Carta abierta a un amigo «telefomaníaco» 

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El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura. Reside en Santiago de los Caballeros 

Mí apreciado amigo:

He notado con gran preocupación que cuando usted habla con los demás no hay manera de que se desconecte de su aparato celular. A tal extremo ha llegado su manía, enfermedad telefónica o telefomanía que de usted se afirma, irónicamente, que anda con el celular grapado en sus manos.

En tal virtud, me permito recomendarle que cuando se encuentre compartiendo entre amigos o familiares, por favor, controle sus impulsos y guarde y/o apague su adoradísimo artefacto electrónico.

No es posible que mientras los demás conversan animadamente, usted esté chateando, leyendo mensajes y viendo fotos. Cuando así actúa, usted les está diciendo a los otros: “No me importa ni me interesa lo que están hablando”, y, peor aún, está dando muestras de que es usted una persona muy irrespetuosa, descortés, mala educada, imprudente, antisocial y dotada de un fatal e inadecuado manejo de las relaciones humanas.

Debo recordarle, mi muy enfermo y telefomaníaco amigo, que nada satisface o agrada más al sujeto receptor que sentirse escuchado, atendido y, por ende, respetado. Por tal razón, si usted oye la alarma indicadora de que un nuevo mensaje ha llegado a su móvil teléfono, ¡por favor!, “no se ponga loco”, controle sus nervios y, salvo que se trate de un asunto de emergencia acerca del cual se espera una respuesta urgente, deje para el momento oportuno la lectura de dicho mensaje y continúe hablando de manera normal con el o los amigos que tiene a su frente. Piense que el mundo no se acabará si usted lee y responde más tarde el mensaje recibido.

En otras palabras, es sumamente desagradable conversar con alguien que cada minuto tiene que estar respondiendo una llamada y sobando o frotando sus dedos en la pantalla cuasi “sacrosanta” de un “bendito” celular.

Piense que sus manos le agradecerían inmensamente el que usted las deje libres aunque sea por breves minutos. Cuando sepa que va conversar o a escuchar a otros, ¡por favor!, guarde el “bendito” aparato, ya sea en el bolsillo, en la cartera o, sencillamente, déjelo en el vehículo. Si al proceder así la ansiedad no lo deja en paz, entonces tal vez convenga que antes del encuentro visite a su médico siquiatra para que le indique la pastilla correspondiente.

No es posible, mi tecnomaníaco amigo, que cuando alguien dicta una charla, pronuncia un discurso, explica un proceso o imparte clases en el aula, usted, en lugar de escuchar con atención, permanezca todo el tiempo bestialmente indiferente, observando fotos, leyendo y contestando mensajes.

No es posible, mi enfermo amigo, que cuando usted reciba una llamada telefónica interrumpa de inmediato el diálogo con la persona presente para iniciar una larga conversación con el hablante ausente. En el acto comunicativo, no es posible que para usted tenga menos importancia el hablante presente que el interlocutor ausente.

No es posible que usted continúe actuando imprudentemente o irrespetando a unos interlocutores a los que ni siquiera sus rostros suele verles por tener el suyo casi siempre fijo o “clavado” en la pantalla de su archivenerado equipo celular. Debo recordarle, finalmente, que la función fundamental de la lengua es la comunicación. Que la comunicación debe ser siempre efectiva. Y que esa efectividad solo es posible lograrla cuando al mensaje percibido se le presta la debida atención

dcaba5@hotmail.com 

jpm-am

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henry
henry
1 Año hace

no habia necesidad de publicar una carta abierta,creo que ambos son dos bocinas.para la proxima consiga un amplificador.

Dr. Basilio Cabral
Dr. Basilio Cabral
Responder a  henry
1 Año hace

lo que tú dices carece por completo de sentido. parece que tú no entendiste el mensaje que el profesor trata de transmitir en su muy valioso e importante artí****.

henry
henry
Responder a  Dr. Basilio Cabral
1 Año hace

disculpe distinguido, el arti**** esta bastante claro y explicito.mi punto es que el no esta en un salon universitario dando una catedra.el esta usando un medio de comunicacion masiva para dilusidadar algo que es de indole personal.doctor basilio espero que usted no este sufriendo del sindrome de hubris.

henry
henry
Responder a  Dr. Basilio Cabral
1 Año hace

lo que me paso fue, que lei el arti**** esperando el cambio de luz en un semaforo.