Crisis de las leyes
Para controlar los excesos, la sociedad, en todas sus épocas, se ha dado una serie de preceptos y leyes, que, cuando se aplican, tienden a poner un poco de orden en el caos.
Es penoso, que uno de los referentes que tenemos los dominicanos en cuanto a orden y disciplina, siga siendo la dictadura de Rafael Trujillo. Todavía se oye por doquier la frase “Cuando Trujillo” y algunos hasta la expresan con nostalgia “Cuando el Jefe”
Penosamente, es cierto. Los últimos gobiernos que hemos tenido se han caracterizados por ponerle un paliativo al desorden, cambiando el nombre de la institución de que se trate o creando comisiones.
Así vemos que para conjurar el problema eléctrico pasamos de la CDE a la CDEEE. Elevamos la E al cubo. En esa misma proporción se elevaron los apagones.
En cuanto al tránsito hemos pasado desde la ONATRATE, al FONDET, de ahí al DVM, DGTT, OTTT, AMET, Hasta llegar a la OPRET, ¿Resultados? El caos está llegando a un punto de saturación.
¿Corrupción? Tenemos para combatirla desde el DPCA al DEPRECO, siguiendo con el PEPCA y pare de contar. ¿Que conseguimos?, que ya no se sabe dónde es que se detiene la corrupción. Al punto, que este fue uno de los principales temas abordado por el Presidente Danilo Medina, en su último Consejo de Gobierno Ampliado.
Podríamos destacar miles de casos. Pero la conclusión de este introito es simple. No necesitamos más comisiones, ni cambios de nombres, ni más leyes. Simple y llanamente lo único que tenemos que hacer es, comenzar a aplicar las leyes existentes.
Algunos ejemplos; Criminalidad. Si más del 90% de los crímenes, incluyendo el novedoso sicariato, los cometen dos criminales desde una motocicleta, ¿por qué no se aplica la prohibición de la circulación de dos personas en este tipo de vehículos?
¿El moto concho? Que se utilicen triciclos en vez de motos de dos ruedas.
¿Inmigración? Aplicar las leyes migratorias y reforzarlas con las regulaciones del Ministerio de Trabajo. El 80/20. Exigir en todo el territorio nacional que el 80% de los trabajadores sean dominicanos y el otro 20% podría ser de ¡Extranjeros con estatus legal en nuestro país!
No más extensiones de plazos para pagos y renovación de licencias, marbetes, impuestos, etc. Cero amnistías fiscales, No más exoneraciones de ningún tipo.
Para terminar, vamos a poner el más conspicuo ejemplo de todos. La ley 66-97 de Educación, promulgada el 4 de febrero de 1997, en el primer gobierno del Dr. Leonel Fernández. Esta ley no se aplicó por más de 16 años.
En ese periodo, la educación fue un caos. Huelgas de maestros, deserciones, ausentismo estudiantil, enfrentamientos de todo tipo, en fin, un perfecto desorden.
En el presupuesto del año 2013, se cumplió la ley 66-97 y el resultado no pudo haber sido mejor.
Hoy los estudiantes reciben, en una tanda extendida en locales confortables y adecuados, más y mejor educación, desayuno, almuerzo y merienda. Uniformes, calzados, libros de textos y mochilas, convirtiéndose en un gran ahorro económico para los padres.
La situación de los maestros no se queda atrás. Han comenzado a mejorar sus condiciones de trabajo. Mayores salarios, programas de capacitación, seguros familiares y de salud, pensiones dignas, etc.
¿Cómo se logró todo esto? Simplemente haciendo lo que juraron hacer los funcionarios del gobierno, desde el Presidente de la República, hasta el Alcalde Pedáneo, cuando se juramentaron en sus puestos.
¡Cumplir y hacer cumplir las leyes de la República Dominicana!
Tan elemental como eso.
jpm