Crecimiento económico, repartición de la riqueza y los haitianos

imagen
EL AUTOR es politólogo. Reside en Santo Domingo.

El FMI, el Banco Mundial, así como el propio gobierno dominicano han declarado que la RD tiene un crecimiento económico ¨envidiable¨ y que ¨esos son los números que quisiera tener cualquier país del mundo¨.

Tan cierto como el crecimiento económico, es que una tendencia que se ha mantenido por tanto tiempo debió haberse reflejado en mejores resultados en términos sociales, cosa que no ha sucedido.

 Este alto desarrollo económico ha venido acompañado de menos pobreza, pero a la vez de mayor desigualdad. Es decir, el ingreso de los no pobres creció más que el ingreso de los pobres.

Lo que nos interesa analizar es precisamente el ingreso de los pobres, de los más pobres. El de la clase social más empobrecida donde no ha llegado el crecimiento económico tan cacareado.

Hay muchos aspectos positivos en el constante mejoramiento económico del país, pero hay un indicador negativo: el comportamiento de los salarios. Esto es preocupante, porque nos dice que no se está produciendo el reparto de la riqueza que se genera, principalmente en los sueldos de los trabajadores menos calificados, donde están los más pobres.

A pesar de que el salario mínimo es muy mínimo, hay otro factor que incide en que estos salarios bajen todavía más: la inmigración ilegal.

La inmigración, principalmente la haitiana, en su gran mayoría trabaja en ocupaciones de bajo nivel. Al ser ilegales en mayoría abrumadora, no están protegidos por el código de trabajo ni por ninguna otra disposición legal. Por esto son sometidos a la explotación laboral por empresarios de las distintas actividades económicas.

Cada vez más, los empresarios incentivados por los bajos salarios que les pagan, introducen la mano de obra haitiana a sectores de la economía que anteriormente estaban reservados exclusivamente para los dominicanos pobres.

Aunque los haitianos han venido en busca de trabajo para tratar de mejorar su estatus social, si así le podemos llamar, con esta acción van poco a poco desplazando a los dominicanos pobres,  porque están dispuestos a hacer el trabajo por mucho menos que estos. Llegará el momento en que los haitianos se quedarán con todo el mercado.

Para el periodista y dirigente de la Marcha Verde Juan Bolívar Díaz el destino de los  dominicanos está sellado, cuando afirma que el discurso de odio y exclusión contra los inmigrantes haitianos generará violencia que hará imposible la ¨cooperación¨ a que están condenados dos países que comparten una pequeña isla.

Utilizar la expresión “discurso de odio y exclusión” para describir las reacciones que se producen a la defensa de nuestros trabajadores a su legítimo derecho de exigir un mayor control de inmigrantes, es una manera de restarle peso y razón a su lucha por un trabajo digno.

No es justo defender los derechos de los inmigrantes haitianos desconociendo los derechos de los trabajadores dominicanos, y mucho menos desplegando cínicas y amenazantes campañas de manipulación. Chantaje con aparente rostro humano.

Los dominicanos pobres son los afectados directamente por la inmigración haitiana, son desplazados no solo como asalariados en la economía formal, sino también en el sector informal de la misma, es algo evidente, quien quiera lo puede comprobar. La clase media y  la clase alta no son afectados negativamente, más bien son los que se benefician económicamente de esta inmigración ilegal.

El estado dominicano invierte un 30% del presupuesto de salud pública en atenciones médicas ofrecidas a pacientes haitianos. Otro porcentaje parecido lo consumen del presupuesto de educación pública. Todo esto en detrimento de la clase obrera y campesina dominicana que obtiene un precario servicio en  hospitales y escuelas.

Y los malos somos nosotros.

Mientras uno de los pilares del crecimiento económico dominicano sea la mano de obra barata de los inmigrantes no habrá repartición equitativa de la riqueza.

Esta inmigración ilegal, dicen los economistas, resulta beneficiosa para la economía nacional,  pues,genera mano de obra barata en áreas importantes de la producción nacional como la agricultura, ganadería, construcción y turismo. “En la medida que esas personas se emplean en condiciones irregulares en la agricultura, significa que es la que hace posible la producción de alimentos y su bajo costo de mano de obra hace que las pequeñas empresas sobrevivan y produzcan a bajo costo”. Dicen que “son los haitianos irregulares los que permiten que fluyan los alimentos a las zonas urbanas y permiten que los salarios sean más bajos. Sin los haitianos la economía se vería forzada a aumentar los salarios”. Justo lo que queremos.

La economía crece a costa de nuestros obreros y campesinos.

La economía puede seguir creciendo pero mientras se mantenga la inmigración ilegal de haitianos la ruta para que las familias dominicanas más pobres escapen a su condición de indigencia y exclusión está cerrada.

La única vía para una repartición justa de la riqueza es haciendo que los más pobres ganen más. Hasta ahora los pobres no se han beneficiado del incremento de la riqueza del país.

El gobierno actúa tímidamente frente a esta inmigración ilegal haitiana, la oposición no define claramente su posición, y el nuevo movimiento llamado Marcha Verde dice que el tema haitiano lo distrae de su propósito principal.

Lo que es peor y preocupante es que en las actividades de la Marcha Verde está prohibido manifestarse contra los ilegales haitianos; en la ciudad de Nueva York, en la última marcha, se registraron incidentes por este motivo. Entre sus dirigentes hay personas que apoyan abiertamente la permanencia de los ilegales haitianos dentro de nuestro territorio.

El pueblo dominicano debe defender el legítimo derecho a su soberanía, sus leyes, su cultura, sus costumbres y sus valores nacionales.

La inmigración haitiana, principalmente la ilegal, es la espada de Damocles que pende sobre nuestros obreros y campesinos, y  nuestra nacionalidad.

tommymejiapou@hotmail.com

jpm

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
23 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios