Vivir en positivo es mejor opción
Diversos estudios médicos y psicológicos han demostrado que mantener una actitud optimista ayuda a fortalecer las defensas orgánicas, mejorar el sistema cardiovascular, aumentar la expectativa de vida. “Al mal tiempo buena cara” es mucho más que un eslogan o una frase hecha. Es la actitud a tomar en momentos en que las cosas van mal, o de forma no deseada.
La semana pasada, en nuestro artículo, “Si las cosas van mal, no vayas con ellas” explicábamos como un cambio de actitud puede ayudarnos a no dejar que nos arrastren o hundan los momentos difíciles, los contratiempos, los problemas, la tristeza… El optimismo siempre será una mejor opción.
Una apreciada leyente, me escribió pidiéndome compartir herramientas, solicitando que escribiera un nuevo artículo sobre cómo lograr hacer esto. No existen recetas, incluso, yo no tengo las soluciones de vida para nadie, ni mucho menos la verdad absoluta. Sin embargo, sí tengo toda la mejor intención de apoyar y ayudar a vivir nuestra vida de la mejor manera posible.
Lejos de cómo ya dije, dar un recetario, puedo compartir herramientas que a lo largo de mi vida me han ayudado a mí y a personas que he acompañado a superar estos momentos de dificultad de la mejor manera posible.
-Ser positivos y mantener esta actitud frente a todo. Abundan las circunstancias desalentadoras, pero nada ni nadie podrá impedirnos la elección personal de manifestar comportamientos alegres. Una actitud firme de alegría y de esperanza contribuirá más que nada a mantener un buen tono mental, temple de ánimo y vigor y fortaleza psíquica.
-Todo tiene su lado bueno. Cuando perdemos algo, acostumbramos a reemplazarlo por otra cosa más trascendente. Las personas a las que han robado suelen descubrir que su bien más preciado es su vida y muestran una apreciación renovada por las pequeñas cosas. Muchas divorciadas afirman que la tristeza y el miedo a la soledad iniciales dan paso a la satisfacción de ser autosuficientes.
-El poder de la confianza. Puede que no comprendamos qué está sucediendo, pero si confiamos en nosotros mismos, en los demás y en que las cosas pueden desplegarse en un marco fiable que encarna el orden y la integridad, encontramos un elemento estabilizador muy potente, que nos guía y protege intuitivamente.
-La alegría de superar la adversidad. Con una actitud positiva no sólo es más fácil afrontar los problemas graves, sino superar las dificultades, que nos producirá placer y alegría; nuestros días están contados, por lo que cada momento es valioso y deberíamos disfrutarlo, sin apartar la vida del sufrimiento porque forma parte de nuestra vida. Pero sin ahogarnos en él.
-Vivir en positivo es más útil y eficaz. Los optimistas somos más realistas y pragmáticos que los pesimistas, nos mantenemos más serenos y nos concentramos atenta y selectivamente en los riesgos que nos afectan de verdad y reservamos nuestras energías para afrontarlos, en vez de preocuparnos inútil e ineficazmente por todo.
-¿Hay algo ‘tan terrible’? Nos topamos a diario con numerosas frustraciones y adversidades, pero la gran mayoría no son realmente relevantes ni tienen poder para amargarnos, a menos que se lo concedamos. La pregunta más constructiva para valorar un suceso adverso es ¿en qué medida lo que me ha pasado o podría pasarme me impide hacer algo valioso por mi o por los demás? Al responderla vemos que no hay nada tan terrible como parece y que lo mejor es aprovechar la vida haciendo algo positivo, pase lo que pase.
–La esperanza en acción. El principal atributo del optimista es la esperanza, que le hace pensar que es responsable y protagonista de sus actos, comprometerse activamente a alcanzar los fines deseados y, además, le ayuda a detectar, analizar y valorar las posibilidades y los medios que tiene a su disposición para alcanzar sus objetivos.
-Sacando la energía que llevamos dentro. El estrés y la duda nos mantienen críticos, activos y llenos de vitalidad. Una vida tranquila es un bonito sueño, pero acaba causando desdicha. Los momentos oscuros nos permiten descubrir nuestra fuerza y luz interior. Ante ellos, hay que hacer lo posible para brillar: leer libros alentadores, meditar, hablar con un referente espiritual.
El optimismo inteligente, no ingenuo, es una actitud ante la vida que puede cultivarse, ampliarse y aprenderse, como otras habilidades y, entre otras cosas, se nutre de luchar por nuestros sus sueños, contra viento y marea.
-Orar, orar y orar. Vivir en positivo, y todo lo anteriormente dicho, sin Dios, sin alimentar tu alma, tu yo espiritual, se convierte en vida vacía y absolutamente mundana, mecánica, sin sabor, sin alegría. La manera de lograr alimentar nuestra parte espiritual, es la oración. No te hablo de seguir religiones, sectas o grupos. Te hablo de tu oración personal, individual. Tú dialogo con tu creador. Poner tu vida en sus manos. Amar y hacer el bien.
Sólo añadiendo este ingrediente a tu vida, lograrás que las demás recomendaciones mas arriba descritas, tomen sentido y entonces lograremos vivir desde el amor, viviendo en lo positivo como mejor opción.
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amarloquetengo
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jpm