«Armao, bebío y con cuartos»
En muchas ocasiones he manifestado por medio de mis humildes aportaciones de opinión en este prestigioso medio informativo, que soy un apasionado de la política, sobre todo, aquella que trata temas y situaciones internacionales.
En cuanto a la política interna de la República Dominicana, desde hace más de veinte años opté por alejarme de ella, tanto a nivel partidario como hacerla habitual en mi expresiones escritas. Desde entonces, no participo como elector en elecciones de ningún tipo, no pertenezco a ninguna agrupación política y mucho menos no abogo por nadie en ese sentido para ocupar cualquier posición o candidatura.
Obviamente, ello no es óbice para observar, opinar y emitir mis juicios antes determinadas circunstancias que lo ameritan, cuando entiendo que la misma es impropia, ridícula, absurda y carente de todo sentido común. Más aún, cuando precisamente, los protagonistas son los llamados «líderes o candidatos» de una determinada parcela política.
Es claro entonces, que esa condición me permite emitir criterios alejado de toda definición partidista o salpicado por simpatías ideológicas.
LOS CHABACANOS «LíDERES» DOMINICANOS
La razón de mi postura que asumí en cuanto a la política dominicana, tal y como se ejerce en el rol tanto de los partidos, sus líderes y sus candidatos, es que dicha actividad ha caído muy bajo en los últimos años y está cundida de adefesios morales, trogloditas partidistas, analfabetos con sacos y corbatas, malandros políticos que buscan alcanzar notoriedad y ascendencia social por medio de ella, corruptos inmorales y energúmenos sin escrúpulos y ávido del dinero fácil.
A cada instante del devenir de la actividad política que se ejerce en la tierra del más noble de los dominicanos: Juan Pablo Duarte y Díez, estamos perdiendo hasta la capacidad del asombro, con las cosas que a diario leemos, vemos en los noticieros o escuchamos de boca de los llamados «candidatos» o «líderes» de los diversos partidos que forman el arco iris partidario dominicano.
Como muestra de muchos botones, me quiero referir a la publicación por Instagram que hizo un «diputado» electo en Santo Domingo Oeste en los pasados comicios celebrados en la República Dominicana de nombre Elías Báez de los Santos, el cual representa al Partido Revolucionario Moderno (PRM) que liderea el excandidato presidencial Luis Rodolfo Abinader Corona.
Este «diputado» que se instalará en una curul a promover y legislar las leyes que regulen o reglamenten la conducta de una sociedad determinada, tuvo el tupé de escribir en una de las rede sociales ya citada lo siguiente: (cito) «Estoy armao, bebío y con cuartos» y para que no quedara duda de ello, acompañó la desafortunada expresión con una foto en donde se podría apreciar un fusil, una pistola y varias botellas de licores.
Me pregunto: qué puede esperar una sociedad de un individuo como este que va a ocupar una silla en uno de los poderes del Estado Dominicano? Cómo puede una parte del electorado, ejercer el sufragio para elegir sibilinos como ese? En qué cabeza puede caber, que una organización política como lo es el Partido Revolucionario Mayor (PRM), postule en sus filas a personas sin ética, sin principios, sin educación y carente de valores morales?
Creo sinceramente, que la decisión que tomé como ciudadano de no participar en la política dominicana, asqueado por lo que se percibe, sin lugar a dudas que fue correcta, pues los hechos así me lo confirman. Mi alma se hubiera sentido lacerada si yo ejerciera mi derecho al sufragio y contribuyera a que ese camaján surgiera «diputado» para ocupar su puesto con la anuencia de mi voto.
EL CONGRESO EN LA «ERA DE TRUJILLO»
Lo que conozco de lo que en la República Dominicana se conoció como»La Era de Trujillo», no lo viví, sino que lo he leído en libros, artículos periodísticos, documentales, las historias narradas sobre ese espacio políticos por familiares mayores, amigos y los diarios de la época.
Sin querer hacer una apología a favor de una dictadura cruel, sanguinaria, déspota y que hizo de la República Dominicana una finca y/o negocio de su propiedad y de sus familiares, debo señalar que si en algo siempre se preocupó el sátrapa Gral. Rafael Leonidas Trujillo Molina (El Jefe), era de rodearse en su gobierno de hombres intelectuales, cultos, profesionales, honestos y de gran desenvolvimiento en sus funciones y en su vida particular.
Esa misma postura asumió en llevar al Congreso Dominicano, aunque sumiso y obediente (no había más partidos que el de Trujillo), a un nutrido grupo de hombres cultos, profesionales y de amplia formación social, que dieran esplendor en sus ejecutorias a ese importante órgano de la trilogía del Estado.
Fue así que personajes y letrados de la sociedad dominicana ocupaban curules en ese importante órgano del Estado. Allí se congregaban a legislar hombres de trascendencia cultural como : Joaquín Antonio Balaguer y Ricardo, Arturo Pellerano Sardá, Miguel Angel Rocal, Abelardo René Nanita León, Manuel Arturo Peña Batlle, Rafael Francisco Prats Ramírez, Carlos Sánchez y Sánchez, Porfirio Herrera Velásquez, Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho), Manuel de Js. Troncoso, Mario Fermín Cabral y otros más que sería prolijo seguir mencionando.
El Congreso que hoy se cala la sociedad dominicana yo lo defino como un edificio lleno de estiércol, en donde abundan los sicofantes, los políticos protervos y mandrias con sacos y corbatas que al hablar se despachan con un discurso macarrónico. Como todo en la vida, dentro de esa podredumbre política hay sus excepciones de hombres que sí merecen llevar sobre sus hombros tan importante posición.
Qué puede esperar en una nación en donde el hemiciclo donde se legisla para el buen ordenamiento de la sociedad, han pasado y seguirán pasando merengueros, traficante de personas, terrorista del transporte urbano, corruptos, individuos sin escrúpulos y cuasi analfabetos y, ahora para colmos, hasta exmeretrices?
Ante este tétrico panorama que le veo al Congreso de la República Dominicano, me viene a la memoria la frase que una vez dijera el poeta y dramaturgo francés Louis Domur: «La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos»
Posdata:
Es mi deber al utilizar un medio de opinión pública, hacer la advertencia a los amables lectores de este prestigioso medio de información, que las acepciones «bebío y armao» escritas en las redes sociales por el «diputado» del PRM, no existen como tal en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, sino que más bien, son expresiones que forman parte del lenguaje «florido y popular» en la jerga dominicana. En consecuencia, las referidas palabras no deben formar parte del léxico de una persona medianamente educada.
19 de julio 2016
New York, N.Y