Carretera fronteriza
Últimamente se ha estado hablado de construir la carretera internacional. Cuando nos referimos a internacional, implica comprometer a dos o más países y en nuestro caso, como se trata de una vía terrestre, estaríamos hablando de involucrar a los haitianos, lo cual no consideramos sea una buena idea. Nosotros descartaríamos totalmente la condición de internacionalidad de esa autovía y hablaríamos de construir una carretera fronteriza. Totalmente delineada en territorio nacional y que bordee la línea divisoria con el vecino país. Las carreteras 45, 46, 47 y 48 unen las provincias de Pedernales con Montecristi. Zigzagueando toda la frontera con Haití y tocando las principales ciudades de las provincias fronterizas. No hay necesidad de un nuevo trazado. Solo hay que adecuar las vías existentes a los estándares modernos. Nosotros, en el 1963, cuando éramos dirigentes del Sindicato Ferroviario del Ingenio Rio Haina, hicimos un recorrido nacional visitando todos los ingenios azucareros del país, en pos de fundar la Federación de Sindicatos Azucareros Dominicanos, pudimos viajar desde el central Barahona en la provincia del mismo nombre, hasta el Central Esperanza en la provincia de Valverde, utilizando la llamada carretera internacional. El gobierno nacional, en unión a los empresarios dominicanos pudieran combinarse y comenzar a desarrollar esa parte de nuestro país, para que las devastaciones que comenzó el Gobernador Antonio de Osorio en el año 1605 se detengan. Esta misma semana, los productores nacionales de cemento, le hicieron un pedido al Presidente Danilo Medina, para que en algunas de las carreteras y caminos de producción que se construyen en todo el país, sea utilizado el hormigón en vez de asfalto. Esta sería una excelente oportunidad para aplicar esa sugerencia y que los empresarios dominicanos, a su vez, se acojan a los incentivos de la ley de desarrollo fronterizo y cumplan su compromiso de invertir en esa depauperada región, instalando industrias, principalmente de vocación agrícola como invernaderos, siembra de café y cacao para dinamizar esa zona y al mismo tiempo reforestar las áreas más deprimidas de todo el territorio nacional. Con la adecuación de esas carreteras en la frontera, cuya inversión no sería tan elevada, también se podrían establecer zonas francas en esos olvidados pueblos, pues sería muy fácil la transportación de los productos terminados, hacia los puertos de Manzanillo en el norte o Pedernales y Barahona en el sur. La puesta en operación del aeropuerto María Montez añadiría otras opciones de embarque hacia el extranjeroParalelamente a la construcción de la carretera fronteriza, el gobierno levantaría, en distintos puntos de la frontera, el mejor muro que se puede construir, una pared de dominicanos, civiles y militares, viviendo en condiciones de dignidad como viven los habitantes del nuevo “Boca de Cachón” Ese sería el primer paso para la construcción de una verdadera muralla. Un valladar de ciudadanos viviendo en condiciones decorosas. Dándole nuevas razones para estar orgullosos de ser hijos de esta tierra y para defenderla. Cuando estos compatriotas del lejano oeste del país, puedan acceder a las opciones que les brinda el mundo moderno, a la vez que se ganan el sustento diario, no van a abandonar sus predios.No hay nada que hale más a un ser humano que su lar nativo. carlosmccoy@ymail.com