A dos años del Nuevo Gobierno

Los recientes acontecimientos acaecidos a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) antes y después de la última reunión del Comité Político celebrada el pasado lunes  6 de agosto, con la presencia del presidente del Partido Doctor Leonel Fernández y el presidente de la República Licenciado Danilo Medina, más 32 miembros plenos de un total de 34, son hechos que merecen un análisis que explique las razones de algunos para celebrar y  de otros, para sentirse escépticos.

Conocidas las tensiones existentes entre los lideres peledeístas Danilo y Leonel y la correlación de fuerza que ambos tienen en el Comité Político (CP), órgano de dirección y ejecutor del Comité Central, asombró a muchos que las decisiones tomadas por el mismo en su más reciente reunión, fueron por unanimidad y no por centralismo democrático, como viene siendo habitual, desde que el presidente Medina asumió el control de una mayoría orgánica sobre Fernández.

Las razones que emblemáticos representantes de la corriente de Leonel  ofrecieron tras el paso de la expectante reunión, al parecer no han sido suficiente o se han quedado cortas para muchos miembros y simpatizantes del proyecto presidencial “Leonel 2020” que busca llevar nuevamente al ex presidente al solio presidencial. Sin embargo, hay quienes entienden que esa posición del ex presidente Leonel y sus adeptos dentro del Comité Político, obedeció más bien, a una estrategia política, que a un acto de sumisión al poder, pues nadie más que Leonel, es conocedor del uso del poder en todas sus manifestaciones y hasta donde se puede tensar la cuerda.

Leonel sabe, porque lo vivió en esencia, que la posición de primer mandatario te ofrece una sobrada ventaja sobre tus oponentes, sin que ello signifique necesariamente que no pueda competir y  ganar, pues él derrotó al presidente Hipólito Mejía quien buscaba la reelección. Basado en ese criterio, entendemos que la decisión de no confrontar a sus compañeros del Comité Político, fue la señal más clara e inequívoca de que pretende volver al poder sin odio y sin rencores con un partido unido y cohesionado en torno a su figura en su propósito de alcanzar la candidatura presidencial.

Una postura inteligente y correcta, dado que el mayor inconveniente que dificulta su regreso al poder y los tropezones internos,  es el temor de muchos de esos altos dirigentes de su partido y actuales funcionarios del gobierno, que piensan que serían víctima de represarías en un nuevo gobierno suyo. Todos los miembros del Comité Político, viejos y nuevos, saben, comprende y asumen que en el país hay un reducido número de personalidades, que no superan los cinco y que dirigen el escenario político y dos de ellos, son los líderes del PLD.

Sin embargo en la Cámara de Diputados, el comportamiento del ex presidente de la República fue distinto respecto al conocimiento del proyecto de Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos. En la Cámara Baja Leonel instruyó a sus legisladores a votar en contra y lejos de lucir derrotado, ha quedado frente a la opinión pública, como un líder respetuoso de las leyes y la Constitución. Eso sin significar que todas las propuestas de Fernández sobre esa Ley, fueron aprobadas, salvo aquel artículo que se incluyó sobre las cúpulas de los partidos, a quienes se les regala el derecho de las bases y organismos medios e  intermedios, respecto  a elegir el modelo de primarias internas.

Todo esto hace presagiar que en lo adelante a lo interno del Partido oficial se darán irremediablemente tres escenarios. 1ro. La concertación entre ambos líderes para que uno ayude al otro sin reservas; 2do. Que ambos desistan y consensuen un una tercera persona que unifique el partido y garantice el triunfo, (utopía) y 3ro. El caos total y la derrota electoral en el 2020. Este último escenario tiene su explicación en que para lo que resta de gobierno, ni Danilo, ni Leonel pueden lograr su objetivo sin el apoyo mutuo. Los dos digamos,  tienen el botón nuclear para impedir la suerte del contrario para un 2020.

Un cuarto y conflictivo escenario, podría ser una Reforma Constitucional que permita o más bien, habilite al presidente Medina a poder presentarse nuevamente a unas elecciones a partir del 2024, dado que la actual Constitución le prohíbe no solo presentarse para el 2020, sino para siempre, quedando en desventaja sobre los dos ex presidentes, Hipólito Mejía y Leonel Fernández, quienes según la Constitución del 2002 estuvieron impedidos de volver a presentarse como candidatos presidenciales y ahora no.

Quizá ahí esté en meollo de la situación. El presidente Medina Sánchez es consciente que a pesar de que tiene impedimento constitucional, necesita igualmente  una salida constitucional que le permita no ser convertido en un personaje gris, tras abandonar el cargo en 16 de agosto del 2020. Esto así, porque todo político de éxito teme a eso que llaman “la soledad del poder”. En consecuencia, Medina necesita que el liderazgo político nacional y en especial, el de su partido, en algún momento vayan pensando en su habilitación política para un futuro. Nadie puede creerse que el presidente Medina se irá a su casa a leer libros. Es un armador político y como tal, terminará su existencia al estilo Joaquín Balaguer, haciendo política hasta el último suspiro.

En tal sentido, Danilo Medina y Leonel Fernández están casi obligados a entenderse a corto plazo, si no quieren perder el poder en escasos 24 meses y por vía de consecuencia,  llevar al seno de su partido, el desorden, anarquía, perturbación, desorientación y la miseria a cientos de miles de militantes que por gracia o por desgracia de la existencia del clientelismo político y la malformación del Estado dominicano en su inicio,  viven de la nómina del Gobierno.

Danilo en su condición de presidente Constitucional de la República, es el líder del pueblo y rector de la cosa pública, pero Leonel, es el centro del debate de la política dominicana por su fuerte arraigo popular e institucional, tras haber gobernado el país en tres ocasiones, sumado a su magna figura internacional en el mundo académico y político.

El mayor problema es que ambos están en la misma organización política, lo que nos hace presagiar que a mediano o largo plazo, están llamados a separarse y formar tienda a parte. No obstante, ambos son conscientes que para el 2020, no es posible.

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