Como Carpanta en los tiempos de Franco
Durante los años de 1939 a 1975 se estableció un régimen autoritario en España liderado por Francisco Franco y en ese largo periodo la economía española pasó por grandes periodos de inestabilidad, caracterizados por la crisis de la postguerra trayendo como consecuencias el aumento del desempleo, la pobreza y la escasez de viviendas. Esas vicisitudes emergieron con un personaje cómico que personificó los afanes de la época denominado Carpanta.
Este personaje caricaturelo que simula de manera cruda las penurias de las familias pobres españolas fue creado por el escritor Josep Escobar. Los cómics de Carpanta aparecían por primera vez en la revista el pulgarcito de 1947. Censuraba al gobierno del general Franco a tal punto que este fue perseguido y el personaje que encarnaba Carpanta debió modificarse en el mundo de los escenarios por presiones políticas, donde el gobierno combatía a través de propaganda que decía que en España no se pasa hambre y entonces Josep Escobar lo suavizó poniendo el slogan de que “España no tiene apetito”.
El cómic de Josep con su personaje Carpanta (su significado era hambre violenta), desnudaba la indolencia de la dictadura de Franco. Su único objetivo era calmar el hambre en todas las historietas y su empeño resultaba constantemente frustrado.
Este personaje que vestía pantalones largos y anchos con camisas de rayas vivía debajo de un puente, sin familia y sin oficio excepto que se la ingeniaba para conseguir dinero como reportero, soplón o buscando el tesoro oculto en un castillo en ruinas y muchos desarropados que al igual que el, carecían de techo, ropa, comida y de seguridad social. En las mañanas se levantaba con el corazón en las manos y sus pies descalzos. Nunca sabía qué comería cada día.
La nueva coyuntura social y económica dejada por el COVID-19 y su impacto sobre las personas en República Dominicana y en muchas partes del mundo, donde los niveles de desempleo no han disminuido, el alto precio de los productos de primera necesidad como los alimentos y las medicinas ha hecho que en el país se recuerden los tiempos de Carpanta y a esto se suma el hecho de que los funcionarios del PRM no creen que el país va mal.
Hoy pululan en las calles muchos Carpanta que viven debajo de los puentes, a la orilla de cañadas y ríos y otros duermen en los bancos de los parques y avenidas que mueren de hambre y no existe ni una política pública que alcance e incluya a estos pobres en un programa de protección para paliar el hambre y la falta de abrigo, pero para las autoridades del gobierno todo anda bien. A todo esto, hay que agregarle los altos niveles de inseguridad, las drogas y la delincuencia.
No hay que ir muy lejos para ver la fragilidad de las personas pobres que hoy crecen como hormigueros frente a los ojos de todos y nada los asombra. Vemos como cada vez que cae una lluvia la gente sale despavorida y no sabe dónde ir, muchas veces los políticos de turno le ofrecen comida y albergue durante dos días y luego al tercer día deben retornar al mismo sitio para sufrir la misma hambre, sed, enfermedades, falta de educación y desempleo. Todo esto es un círculo vicioso y por más promesas de cambio, no se da ningún cambio.
Hoy en día, donde las redes sociales y la comunicación envuelven todo, existe la escasez de personajes que tengan la sensibilidad y el valor para levantar un acto de protesta ante la diseminación de la pobreza en República Dominicana porque, aunque usted haya perdido la sensibilidad humana hoy hay muchos ciudadanos que se levantan y no saben dónde van a ganarse el pan de cada día.
En la época donde el sistema de bienestar está en auge y las grandes riquezas han vuelto a resplandecer, es tiempo de que el gobierno dedique los recursos recaudados de los impuestos ciudadanos, a favorecer con mayor grado a las clases desposeídas y haga que sus ciudadanos puedan evitar tantas calamidades, poniendo el presupuesto al servicio de la mayoría y no al servicio de unos pocos.
En estos tiempos no se justifica que vivamos como en los tiempos de Carpanta. Este personaje sólo encaja en los gobiernos represivos y autoritarios y consideramos que esos tiempos han quedado en el pasado. No queremos promesas vacías, necesitamos acciones del gobierno contra el alto costo de la vida, la delincuencia y marginación social se ha incrementado, envolviendo las grandes mayorías después de la llegada del COVID-19.
Se necesita de formulación y de la aplicación de políticas públicas amplias y efectivas para mitigar definitivamente tantas calamidades desde la aparición del COVID-19 y de la miopía de las autoridades de turno que no ven más lejos que dentro de su entorno y los demás están a la espera de ser incluidos como dominicanos que son, con derechos y deberes, no como Carpanta en los tiempos de Franco.
of-am
pero pedir a los prm detenerse en su loca carrera de reelección y miren al pueblo que le ofrecieron cambios es un amolar y siempre boto…