Batalla del 30 de marzo: entre refranes y anécdotas
Hoy he reído sin parar al recordar anécdotas de la abuela sobre La Batalla del 30 de Marzo, o Batalla de Santiago de los Caballeros. Ese Santiago, otrora tierra de cocheros, el primero y más viejo Santiago de América. Eran muchos dominicanos dispuestos a dar su vida por la patria. Un vegano conocido como Palolo visitaba a su pariente, de los llamados Andulleros de Santiago, ese grupo que bajo el mando de Fernando Valerio enfrentó con gallardía al ejército invasor. Cuando Francisco Antonio Salcedo no pudo evitar el avance de las tropas haitianas de Jean Louis Pierrot quien tomó a Dajabón el 23 de Marzo de 1844 y continuó su marcha hacia Santiago, eso llenó de temor a varios compatriotas, incluyendo, según mi abuela, al parlanchín de Palolo. “Ahora es que vamos a saber si es chicle que matica la chiva”, decía el temeroso de Palolo sin parar de amolar su machete desde la propia noche del 23 de marzo, cuando supo del avance de Pierrot. El general José María Imbert comandaba las operaciones de contraataque en Santiago, y tomaba todas las medidas de lugar pero, aún así, seguía la incertidumbre en reducido segmento de la población, algo que es propio en todo escenario de guerra. “Ya si nos llevó quien nos trajo”, “nos van a agarrar asando batata”, “Tu no querías mambo, toma mambo”, murmuraba el vegano quien quejándose por estar en Santiago y no en su natal Vega decía “Estoy como una cucaracha en un gallinero”. Cuenta la abuela que el 29 de marzo, el comandante Fernando Valerio pasaba por la casa donde se hospedaba Palolo y al saber que tenía seis días amolando su machete, le preguntó: – Usted es Palolo? – Si, para servirle a usted y a la patria – Ya le ha sacado filo a su machete?. – No, que va, esta piedra de mi tío ya no corta. Pero nada “Aquí estoy, amolando y siempre voto”. Debe ser la primera vez que el uso de este refrán se aplicaba en todo el sentido de la palabra. Llega el momento de la batalla, y José María Imbert se apertrecha frente al fuerte “Dios, Patria y Libertad”, situado en la sabana de Santiago de los Caballeros, acompañado por los oficiales Ángel Reyes, Ramón Franco Bidó, José Nicolás Gómez, Pedro Eugenio Pelletier, Archielle Michell y naturalmente del comandante, Fernando Valerio, coordinador de los Andulleros. El general Pierrot se acercó a la ciudad con más de 2,000 soldados pero no puede pasar de Gurabito; Imbert, con sus tropas, cruzó el río Yaque del Norte y lo acorraló. En cada escenario aparece un personaje como Palolo. La historia no registra si el mencionado se enfrentó de tú a tú con algún miembro del ejército invasor. Sin embargo, testigos presenciales dan cuenta de que mientras huían los haitianos, derrotados por los aguerridos santiagueros, se dió algo inusual con el Palolo. Cuenta la abuela que haciendo galas de eufórico guerrero, se subió en una rumba de tierra, de un tiro cortó un Yagrumo de tres pulgadas que impedía su visión, blandió el machete, y gritó: “Vengan, chúpense este cajuilito”