaja fielmente con la descripción exacta de los escenarios, junto con un vestuario bien elaborado.
Y a pesar de que la película tiene más escenas de charloteo que escenas de acción, los efectos visuales son esplendidos en las dos secuencias principales. Una de estas es la secuencia del túnel, la cual probablemente es la más intrigante de la película completa. En esta última, Francis Lawrence suelta guiños del género de horror -muy al estilo de «I Am Legend» (film que él mismo dirigió)- cuando Katniss y el equipo se enfrentan a unas criaturas que parecen zombis drogados en un túnel donde la carencia de luz crea una confusión inquietante.
Naturalmente, la historia de «Mockingjay» hubiera sido mejor si no la separaran en dos partes. Dividirla en dos ha sido un exceso de la avaricia de Hollywood que hace que esta segunda pieza sea demasiado larga. Por esa razón resulta tan predecible y desgastada como un videojuego distópico donde todos van a un solo lugar: al final feliz tontamente abierto para dar «game over».
Ficha técnica:
Duración: 2 hr 15 min.
País: Estados Unidos
Director: Francis Lawrence
Guion: Danny Strong (Novela: Suzanne Collins)
Música: James Newton Howard
Fotografía: Jo Willems
Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Julianne Moore, Woody Harrelson, Philip Seymour Hoffman
Calificación: 6/10
Jpm