Poder y desigualdad social

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EL AUTOR es economista y consultor. Reside en Santo Domingo.

El expresidente Leonel Fernandez aulló recientemente en Nagua que combatir la desigualdad social es una de sus principales motivaciones políticas (https://www.diariolibre.com/actualidad/politica/leonel-fernandez-preocupado-por-la-desigualdad-social-FA11884890). Antes había disertado sobre el tema a nivel latinoamericano en la Universidad de Chicago (https://www.funglode.org/notice/leonel-fernandez-dice-desigualdad-social-sigue-siendo-el-principal-reto-de-america-latina/). Su pronunciamiento pues debe ser bienvenido si aspiramos a un desarrollo inclusivo con justicia social. De hecho, todos los políticos deben incorporar este reto en su campaña electoral y aprender que hacer para confrontarlo.

A nivel mundial, la desigualdad social figura como uno de los desafíos más preocupantes. Ha venido creciendo principalmente en los países más ricos y se teme que provoque estallidos políticos en los más pobres (https://www.oxfam.org/es/informes/bienestar-publico-o-beneficio-privado). America Latina y el Caribe se tiene como la región más desigual y sus cifras de la pobreza así lo confirman. La CEPAL recién informa que “uno de cada 10 latinoamericanos vive actualmente en pobreza extrema (10,2%), la cifra más alta en una década.” (https://elpais.com/internacional/2019/01/15/america/1547563856_964646.html).

Siguiendo el patrón de la región, en nuestro país la desigualdad ha disminuido lentamente, pero en el informe citado la CEPAL reporta que aumentó en los últimos tres años (https://hoy.com.do/1860557-2/). Dice además que la pobreza extrema, es decir, la indigencia, se sitúa hoy día entre un 5 y un 10% de nuestra población. Para nuestro Ministerio de Economía, sin embargo, la pobreza extrema en el 2017 era de 3.8%, mientras la pobreza general bajó a un 25.5% (https://economia.gob.do/publicaciones/Boletin-Pobreza-Monetaria-a3-no5). Por su lado, la FAO reporta que en el 2017 la RD había reducido el hambre a un 10.6% de la población (https://www.diariolibre.com/actualidad/internacional/informe-de-la-fao-indica-reduccion-del-hambre-en-republica-dominicana-PE11263837). El destacado   economista Pavel Isa informa que el 12.3% de la población esta subalimentada y que un millón de niños sufren desnutrición crónica (https://www.elcaribe.com.do/2018/02/24/opiniones/para-erradicar-el-hambre-en-republica-dominicana/).

Pero analistas independientes y las principales agencias multilaterales estiman que el crecimiento económico no se ha distribuido equitativamente. Esto así porque no se han enfrentado las causas profundas de la pobreza (https://www.elcaribe.com.do/2018/05/26/opiniones/enfrentando-las-causas-profundas-de-la-pobreza/). Isa advierte que las respuestas de política pública han fracasado. “En la mayoría de los países, el énfasis de las políticas fue puesto en la provisión de subsidios sociales a través de transferencias monetarias a hogares pobres. Menores intensidades tuvieron los esfuerzos por fortalecer los servicios sociales universales como los de salud y educación. A la larga, esto probó ser un error porque las transferencias contribuyeron sólo de forma limitada a construir capacidades en las personas para que éstas pudieran ser más productivas y pudiesen generar ingresos suficientes a través del trabajo. Además, comprometió una parte importante del gasto público de los países y las hizo vulnerable a los shocks fiscales.” (https://www.elcaribe.com.do/2018/12/01/destacado/la-pobreza-rural-en-america-latina-y-el-caribe/)

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Según Isa, el país ha experimentado algún progreso social entre el 2005 y el 2017 (https://www.elcaribe.com.do/2018/12/15/panorama/dinero/progreso-social-2005-2017/). Pero eso ha impactado mayormente aquellos “elementos del bienestar que tienen que ver con la capacidad de consumo individual como equipamiento del hogar o calidad de los materiales de la vivienda.” “Los que tienen que ver con los servicios públicos como agua y energía verifican progresos mucho más lentos y notables rezagos respecto a metas inobjetables como cobertura universal y estándares mínimos en la calidad de la provisión. La incapacidad del Estado de ofrecer servicios de calidad es, si no el que más, uno de los más importantes escollos para lograr mayor bienestar general. Y esto remite, a su vez, a dos cosas: la forma de hacer política basada en el clientelismo y la corrupción, y a la calidad de la gestión pública. Enfrentar esto es crucial para lograr un mejor Estado, más y mejores servicios públicos y mayor bienestar.”

