Billini y su mangrino socavón
Ni siquiera cuando los restos de Colon yacían en el Centro Histórico de Santo Domingo (CHSD) eran ahí frecuentes los hundimientos del suelo. Recientemente, sin embargo, algunos socavones importantes han atemorizado a los vecinos y han generado encendidas controversias.
Las excavaciones para el soterramiento de cables causaron irritación, pero el posterior derrumbe de la fachada del antiguo Hotel Francés y el inesperado hundimiento al final sur de la Calle Arzobispo Merino han desatado urticantes críticas. La gran batalla hoy día es por un socavón que amenaza con desaparecer los indispensables servicios del Hospital Padre Billini (HPB).
La evaluación de su actual situación debe comenzar por evocar a su fundador, el Padre Francisco Xavier Billini (1837-1896). Este ejemplar sacerdote del siglo XIX se distinguió por su dedicación a los pobres y a las obras de caridad. Fue Vicario General de la Diócesis de Santo Domingo y Director del Colegio San Luis Gonzaga, y su fecunda obra de bien incluyó la creación de un orfelinato, un manicomio y una lotería cuyos beneficios se destinaban a la caridad. (Aunque se le imputa la fundación de la Lotería Nacional, hay quienes alegan que fue un tal Mon Savinon su fundador.) En el 1880, el gobierno le cedió el Hospital San Andres, un centro dedicado “al buen morir” que Billini convirtió en Casa de Beneficencia. Esta a su vez se convertiría, a partir del 1920, en el actual HPB (https://www.hdpb.gob.do/index.php/sobre-nosotros/historia).
Con esa prosapia de solidaridad, el HPB tiene décadas beneficiando a los enfermos pobres del CHSD y de los barrios periféricos de San Carlos, Villa Francisca y parte de Gazcue. En los últimos años fue convertido en un muy bien equipado centro docente, mientras ha servido de centro de atención para todo tipo de pacientes, incluyendo los psiquiátricos. También ha albergado una importante unidad de servicios de hemodiálisis. Los vecinos del CHSD sienten un especial aprecio por sus servicios de emergencia y por muchos años han dado por descontado que pueden contar con él. No sorprende entonces que la Junta de Vecinos del lugar, henchida de indignación, haya tomado una posición beligerante y haya intentado impedir que cierren sus instalaciones.
El alboroto se debe a que un hundimiento en el patio del Hospital supuestamente pone en peligro la edificación principal y, en consecuencia, representa una amenaza a la vida de los pacientes y del personal de salud. En la calle Arzobispo Merino la escorrentía subterránea ha diluido la arcilla y provocado un similar socavón (https://www.diariolibre.com/noticias/ciudad/socavon-en-la-merino-se-debio-a-disolucion-de-arcilla-GN10480431), pero en el caso del HPB el problema es la rotura de una tubería que converge con la cloaca situada entre la adyacente Iglesia Nuestra Señora del Carmen y la capilla del Hospital ubicada en el patio. De acuerdo a los vecinos el socavón no representa tal peligro porque no está en el costado del Hospital. Si algo se desplomara seria la capilla o la Iglesia, pero nunca el Hospital por tener este unos cimientos sólidos y duraderos.
Mientras, el Servicio Nacional de Salud (SNS) y el Colegio Médico Dominicano (CMD) decidieron cerrar las instalaciones y trasladar gran parte de sus modernos equipos al Hospital Moscoso Puello y al INCART (https://www.listindiario.com/la-republica/2018/07/12/523836/inicia-desplazamiento-de-equipos-del-padre-billini-para-reparacion-de-infraestructura). Esa medida ha dado pie a que circulen incesantes rumores de que existen intereses privados que pretenden adueñarse del edificio. Algunos dicen que para instalar allí un hotel, mientras otros hablan de un museo (el cual sería el número 17 del CHSD). El personal médico y la Unión de Juntas de Vecinos, sin embargo, han montado ardorosos piquetes para exigir la reapertura del centro (https://www.listindiario.com/la-republica/2018/08/22/529722/exigen-reapertura-del-hospital-padre-billini).
