Calígula, El Cid Campeador y  Daniel Ortega

Creo no equivocarme si digo que,  donde más se puede cultivar la ridiculez, la desfachatez, el engaño, lo estrambótico, lo risible, lo payaso, la insensatez y la carencia de seriedad, sin lugar a dudas que lo es en el campo político. Este criterio viene al caso, porque hace poco salió a la luz pública un hecho desconcertante que acaba de cometer el gobierno del inefable  José Daniel Ortega y Saavedra, figura principal de la dinastía que gobierna a Nicaragua.

Sucedió que los diputados del partido de gobierno y, obviamente, con la anuencia y presencia del líder sandinista,  extedieron el mandato  de René Núñez Téllez  como presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua, no obstante éste haber fallecido  el pasado 10 de septiembre, prolongándolo  hasta el mes de noviembre del año en curso. (Ver noticia) https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/articulo/default.aspx?id=945399&md5=0ea0d9fc1e8ad91a4c72a841c851a255&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe.

 

El fallecido parlamentario René Núñez Téllez fue un acólito y aliado confiable de Daniel Ortega y una figura clave para las travesuras del Pedófilo mantenerse en el poder de manera indefinida, haciendo las reformas constitucionales a favor de Ortega. Durante su gestión en la Asamblea, se dio la concesión al chino Wang Jing por 100 años para construir el Canal de Nicaragua y enajenación de un gran parte del territorio y aupó todas las arbitrariedades de José Daniel Ortega y Saavedra.

 

Al leer esta información y después de salir de mi asombro, me vino a la memoria mi época de estudiante de la secundaria  cuando estudiaba  historia y aprendí que miles de años antes ya esto de «utilizar» a un muerto, un animal o un objeto,  para fines políticos,  había tenido ya un precedente. Veamos los hechos similares  que se dieron y que acaba de repetir el Pedófilo de Nicaragua y sus acólitos en la patria de Miguel Larreynaga Balmaceda.

Calígula

   Su nombre real era Cayo Julio César Augusto Germánico y gobernó a Roma como Emperador durante cuatro años. Fue asesinado en el año 41 a la edad de 28 años. Fue notorio que era un demente en el poder, cruel, tirano y un pervertido sexual (guarda similitud con Daniel  Ortega). Tenía un gran amor por su caballo llamado Incitatus, a tal punto que le construyó una caballeriza de puro mármol, lo   desposó con una bella joven llamada Penélope  y puso a su  disposición más de 15 sirvientes para que lo atendieran.

Su irracionalidad llegó al colmo, cuando nombró a Incitatus Cónsul de Britania y, en consecuencia,  por ese hecho lo hizo ipso facto Senador. Tuvo relaciones sexuales con tres de sus hermanas. A su hermana Drusilla, con 8 meses de gestación,  le abrió el vientre porque  «estaba cansado de esperar que naciera su hijo»,  muriendo ella y la criatura.

El Cid Campeador

   Rodrigo Díaz  de Vivar, mejor conocido como «EL Cid Campeador»,  fue leyenda, mito e historia. Se caracterizó por tener gran valor y ser aguerrido en el campo de batalla. Tuvo su propia mesnada, o sea, un ejército propio y con el cual se ponía al servicio de los reyes y hombres ricos, al mejor estilo de un mercenario de hoy. Conquistó Valencia y allí estableció su feudo. Sus proezas militares fueron ta extraordinarias, que fue la chispa que inspiró  en la literatura española «El cantar del Mío Cid».

Como recordamos de la historia, la ciudad de Valencia estaba sitiada por las tropas árabes de Ben Yusuf y en una mañana, El Cid desde su fortaleza oteaba el campo enemigo que lo rodeaba y, fue así que su humanidad sintió el impacto de una flecha que lo derribó herido de muerte. A sabiendas de su tragedia, diseño su estrategia y ordenó que su cuerpo fuera embalsamado y montado en su caballo «Babieca» para la siguiente batalla en contra de los Moros.

A la mañana siguiente, se abrieron las puertas de Valencia y frente a las tropas de los Caballeros, iba la figura del Cid con sus armas ceñidas y montado en su equino Babieca y sus hombres recobraron el valor y la confianza y los Moros se sorprendieron al verlo pues lo hacían muerto, huyendo despavoridos. Así fue como El Cid Campeador ganó su última batalla después de muerto.

Lo que me causa estupor es que, nunca pensé que en pleno siglo XXI y en donde la humanidad se ha desarrollado tanto,  estos  «líderes socialistas»  que encabezan el gobierno de una nación, incurran en prácticas antiquísimas  que se suponen hayan sido superadas, llena de ignorancia plena, que son un burla, una payasada de mal gusto,   algo fuera de época y en un claro desdén a las instituciones gubernamentales y al respeto que se les debe a la sociedades que gobiernan.

La necrofilia política socialista

Si hay algo clásico en la conducta del populismo socialista, es la exaltación, la magnificencia y el tratar de  perpetuar en la mente de sus gobernados, las figuras de sus líderes fallecidos. Con esta ridiculez de Daniel Ortega de consignar como Presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua a un muerto, es el ejemplo más elocuente aunque no el único. Veamos someramente otros casos.

a) En Rusia se gastará este año del erario $13 millones de rublos para mantener la momia de Vladimir IIyich Ulyanov «Lenín» en el mausoleo de la Plaza Roja de  Moscú.

b) En Pekín / Beijing, China, en la Plaza de Tiananmen está la momia de Mao Zedong en un inmenso edificio. Se la bautizó al líder como «El Gan Timonel» aunque figure en la historia como el genocida que mató a 70 millones de personas.

c) Corea del Norte tiene a su «Presidente Eterno» Kim II-sung abuelo del actual «presidente» y marrano loco Kim Jong-un. Su cuerpo momificado descansa en el majestuoso Palacio Memorial de Kumsusan.

d) En Venezuela, los ojos y la firma del fenecido «Comandante Supremo»  Hugo Rafael Chávez Frías, están dibujados en  casi todos los edificios y oficinas gubernamentales y, como ha dicho su sucesor el asno y Autobusero de Cúcuta que:  «su espíritu se le aparece en forma de «pajarito».

Cuando uno como ciudadano ve estos dislates en la mentalidad idealista y utópica del populismo izquierdista, nos viene a la mente la frase que inmortalizara el abogado, político y expresidente de Argentina, Nicolás Avellaneda Silva cuando dijo:

«Los pueblos que olvidan sus historias están condenados a repetirlas»

jpm