Caamaño: tres historias

Francisco Alberto Caamaño Deñó se inició en la carrera militar en la Marina de Guerra, a la cual ingresa en 1949, durante la terrible dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, donde se graduó de alférez y avanzó rápido en el escalafón militar. En 1960 es transferido a la Policía Nacional con el rango de mayor. En 1962 es nombrado jefe de los Cascos Blancos, el principal aparato represor con que contaba la Policía. En ese mismo año en Palma Sola, Las Matas de Farfán, existía un movimiento con alto contenido mesiánico, ideado y concebido por los hermanos Ventura Rodríguez -Los Mellizos- bajo la prédica del oliborismo que reunía a los creyentes en el dios Liborio, y habían establecido un santuario en Palma Sola, lo que concitó la protesta de la iglesia católica; la ultraderecha también le dio una connotación política como proyecto subversivo, sinónimo de revolución castrista, para crear un ambiente que impidiera al gobierno de Bosch recién elegido, tomar posesión dos meses más tarde o, en su defecto, sentar las bases para su posterior derrocamiento. En este contexto el 28 de diciembre de 1962, el gobierno de entonces dispone la destrucción de ese movimiento y ordena al coronel Francisco Caamaño, comandante de las fuerzas antidisturbios (Cascos Blancos) trasladarse con esa finalidad al paraje Palma Sola con un contingente policíaco-militar; al llegar a dicho paraje se encontró con una multitud allí reunida donde participaba el general Rodríguez Reyes quien resultó muerto de un disparo (los campesinos de Palma Sola no tenían armas de fuego), en medio de una confusa situación las tropas al mando del coronel Caamaño abrieron fuego contra los lugareños que solo estaban armados de palos y piedras, matando a cientos de hombres, mujeres y niños; se ha instituido como “la masacre de Palma Sola”. Una breve reseña de los hechos: «…Una vez frente al objetivo, se nos ordena desplegarnos en abanico antes de ir a parlamentar con los Mellizos…» En ese momento, el general Rodríguez Reyes estaba conversando con ellos. «…Cuando nos acercábamos a la entrada, los hombres que estaban allí se retiraron a toda prisa al interior, para volver de inmediato, aumentadas sus filas, armados de machetes, palos y cuchillos, en actitud desafiante, gritando que «las balas se volverían bolas de algodón». En ese preciso momento, del grupo sale un hombre, que era mudo, gesticulando y dando a entender que nos conocía a Francis y a mí, y se acerca a nosotros en actitud belicosa, cuando suena un disparo, (en “Palma Sola” no había armas de fuego) y cae herido a mi lado el mayor Guzmán Acosta, con un balazo en el pecho… oigo un golpe seco y veo que el mudo le ha dado un garrotazo a Francis…, los hechos se precipitan… Nosotros disparamos, ellos se nos vienen encima, veo a Francis que, desde el suelo, saca la pistola y le da un balazo en la boca al mudo, justo cuando este lo iba a bandear con un machete, y me grita: «El General, el General», y corro disparando hacia donde he visto volar por los aires su kepis; cuando llego lo encuentro muerto…, en esa situación, con oficiales heridos y un General muerto, era imposible contener la tropa, el tiroteo se generaliza… en medio de esta vorágine: el ruido de los disparos, el humo de las bombas lacrimógenas y de los ranchos (se les estaba pegando fuego para obligar a salir a los que estaban dentro) y de los gritos de los heridos, en medio de la locura desatada, vi una zanja y hacia allí condujimos a los que íbamos deteniendo… Cuando en la tarde salimos y fuimos remplazados por la guarnición militar de Pedro Santana, seguíamos oyendo disparos, con lo que se agrandaba la magnitud de la tragedia».(Ike Méndez, Círculo Cultural Mayohuacán) El gobierno no investigó nunca esta horrible masacre ni la muerte del general Rodríguez Reyes y un velo de silencio se extendió sobre lo sucedido. Nadie fue llevado a los tribunales. Y peor aún, nunca lo han reclamado. En el año 1964 Caamaño entra en conflicto con el jefe de la Policía de esa época y se une a la conspiración dirigida por el Coronel Rafael Tomás Hernández Domínguez, que aspiraba a derrocar el régimen de Reid Cabral. La idea de derrocar al gobierno de Reid Cabral se inicia con conspiradores tanto balagueristas-trujillistas como los del Partido Revolucionario Dominicano que jamás pensaron en organizar una revolución para derrotar el triunvirato, se sobreentendía, que se trataba de un simple golpe de estado. Pero las contradicciones provocadas a la hora de decidir la forma de sustitución del derrotado gobierno, motivaron la conversión de la conspiración, en una formidable insurrección popular a favor del regreso de Bosch al poder sin elecciones. Al convertirse en un movimiento cívico militar se caracterizó entonces por la participación activa, militante y armada de las masas populares. El control militar de la misma estaba en manos del coronel Caamaño, quien naturalmente no era en esos momentos, comunista ni nada parecido. Una combinación de militares y aguerridos combatientes