Alberto Nisman y los gobiernos cómplices del terrorismo
La misteriosa muerte de Alberto Nisman, el fiscal argentino que por 10 años se había encargado de la investigación del abominable acto terrorista cometido en 1994 en Buenos Aires contra una mutual judía, donde fueron asesinadas 85 personas y centenares resultaron heridas, mas que consternación ha generado gran indignación y repulsa contra el gobierno populista, frecuentemente acusado de corrupto, de la peronista Cristina Fernández de Kirchner.
El fiscal quien amaneció en la madrugada del 18 de enero, con un balazo en la cabeza en el baño de su apartamento, se aprestaba a presentar pruebas que involucrarían a la gobernante, al canciller Héctor Tímerman, y a un encumbrado agente de seguridad del entorno de la mandataria, entre otros funcionarios, en complicidad con el gobierno iraní, en la fabricación de pruebas de inocencia a favor de los responsables, ex funcionarios iraníes, acusados del monstruoso acto terrorista.
De inmediato la presidenta argentina publico una comunicación en la red social Facebook, donde sostuvo que el hecho era un suicidio, aunque en otra declaración mas reciente, en flagrante contradicción, se refiere al caso como un homicidio. Lo que le dio rienda suelta a la indignación de la gran mayoría de los argentinos, que se muestran realmente hastiados de las indelicadezas cometidas por el largo gobierno Kirchnerista.
Manifestaciones de protesta que piden se aclare la sospechosa muerte del fiscal y el cese de la corrupción y la impunidad, se realizaron en toda Argentina y en el balneario uruguayo de Punta del Este.
Un hecho que pone en duda la teoría del suicidio, es el resultado negativo de la prueba de rastro de pólvora en la mano del fallecido utilizada en el supuesto de que él haya sido el autor de su propia muerte.
En otra evidencia que refuerza la creencia de que el fiscal fue asesinado es que éste supuestamente le había dejado a una persona que lo ayudaba la lista de las compras que debía realizar el lunes siguiente, lo que demuestra que Nisman no tenia planes de dejar este mundo de manera tan expedita.
Otras circunstancias que refuerzan las sospechas contra el gobierno son las que se refieren a que el fiscal fenecido estaba siendo amenazado y presionado desde círculos oficiales, y que además era estrechamente vigilado, incluso en sus viajes al extranjero, esto confirmado por la misma mandataria, cuando afirmo en Facebook, que a Nisman le siguieron los pasos en su último viaje a España.
En encuestas recientes una mayoría de argentinos, un 80%, no cree en la teoría del suicidio y otro 70%, considera responsable de la muerte del funcionario, al gobierno de Fernández.
Con relación al acto terrorista fruto de la investigación, pruebas en manos de la justicia argentina sostienen, que el ataque islamista a la Asociación Mutual Israelita Argentina, (AMIA), fue perpetrado por el grupo yihadista libanés, Hezbolá, con el apoyo logístico y financiero del régimen iraní.
En 2006 el gobierno argentino acusó formalmente al de Irán por el atentado genocida, al tiempo que hizo un pedido de captura internacional a la Interpol, en contra de ocho ex funcionarios iraníes.
En informaciones periodísticas se afirma que el terrorista suicida que guió el coche bomba detonado para tal acción, fue un miembro de esa organización terrorista conocido como Ibrahim Hussein, quien tiene una placa de reconocimiento desplegada en un lugar del sur del Líbano, como premio a su “martirio”.
Ojalá que este lamentable suceso de la muerte del fiscal pueda ser aclarado, y que los hechos terroristas cometidos hace ya 21 años, cuando gobernaba Carlos Menem, sean sancionados severamente, capturando y sometiendo a la justicia a los prófugos ex funcionarios iraníes acusados de ser los autores intelectuales y naturalmente, a los cómplices argentinos encubridores de los criminales.