El que al cielo escupe, en la cara le cae
Yo podría afirmar que casi todos los seres humanos cuando van desarrollando su interacción social a lo largo del devenir de su existencia, habrán escuchado o leído alguna vez un juicioso refrán.
Los refranes no son más que la expresión anónima y de la sabiduría popular que en su estructura Morfológica contienen mensajes sentenciosos, perteneciendo los mismos al género paremiológico.
El término «refrán» tiene su origen en el idioma francés (refrain) cuyo significado es «estribillo». Podríamos afirmar que la meta del mismo no es más que dejar en el ente humano una enseñanza, un mensaje moral o de sabio, conllevando al individuo a la reflexión intelectual o moral.
Como podrán notar los amables lectores, justamente el título de esta humilde opinión escrita la encabeza un refrán muy conocido que le viene como anillo al dedo a un zamborotudo que indignamente lleva el título de Presidente de Venezuela y que yo, por respeto a mi mismo y al público lector, siempre obvio mencionar su nombre.
SUPERó A LOS PASADOS PAYASOS
Yo pensaba que los tiempos en que un político ascendía al poder y convertía su entorno en un circo y él en un payaso, ya se habían superados. Así lo creí cuando, del escenario polític, salieron por la puerta estrecha los presidentes Idi Amín Dada Aatte, Uganda (1971-1979); Abdalá Jaime Bucarám Ortíz, Ecuador (1996-1997) e Hipólito Rafael Mejía Domínguez, Rep. Dominicana (2002-2004). Pero, me equivoqué.
Estas tres figuras, sin lugar a dudas, han sido superadas por el nesciente chofer de autobús que tristemente dirige los destinos de Venezuela, cuya nación hoy en día, a pesar de estar asentada en una inmensa riqueza petrolera, la han convertido en la pordiosera del continente suramericano, cuando su mentada «Revolución del Siglo XXI» ha fracasado estrepitosamente y sumergido a los venezolanos a pasar hambre, penurias, desazón y calamidad.
Escuchar hablar a este sibilino o analizar las medidas que toma en su disparatada gestión gubernamental, no da cabida a una explicación racional de cómo fue posible (aunque políticamente es comprensible) que el mayor traidor de la patria de Andrés de Jesús María y José Bello López, el Tte. coronel Hugo Rafael Chávez Frías, les haya dejado este legado maldito al noble y sufrido pueblo venezolano. Definitivamente, su maldad no tuvo límites.
ESCUPIó Y LE CAYó EN LA CARA
En junio del 2015, mediante una alocución por la televisión oficial y la obligada cadena a que están sometidos todos los medios audiovisuales en Venezuela y recogida por la prensa internacional, el cucuteño conductor de autobús dijo lo siguiente: (cito) «Colombia se ha convertido en un exportador de pobreza hacia el país petrolero». «Estos inmigrantes vienen y todo lo que traen es necesidad, pobreza y todos vienen buscando educación, trabajo, salud y vivienda». (cierro la cita).
Posterior a esta disparatada versión chavista, que obviamente es algo inverosímil y un argumento falaz en contra de los nacionales de una nación hermana como lo es Colombia, ordenó el cierre fronterizo entre ambas naciones el 21 de agosto 2015 y revivió con suma crueldad y gozo, el tristemente célebre «Pogromo» ruso en contra de los judíos, al deportar en forma inhumana a unos 1,600 colombianos compatriotas suyos por la frontera entre ambas naciones.
Pero no pasó mucho tiempo de este acto bochornoso, cruel y abusivo por la forma en que se llevó a cabo, para que el mismo se convirtiera en un boomerang y resultare que, casi al año del cierre, una oleada de más de 100 mil venezolanos, en dos días que abrieron la frontera, cruzaran despavoridos los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander hacia Colombia en busca de comida, útiles de aseos, medicamentos y todo lo que no se encuentra ya en la empobrecida Venezuela.
Lo insólito, lo absurdo y lo que demuestra la estrechez mental de estos protervos del régimen chavista, es que tienen el tupé de decir que eso venezolanos fueron de «turistas a Cúcuta a visitar familiares», para restar validez al drama humano de miseria y necesidades a que ellos han llevado a la Patria del Gral. José Antonio Páez.
Son tan infantiles los argumentos del gobierno chavista para negar esta triste realidad, que yo pienso que lo último que les faltó decir fue que esos 100 mil venezolanos que han cruzado la frontera a Colombia, no son más que «extras de una película hecha en Hollywood y pagados por el imperialismo yanqui para desacreditar la revolución chavista».
Pero esta barbarie e insensatez gubernamental que erosiona la paz en Venezuela, no sólo está afectando severamente al ente humano, sino que también se ha convertido en un martirio para los animales en cautiverio en el principal zoológico de esa nación, ya que allí esos indefensos seres vivos se están muriendo de hambre, como lo recoge un video publicado en el principal diario de España, El País. (Ver link): https://elpais.com/
Como si lo anterior fuera poco, también la niñez sufre ante esta situación socio-política y económica y se ha comprobado por ello, una alta deserción escolar ante la falta de comida en sus hogares, lo que ha provocado ya mareos en muchos de ellos cuando han asistido a sus clases y una situación que los ha forzado a buscar comida juntos a sus padres.(ver link) https://www.libremercado.
Si hay algo que ha sido el sello característico en el gobierno bolivariano de Venezuela desde Hugo Rafael Chavez Frías, todos sus funcionarios hasta llegar a esta caricatura de dictador, sicofante y alóctono presidente autobusero, ha sido la petulancia, la arrogancia y la soberbia con las cuales pretenden justificarse frente al mundo ante el desastre que han provocado, al copiar un modelo anacrónico, obsoleto y fracasado como el castrismo de Cuba.
Teniendo el privilegio de ascender al solio presidencial cuando la cesta del petróleo alcanzó un precio astronómico, Hugo Rafael Chávez Frías, el gran culpable de este desastre, se vanaglorió de su poder económico, compró voluntades de otros gobiernos, trató con altanería, soberbia y arrogancia a otras naciones, sin darse cuenta que, mientras más alto se está más dura es la caída.
Definiendo el concepto de los antivalores, que son el marco que definen el rol de estos energúmenos políticos del chavismo, fue que Agustín de Hipona, uno de los genios del mundo, teólogo, pensador, filósofo y autor de obras cumbres como : «La ciudad de Dios» y «Confesiones», dijo de la petulancia y la soberbia lo siguiente:
«La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano».
sp-am