civiles salieron a las calles el 24 de abril, tomaron el Palacio Nacional e instalaron a Rafael Molina Ureña como Presidente Provisional. Entonces las fuerzas conservadoras del ejército dirigidas por el general Elías Wessin y Wessin devolvieron el golpe contra los constitucionalistas el 25 de abril y la Revolución tomó la dimensión de Guerra Civil. A pesar de los ataques con tanques y bombardeos aéreos, los constitucionalistas mantuvieron sus posiciones en la Capital y extendían el conflicto para asegurar el control de todo el país, detenido solo cuando los Estados Unidos iniciaron la intervención armada. Ante la gravedad de la situación el Presidente Provisional Rafael Molina Ureña se dirigió a la Embajada Americana para tratar de conseguir su mediación, para lograr un acuerdo con los militares de San Isidro. Luego de una acalorada discusión el embajador norteamericano les dijo a los constitucionalistas “Este no es el momento de negociar sino de rendirse”, de inmediato el Presidente Provisional renunció y se asiló en la Embajada de Colombia junto a otros dirigentes constitucionalistas. El coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó se apersonó en la Embajada Americana y dijo al embajador “Permítame decirle que seguiremos la lucha suceda lo que suceda”. Al salir de la Embajada, se dirigió al puente Duarte donde las tropas de Wessin avanzaban hacia el centro de la ciudad. La presencia de Caamaño levantó la moral de los combatientes y las hicieron retroceder hacia San Isidro. El profesor Juan Bosch desde Puerto Rico y ante la imposibilidad de regresar al país delega sus derechos constitucionales al coronel Caamaño, y el Congreso se reúne de emergencia y proclama a Caamaño Presidente de la República. El 28 de abril se inicia la invasión militar de los Estados Unidos que en las primeras acciones se limitó a la evacuación de estadounidenses, pero como la gente de Wessin fallaron en recuperar el control de Santo Domingo y un desmoralizado CEFA se retiró a su base de San Isidro, se ordenó el ataque hacia las tropas constitucionalistas, quienes resistieron el ataque, pues desde el inicio de la revolución Caamaño contaba con un gran respaldo popular y el importante apoyo del grupo élite de la Marina denominado “hombres ranas”. A media tarde del 30 de abril se negoció un alto al fuego y se estableció la zona constitucionalista. El 7 de mayo el general Antonio Imbert Barreras, Héroe Nacional, se juramenta como Presidente del Gobierno de Reconstrucción Nacional y comienzan los enfrentamientos con los constitucionalistas, principalmente en el norte de la ciudad, lo que se llamó “operación limpieza”. Los norteamericanos intentaron, principalmente en el mes de junio derrocar militarmente a los constitucionalistas, quienes se encontraban muy bien atrincherados en la zona colonial, y los ataques fueron rechazados; muchos soldados norteamericanos cayeron bajo las balas constitucionalistas. Caamaño emergió como héroe cuando hizo frente a los invasores norteamericanos. En esas condiciones los estrategas norteamericanos comprendieron que tomar por la fuerza la zona constitucionalista, implicaría una cantidad extraordinaria de muertos y heridos lo que finalmente los obligó a buscar una solución negociada a la crisis. Es un hecho incontrovertible que la consecuencia más importante de la ocupación militar norteamericana fue que evitó el triunfo de la revolución. Es decir, que la derrota del movimiento constitucionalista se debió única y exclusivamente a la intervención norteamericana. El 31 de agosto de ese mismo año fue firmada el Acta Institucional por el Coronel Caamaño Deñó y por el general Antonio Imbert Barreras creando las condiciones para finalizar la Guerra de Abril. El 3 de septiembre del mismo año Héctor García Godoy tomó el juramento de su cargo como Presidente Provisional de la República Dominicana poniendo fin oficialmente a la Guerra de Abril. Las elecciones de 1966 representaron el inicio de un proceso de reordenamiento y reorganización del estado dominicano. Debemos ubicarnos en el ambiente político de la época que estaba dominado por un orden internacional denominado “Guerra Fría”, que arrojó un mundo con dos súper potencias que se disputaban la supremacía política, trasladando esa pugna a todo el planeta. En consecuencia resulta comprensible que ambas potencias tuviesen sus simpatías en los procesos políticos internos del Tercer Mundo, con la intención de influir el destino político de la humanidad. Era común en esta etapa que la Unión Soviética y sus países satélites entrenaran personas de otras naciones en la doctrina comunista y en la lucha guerrillera para la implementación de regímenes comunistas afines. Sin importar que se derrocase a gobiernos legítimamente constituidos. El 22 de enero de 1966 el Coronel Caamaño sale a Londres nombrado por el gobierno provisional como Agregado Militar. En lo adelante realiza una serie de viajes por Europa para hacer algunos contactos que finalmente lo llevaron a Cuba en octubre de 1967; se quedó