Caso Odebrecht: silencio de las empresas dominicanas contrapartes
Los empresarios dominicanos, grandes y pequeños, tienen mucho tiempo dictando las normas de comportamiento de la sociedad dominicana; y a la sociedad dominicana pertenecen los políticos que la dirigen, no son marcianos.
Una buena parte de estos políticos, aceptan ser sonsacados por los empresarios que, siempre conducen estas relaciones para su beneficio individual.
Odebrecht es la firma de construcción brasileña que, a partir del año 2015 protagonizó en el mundo, uno de los casos más escandalosos de corrupción conocidos en la historia empresarial; pero, en el caso dominicano, resulta que para esta empresa participar en concursos y construcciones en el país, necesitaba lo que se llama empresas de contraparte, las cuales tienen que ser de capitales dominicano.
Al igual que en muchos países del mundo, Odebrecht fue acusada en República Dominicana de pagar sobornos para ganar contratos de construcciones públicas; y la empresa brasileña admitió haber pagado US$ 92 millones de dólares en soborno; hizo un acuerdo con el Ministerio Público, para evadir la persecución judicial devolviendo el doble del soborno admitido, o sea US$ 184 millones.
La cuestión es que aun admitiendo la empresa extranjera que pagó soborno, y con esto ofreció algunas delaciones imprecisas sobre sus relaciones con funcionarios del Estado dominicano, el juicio contra los implicados en el caso, que comenzó con 14 imputados y terminó con 6, no encontró ningún sobornado, y la sentencia devino en una persona condenada por sobornar a nadie, y otra condenada por enriquecimiento ilícito, en una rara evaluación de sus bienes declarados al asumir sus funciones públicas.
Ahora bien, nos preguntamos ¿que tienen que decir las empresas dominicanas contratadas como contrapartes? Se supone, que estas empresas trabajaban de manera mancomunada en la misma obra contratada a la empresa extranjera. En 5 años que duró el juicio de los sobornos de Odebrecht, nunca se mencionaron las empresas relacionadas en los contratos ganados por esta empresa.
La conclusión es que Odebrecht fue como un demonio, que se metió en un convento a seducir un grupo de monjas íntegras y sin máculas; esta empresa puso su dinero y su prestigio internacional para beneficiar a empresas y políticos dominicanos sin ningún interés; ¡mete tu dedito ahí que la cotorrita no está aquí!
Parte de nuestros empresarios, cuya patria e interés son sus empresas y sus beneficios, “pitchan” un doble juego con relación a la corrupción de ayer y de hoy; primero, no hay un corrupto sin corruptor, o sea el empresario ofrece el soborno, para que el funcionario se corrompa; y cuando ha conseguido los beneficios espurios de esta relación, entonces viene la segunda parte del juego.
Una buena parte del empresariado, está relacionado con las cadenas de comunicación; algunos son dueños poderosos de redes de comunicación; cuando un funcionario se cree con poder para rechazar las ofertas de un empresario corruptor, las cadenas de comunicación relacionadas con este empresario comienzan a desacreditar al funcionario o al político que le obstaculiza sus negocios, y así se termina dando la impresión de un cáncer político y corrupto en la dirección del Estado.
No hay que ser muy inteligente, ni un diestro analista, para darse cuenta de que la labor de enriquecimiento de cualquier empresario, es más fácil sí otro empresario está al frente de las direcciones de los estamentos del Estado; sí es un político el que ocupa la posición, a éste hay que convencerlo; sí es otro empresario, entonces hablamos el mismo idioma, porque nos mueven los mismos intereses.
El gobierno, siempre será en países como el nuestro, el principal ejecutor de políticas económicas y de inversiones. En cualquier gobierno habrá políticos dispuestos a corromperse, pero, cuando existe la voluntad política de los gobernantes, los mecanismos para denunciar y perseguir la corrupción pueden ser efectivos, para irradiar del seno del Estado los políticos y los empresarios corruptos.
Los vasos comunicantes entre políticos corruptos y empresarios corruptores, no se pueden ocultar, sí queremos salir del pantano en que nos ahogamos.
jpm-am