Charles Mason
Escuché en 1970 a J. Allen Thompson predicar un sermón que lo dedicó a recordar la matanza ordenada por Charles Scott Mason. Nunca se me olvidan aquellas palabras de J. Allen el hijo del viejo, Elmer V. Thompson.
En su descripción nos recodaba que el hombre en cuestión era un asesino en serie, líder de un culto hippie, predicador, supremacista blanco, psicópata criminal. Entre las numerosas formas de describir a Charles Manson, autor intelectual de una masacre que creyó que marcaba el inicio de una guerra racial en Estados Unidos, la más impactante es la que sale de sus propios labios.
Este maniático que escandalizó al mundo y estampó ante él como terminan los usadores de drogas tenía una personalidad retorcida. Con una vida recluida por casi medio siglo el cambio de leyes en California lo libró de morir en la Silla Eléctrica y terminó sus días llevando en alto el galardón de Cadena Perpetua magna cum laude dada por los americanos.
El hombre que perdía el contacto con la realidad y tenía sus expresiones faciales como el jilguero que tiene mil canciones clavaba su mirada de una forma amenazadora. Se convirtió en un payaso que desde joven mostró y dijo lo que era. «Soy un vagabundo, un holgazán, un vago. Soy un furgón y una jarra de vino. Y una navaja afilada, si te acercas demasiado…».
Este sinvergüenza le echó la culpa a sus seguidores y les lanzó la papa caliente a la sociedad. Dijo que la sociedad misma era la culpable.
Manson siempre afirmó en tono de burla: «Yo no he matado a nadie. No he ordenado que maten a nadie. Esas criaturas que van por ustedes con sus cuchillos son sus hijos. Yo no les enseñé nada; lo hicieron ustedes». Dijo además, en una ocasión que ser loco era asunto de poca gente pero con el tiempo todo el mundo está loco.
Este hombre que era un renegado social solía decir:
-Mi padre es una prisión, mi madre un sistema, soy lo que ustedes me hicieron. Los miro y me digo: ustedes quieren matarme y yo ya estoy muerto. Toda mi vida estuve muerto.
Y además afirmaba:
-Mírame hacia abajo y verás a un tonto, mírame hacia arriba y verás a tu dios, mírame de frente y te verás a ti.
MASACRE
La bestia negra del hippismo fue el autor intelectual de la masacre de 1969 en Los Ángeles, donde fue asesinada la actriz Sharon Tate, con un avanzado embarazo, cinco de sus amigos y otra pareja. Creía que era el comienzo de una guerra racial.
Charles Manson y sus acólitos –sus esclavos–, conmocionaron a toda una generación por sus actos de la noche del 8 de agosto de 1969, cuando en un raid sangriento, masacraron a puñaladas a la bellísima actriz Sharon Tate y a cinco de sus amigos, y un poco más tarde, al matrimonio de Leno y Rosemary LaBianca.
En junio del 69, Manson reunió a sus esclavas sexuales y les dijo que estaban llamadas, con él, a señalarles a los negros su Helter Skelter (nombre tomado de un tema de The Beatles que alude a la escalera de caracol de un monumento londinense).
Los Beatles jamás entonaron esa canción que había sido el detonante que Mason utilizó para sus fechorías de libertinaje. Mason se equivocó, pensó que la revolución de los negros triunfaría y por eso bajo la influencia de las drogas ordenó la muerte de connotados ciudadanos. Desde aquel entonces el mundo ha seguido girando.
John Lennon fue el primero que asesinaron. Hoy nos enteraMos de la noticia de la muerte de un animal selvático llamado Charles Scott Mason que puso en zozobra a un grupo de personas prostituyó a una generación y se autoproclamó más sabio que Jesucristo.
Hoy la eternidad lo llamó a los 83 para que dejara en paz al fisco norteamericano que lo acostumbró a vivir como un parasito y como un paria.
JPM