“En términos generales, el gasto público que tiene implicaciones directas para la equidad y el bienestar de las personas se destina a tres tipos de programas: los que proporcionan protección social, los que redistribuyen el ingreso y los que crean capital humano. Entre los de protección social, el más destacado es el de la seguridad social en salud. Los que redistribuyen el ingreso son típicamente las transferencias monetarias (p.e. Progresando con Solidaridad) y las pensiones no contributivas (pensiones otorgadas por el Estado sin que hubiera aportes de las personas). Por último, los que invierten en capital humano tienden a ser los de educación y salud. El informe advierte que la mayor parte del aumento del gasto social en ese período fue dirigido a programas para redistribuir ingreso, esto es, transferencias monetarias y pensiones no contributivas a favor de la población vinculada a la informalidad laboral y no protegida por los esquemas de seguridad social tradicionales.”(https://www.elcaribe.com.do/2018/11/03/opiniones/el-impacto-del-gasto-publico-en-la-equidad/)

Isa nos advierte que “una parte muy significativa de la desigualdad en América Latina y el Caribe se debe a que la política fiscal es muy inefectiva para redistribuir.”  “¿Por qué la política fiscal ha tenido poco efecto en la desigualdad? Por dos razones. La primera es que el tamaño del gasto público es insuficiente. La segunda es que el gasto es inefectivo debido a que, por falla de diseño o por falta de focalización, beneficia en demasía a la población no pobre. La RD figura como el segundo país de la región con menor gasto público. En síntesis, aunque para reducir la desigualdad y acumular más capital humano hay que gastar más en las personas más pobres, el desafío de gastar mejor es inmenso y puede ser decisivo. Lograrlo pasa por mejorar la calidad de la salud y la educación pública, focalizar mucho mejor las transferencias y reducir los subsidios generalizados de los que los ricos se benefician.

“Del informe se desprenden cuatro líneas de acción para mejorar la calidad del gasto y reducir los impactos del ajuste fiscal. La primera es muy obvia: se necesitan acciones decididas para reducir la corrupción y ponerle fin a la impunidad sistemática. La sanidad económica en general y la fiscal en particular dependen críticamente de ello. La segunda es reducir drásticamente el clientelismo fortaleciendo mucho más la profesionalización del servicio público. Ambas son cosas en las que se ha insistido mucho y no requieren mucha demostración, pero el informe le da al reclamo un nuevo y más robusto soporte argumentativo desde la economía. La tercera es que hay que racionalizar los subsidios y las exenciones en procura de hacerlos más eficientes y eficaces en el esfuerzo por lograr los resultados que se esperan, tanto en términos económicos (p.e. aumentar inversiones, exportaciones y empleos) como sociales (p.e. focalizar la atención en las personas y hogares en mayor desventaja). La cuarta es que a la hora de decidir en que gastar, los criterios técnicos tienen que ser tomado en cuenta mucho más y hay que contar con diagnósticos, análisis de costo-beneficio y cálculos de las tasas de retorno de los proyectos.”  (https://www.elcaribe.com.do/2018/10/27/opiniones/mejor-gasto-para-mejores-vidas/)

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“Sin desmedro de otras razones de tipo estructural, institucional o técnica, el balance de poder entre los diversos actores de esta sociedad explica en mucho por qué no hay más empleos, de más calidad y de mayores salarios, por qué los servicios de salud y educación son malos y no cubren lo suficiente, por qué la seguridad social no da suficiente seguridad, por qué los pobres rurales no tienen tierra suficiente y los pobres urbanos no pueden acceder a créditos a pesar de que tengan buenos proyectos de negocios, y por qué las mujeres son discriminadas y violentadas. La pobreza es una cuestión de poder. Por ello, superarla requiere construir contrapoder. Es la única forma de conquistar y asegurar un bienestar de base amplia a largo plazo.”  (https://www.elcaribe.com.do/2018/06/02/la-pobreza-y-el-poder/)

En tal veredicto, Isa coincide con las conclusiones del informe del PNUD del 2010 sobre la política social (https://www.do.undp.org/content/dam/dominican_republic/docs/odh/publicaciones/pnud_do_v1_capacidadesderechos.pdf). Un más reciente documento del Ministerio de Economía se plantea más detalladamente los retos pertinentes de política pública (https://economia.gob.do/wp-content/uploads/drive/VIPLAN/ODS/INV%20RD%202018%20-%20definitivo%20FF%20v2.compressed.pdf). Por eso es tan importante que el candidato Fernandez y los demás políticos del patio entiendan que de ellos mismos no combatir las practicas clientelistas y la corrupción sus pronunciamientos no pasaran de ser bazofia populista. Y ahí está el desafío del pendiente Pacto Fiscal para que desplieguen su coraje político.

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