Alfonsina Storni
Ahora que tantos casos de feminicidio se reportan en nuestro país, por considerar muchos hombres que su esposa, novia o pareja sentimental le pertenece como si fuera un objeto cualquiera, quizás convenga compartir el poema «Hombre pequeñito», de la insigne poetisa argentina, Alfonsina Storni (1892-1938).
Entraña dicha composición una aguda crítica a ese hombre de mente estrecha que terca o rabiosamente se resiste a que su esposa, novia o compañera de vida le ponga fin a la relación. Cada hombre que haya adoptado semejante conducta, conviene entonces que reflexione sobre el contenido del poema para que se cuenta qué tan pequeño es.
¿Quién fue Alfonsina Storni?
Madre soltera, actriz, dramaturga, maestra y poetisa, nació en Suiza el 29 de mayo de 1892 y falleció en Argentina, donde residió desde niña, el 25 de octubre de 1938. Junto con la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarborou conformó la gran trilogía de escritoras que lucharon para que la mujer ocupara un espacio de importancia en las páginas de la literatura hispanoamericana, logrando convertirse de esa manera en la primera mujer que entró a formar parte de la comunidad de escritores de Argentina. Y junto a Ibarborou (1892-1979), está considerada como una de las voces de mayor relieve de la poesía feminista en América.
El feminismo combativo es uno los rasgos que más caracterizan su producción poética, como bien se pone de manifiesto en sus composiciones : «Tú me quieres blanca» y «Hombre pequeñito» De manera subversiva y directa, en sus versos abordó temas como la sexualidad femenina, los roles de género y la subordinación de la mujer al hombre; pero esa rebeldía contra la opresión de la mujer no fue solo personal, sino también política.
En tal virtud, participó activamente en la campaña de defensa del derecho al voto de la mujer argentina y en favor de la educación sexual en las escuelas.
Además de sus ocho libros de versos, escribió obras teatrales y numerosos artículos. Esos libros son los siguientes La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919) Languidez (1920), Ocre (1925) y Poemas de amor (1926) yMundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
El diagnóstico de un incurable cáncer de mama la sumió en una terrible y permanente depresión que la llevó a ponerle fin a su vida por la vía de suicidio, lanzándose al Mar de Plata, la madrugada del 25 de octubre de 1938. Un suicidio que parece haberlo pronosticado en los versos que escribió un año antes de su muerte, con motivo del trágico fallecimiento de su entrañable amigo y amante, el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937), quien al enterarse de que padecía de un intratable o incurable cáncer de próstata, decidió envenenarse, mientras se encontraba interno en un hospital de Buenos Aires, en la madrugada del 19 de febrero de 1937.
En esos versos de despedida, Alfonsina le dice a su amigo querido lo siguiente:
«Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
y así como en tus cuentos, no está mal;
un rayo a tiempo y se acabó la feria…»
HOMBRE PEQUEÑITO.
«Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más»