Danilo: sepulturero del PLD (OPINION)
POR JULIO MARTINEZ
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) atraviesa una crisis existencial marcada por las decisiones estratégicas de su líder, el expresidente Danilo Medina, cuyas acciones recientes sugieren una reestructuración que podría resultar en la desintegración gradual de una de las organizaciones políticas más influyentes de la República Dominicana.
La centralización del poder mediante el control sistemático de los órganos internos del partido, evidenciada en las recientes designaciones de secretarías y la conformación del Comité Político, revela una estrategia que prioriza la lealtad personal sobre la institucionalidad partidaria. Esta práctica, lejos de fortalecer la organización, ha generado fracturas significativas en su estructura base.
El éxodo de figuras prominentes, incluyendo la reciente renuncia del exdiputado y excandidato a senador de la provincia La Altagracia, Juan Julio Campos con su equipo completo, no representa incidentes aislados, sino síntomas de un patrón de descontento que se intensifica con cada decisión que concentra el poder en un círculo cada vez más reducido de allegados al expresidente.
La Fuerza del Pueblo (FP), bajo el liderazgo de Leonel Fernández, emerge como beneficiaria natural de esta crisis, consolidándose como la primera fuerza opositora y ofreciendo un espacio político atractivo para los militantes del PLD que ven limitadas sus aspiraciones en su partido original.
Este realineamiento político no solo representa un cambio en el mapa electoral dominicano, sino que sugiere una transformación más profunda en la estructura del poder político nacional. El PLD corre el riesgo de seguir el camino de otras organizaciones históricas como el PRD y el PRSC, que vieron reducida su influencia política tras crisis internas similares.
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La actual estrategia de control absoluto, aunque efectiva para mantener el dominio interno del partido, y asegurarse un escudo personal y político podría resultar contraproducente en el panorama político más amplio, donde la capacidad de construir alianzas y mantener una base diversa de apoyo es crucial para la supervivencia política.
El futuro del PLD dependerá de su capacidad para reinventarse y adaptarse a las nuevas realidades políticas, un desafío que parece cada vez más complejo bajo el actual liderazgo que prioriza la lealtad personal sobre la renovación institucional.
La historia política dominicana demuestra que ninguna organización es inmune al cambio, y el actual momento del PLD podría marcar el inicio de una reconfiguración significativa del sistema político nacional, donde nuevas fuerzas emergen mientras las estructuras tradicionales se transforman o desaparecen.
De la crisis a la implosión
La inminente selección del candidato presidencial del PLD presenta un nuevo catalizador para la fragmentación interna. El escenario político se complica con la presencia de figuras de peso como Francisco Javier García, Domínguez Brito y Margarita Cedeño, quienes mantienen aspiraciones presidenciales legítimas, mientras se rumorea la posible imposición de Gonzalo Castillo como candidato preferido por el expresidente Medina.
Este panorama preelectoral revela las profundas divisiones dentro del partido. Por un lado, Margarita Cedeño, con su experiencia como ex vicepresidenta, representa una corriente que busca renovación. Domínguez Brito, que de manera reiterada ha buscado esta posición sin recibir el respaldo de su líder político y Ariel Jiménez, Melanio Paredes y Charlie Mariotti simbolizan una nueva generación de liderazgo.
Estas figuras buscan sus propias bases de apoyo, aunque no tengan la más remota oportunidad. Pero buscan colocarse donde el capitán lo vea en orden de construir un capital político, que a la postre terminaría echándole más jabón al sancocho .
La potencial imposición de Gonzalo Castillo, reminiscente de estrategias políticas anteriores, podría ser el detonante final para una implosión partidaria. Esta decisión, de materializarse, no sólo alienaría a los demás aspirantes, sino que podría provocar una nueva ola de deserciones hacia la Fuerza del Pueblo u otras organizaciones políticas.
La presencia de múltiples liderazgos con aspiraciones presidenciales, lejos de representar una fortaleza democrática interna, se convierte en un factor de riesgo ante la tendencia histórica de Danilo Medina de imponer decisiones unilaterales. Cada uno de estos líderes representa diferentes corrientes dentro del partido, y su marginación podría resultar en la pérdida de sectores significativos de la base partidaria.
Gonzalo
El posible retorno de Gonzalo Castillo al escenario político, respaldado por Danilo Medina, sugiere una estrategia de continuidad que podría resultar contraproducente en un momento donde la militancia clama por renovación. Esta decisión, de concretarse, no sólo profundizaría las divisiones existentes, sino que podría acelerar el proceso de desintegración partidaria.
La crisis de liderazgo se agudiza cuando figuras como Francisco Javier y Domínguez Brito, con trayectorias significativas dentro del partido, ven limitadas sus aspiraciones por decisiones cupulares. Esta dinámica no solo afecta las ambiciones individuales, sino que compromete la legitimidad del proceso de selección interno.
Este proceso de transformación política, más que un simple realineamiento de fuerzas representa un momento crucial en la evolución de la democracia dominicana, donde la capacidad de adaptación y renovación determinará la supervivencia de las organizaciones políticas tradicionales.
El futuro inmediato del PLD parece estar marcado por una encrucijada: la imposición de un candidato que podría catalizar la fragmentación definitiva del partido, o un proceso de selección más inclusivo que, aunque tardío, podría mitigar el daño ya causado. La decisión que tome Danilo Medina en este contexto no solo definirá el destino del PLD, sino que podría reconfigurar significativamente el panorama político dominicano.
La historia política sugiere que las organizaciones que no logran manejar sus procesos de sucesión interna de manera democrática tienden a la obsolescencia. El PLD se encuentra en ese momento decisivo donde la gestión de sus divisiones internas determinará no solo su relevancia política futura sino su propia supervivencia como organización.
juliomartinezcampaign@gmail.
jpm
Gonzalo el penco es como la leña de Memiso,que no prende , se convierte en humo y ceniza.
Gonzalo Castillo (el Penco), es la niña linda de Danilo Medina, sin temor a equivocarme será el candidato del PLD en las elecciones del 2028 a la presidencia, ahora bien, con Gonzalo u otro candidato, pasaría lo mismo, ya el PLD no prende,no arranca,es un partido muerto, Danilo y su familia asquerociaron ese partido, CA RA JO, tantos sacrificios que costó llevar ese partido al poder.
Mientra el PLD hace una oposicion desorientada leonel se esta riendo solo
Porque es el beneficiario
Absoluto de la debandada
Del PLD. Ese pichon de calidad de leonel se vas a quedar con el pld
Leonel es puro asoplar El viento, ya Leonel es ventolera del pasado