Al ser la entidad encargada, la OISOE ha denegado el permiso para que entidades como el CODIA y la UASD realicen evaluaciones independientes. La OISOE comenzó a apuntalar la tubería (https://www.listindiario.com/la-republica/2018/07/30/526450/empiezan-a-reforzar-y-evaluar-estructura-del-padre-billini), pero hace más de un mes que sus trabajos están detenidos y no se permite a nadie, ni siquiera a la prensa, visitar el lugar afectado. Esta negativa y el hecho de que su propio estudio estructural recomendó solo un cierre provisional y parcial de la entidad hace sospechosa la actitud de OISOE (https://www.diariolibre.com/noticias/salud/informe-tecnico-refiere-dano-estructural-en-el-hospital-padre-billini-EE10369269). Mientras, los vecinos se mantienen alertas y pendientes en espera de que se reconozca la necesidad de mantener al HPB funcionando.
La justificación de mantener el HPB operando se basa en circunstancias y realidades muy especiales. Si bien la población del CHSD ha venido declinando lentamente y el Censo que hizo el MITUR en el 2015 encontró que era de solo unas 7,750 personas, un hallazgo pertinente fue que un 14% de esa población es de 65 años y más, una proporción que duplica el nivel nacional (https://www.elcorreo.do/economia/item/7498-investigan-desarrollo-de-la-ciudad-colonial). Como la principal misión del CHSD es testimoniar nuestra raigambre histórica y, en consecuencia, se desea que la población continúe residiendo en el para garantizar la autenticidad del entorno, contar con un centro de salud en su seno contribuye a consolidar ese arraigo.
El citado Censo reveló que la mayoría de los residentes del CHSD califican como pobres. De ahí que si el HPB desaparece se estaría contribuyendo a la “gentrificacion” y la pérdida de autenticidad del recinto porque los pobres serian así presionados a abandonarlo. Algo parecido podría decirse de los pobladores de Villa Francisca y San Carlos, la mayoría perteneciente a los estratos humildes de la sociedad. Además, el HPB sería el lugar de auxilio inmediato para cualquier turista extranjero que necesite una atención médica de emergencia. Ya estos visitantes se cuentan en cientos de miles durante el año y a la ciudad le conviene mucho ese influjo económico, lo cual constituye otra razón de mucho peso para dejar operando al HPB, a la vez que se refuerza sustancialmente su personal y servicios.
Mientras las autoridades no prueben contundentemente que existe un peligro de desplome en el edificio de HPB, el vigoroso reclamo de los vecinos del CHSD deberá reivindicarse. El SNS está emplazado a reparar rápidamente la avería de la tubería, reintegrar los equipos y restablecer el servicio lo antes posible. Y no es solo que los pobres tienen un derecho inalienable a la salud y que el Estado tiene la obligación a garantizársela. Es también porque como emblemático edificio y centro de atención médica se deberá honrar la memoria de un sacerdote verdadero que, como Jesucristo, hizo causa preferencial con los pobres.
Los restos del Padre Billini están hoy enterrados en la Capilla Regina Angelorum. Antes de morir en el 1896, él confirmó su vocación de servicio a los más desvalidos pidiendo: “Atenme, las manos y los pies… Acuéstenme para reposar así, con toda humildad.” Se desconoce si su deseo fue cumplido, pero la memoria de su humildad es con frecuencia mancillada cuando, durante las majestuosas bodas que se celebran en la mencionada capilla, se cubre su cripta con una manta para que su vista no moleste a los ricos invitados. Esa práctica equivale a un socavón de la memoria del abnegado sacerdote y da la impresión de que los curas tienen una angurria preferencial por los ricos. De ahí que deban corregirse tanto el socavón de la rota tubería como el mangrino socavón que representa el soberbio irrespeto a la tumba de Billini, una figura histórica digna de veneración por parte de ricos y pobres.