en Cuba en absoluto secreto convertido en Román nombre guerrillero, se propuso derrocar al gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, Fidel Castro le ofreció todo el apoyo para preparar sus planes guerrilleros. Luego de prepararse por años, con traiciones, deserciones, delaciones, y la resistencia de los dirigentes cubanos que tenían la preocupación de que en la República Dominicana no existieran las condiciones, pues las circunstancias habían cambiado desde la época en que Caamaño salió, no obstante y con la insistencia vehemente de Caamaño, Fidel dio la orden en enero de 1973 de contribuir con todo lo que fuera necesario para la repatriación armada, siempre y cuando no saliera desde Cuba para que no se produjeran acusaciones contra la revolución cubana en el espectro internacional. Los guerrilleros, solo quedaban nueve, llegaron a Guadalupe desde donde zarparon a la Bahía de Ocoa, República Dominicana. Trece días después del desembarco el 16 de febrero de 1973, las fuerzas armadas anuncian la muerte de Caamaño y muestran el cadáver a un reducido número de periodistas. Las fuerzas armadas informaron que Caamaño había muerto en combate, testimonios posteriores afirmaron que fue fusilado, luego de ser apresado por tropas del ejército nacional que lo perseguían. La guerrilla no obtuvo respaldo de ningún sector. El embajador cubano Omar Córdova (2006) explica sus razones: “La culpa de que esa expedición fracasara no se puede buscar en Cuba, sino en otra vertiente. Se pensaba que iba a haber más apoyo de todo el espectro de la izquierda dominicana, pero desgraciadamente no fue así, y Caamaño cayó por las circunstancias que todos conocen.” El gen del fracaso de esta expedición lo acompañó desde el principio, no se puede tomar una decisión de esta naturaleza al margen de los acontecimientos, por esto le aconsejaron al Coronel Caamaño no apresurarse, que tendría que esperar con calma que el momento llegara. Espero años y el momento nunca llegó. Tras el golpe de estado a Bosch y la imposición en el poder de un Triunvirato, junto a una férrea oposición desde el primer día del dirigente político revolucionario Manuel Aurelio Tavarez Justo, Héroe Nacional, (quien durante toda su vida tuvo una coherente oposición a las dictaduras y gobiernos de factos. Fue opositor al régimen de Trujillo, perseguido, apresado y torturado junto a varios de sus compañeros en la temible “cárcel La 40”), se desata una lucha contra el recién instalado Triunvirato lo que lo obligó a vivir en la clandestinidad y el 28 de noviembre de 1963 se alzó en armas en la montañas de Las Manaclas. Fue ejecutado después de negociar su entrega al ejército. Esto motiva la renuncia del presidente del Triunvirato Emilio de las Santos y provoca la indignación popular. Ahora las condiciones estaban dadas para que un grupo de militares iniciaran labores conspirativas para restablecer la constitucionalidad y el retorno de Bosch. Para que la acción de los militares se convierta en revolución, entra en juego la parte política, que la aporta el PRD de Bosch con la voz diaria de Peña Gómez, de agitación por Tribuna Democrática, los días previos al 24 de abril y el anuncio, este mismo día, de que el gobierno había sido derrocado, exhortando a la población a salir a la calle y miles de personas acogieron el llamado inundando la Avenida Duarte, tomando también Radio Santo Domingo por un tiempo y desde sus micrófonos siguieron exhortando a salir a las calles y tomar las armas. La palabra, y no la ametralladora, fue el arma más utilizada en las primeras horas del levantamiento militar el 24 de abril de 1965, que dio al traste con el Triunvirato. En estas condiciones tomó el comando de la revolución de abril el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño. Sin un motivo legitimo, sin un brazo político fuerte, el PRD había dejado de apoyar el proyecto guerrillero “Playa Caracoles” (entiendo que este proyecto no le convenía al PRD pues si triunfaba, ¿qué garantía tenía de que Caamaño no capitalizara todos los meritos y se constituyera en un dictador comunista?, Fidel Castro no lo estaba apoyando para que instalara una democracia). Caamaño quedó aislado en Cuba. Con el apoyo de los cubanos consiguió organizar un nuevo proyecto con los mismos fines; todo marchó bien con la cooperación cubana hasta 1971 cuando la organización creada por Caamaño y dirigida también por Heberto Lalane, Mario Galán y Amaury Germán que estaba formada mayoritariamente por militantes comunistas donde predomina el personalismo y el divisionismo, sufrió varias divisiones y deserciones hasta quedar en los nueve hombres que salieron hacia playa Caracoles. Caamaño veía su liderazgo desvanecerse pues de un gran proyecto que comenzó a ubicar 500 guerrilleros con gran apoyo político del PRD, estaba con nueve hombres y prácticamente sin ningún apoyo político que lo recibiera a su llegada a República Dominicana. Lo fusilaron. Se inmoló. Nace un mito. tommymejiapou@hotmail.com

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