70 años
Pronto arribaré a mis 70 años y, en esta edad, extrañado de mi terruño, he confirmado mi criterio sobre la naturaleza egoísta y ambiciosa de los que dirigen o pretenden dirigir la cosa pública.
Y, ese egoísmo, es muy posible que se refleje en los que vivimos en el exterior. Nos llaman, de forma aviesa y despectiva, ‘diáspora’, cómo si el pueblo y las autoridades nos hubiesen expulsados; no seamos gregarios, ni conservemos nuestra cultura. Esto, a contrapelo de las remesas que enviamos para fortalecer nuestra economía.
En estos 70 años, llegados a mi existencia con aprensiones, dudas y hasta depresión, por no encontrar el idóneo camino de regresar a la patria y vivir holgadamente y en paz; a la distancia y en perspectivas, parecería que República Dominicana es un gran pastel que unos cuantos se disputan y pelean, por quedarse con la mayor parte.
Yéndome a un lenguaje llano de nuestras otrora barriadas, parecería que recientemente hubo una gran fiesta (las pasadas elecciones primarias y municipales), y alguien no invitado, o algunos que quisieron acabar ese festivo encuentro, lanzaron “un peo químico” para dispersar a los asistentes, y acabar con su gozo.
Luego de mi ausencia de décadas, uno experimenta la desazón. Estos 70 años parecen de una edad subjetiva, porque la pátina del tiempo no ha estropeado tanto mi anatomía. A pesar de todo, y por lo que me siento así, paradójicamente, considero que he sido un fracasado con éxitos acumulados.
¿Por qué esta paradoja? Sencillo; mi fracaso es el éxito de un gran segmento de la población, específicamente de profesionales en los que incluyo a los de mi sector: el periodístico.
Me explico, para no poco de ellos, fracasar, es haber mostrado estoicidad en conservar lo deontológico que nos inculcaron nuestros mentores, tanto en lo académico como en nuestro entorno hogareño. Irónicamente, preservar esto sin llegar a delinquir, ni siquiera profesionalmente; para mí es un éxito.
Pero con todos estos pesares e inconvenientes, tal vez por genética o estilo de vida (no por vivir en Nueva York), parecería que a estos 70 años, el telómero (organismo que cubre los extremos de mis cromosomas), al igual que que el de la milenaria tortuga, es fuerte; no presentó ni siento mi edad.
En lo personal, considero que mis años simplemente son los 365 días, 5 horas, 48 minutos, 45 segundos y algunas centésimas. Es decir, el tiempo que la tierra tarda en girar al alrededor del sol. A algunos les hace mucha mella, y a otros no.
JPM
ese lo que esta es buscando alguien que le regale algo en su cumpleanos y lo disfraza de arti****, quien no lo conozca que lo compre, ese es un tremendo avivato.