Venezuela, Miguel Guerrero y Negro Veras

Los Estados Unidos -se sabe- han instalado, impuesto y apoyado a todos los tiranos y dictadores que les ha dado la gana.  En su momento empoderaron a esos monstruos para responder a sus intereses en todo el mundo.  Como América Latina es parte de ese mundo, obviamente, no podía escapar a esos designios.

Fulgencio Batista (de Cuba), Rafael Leónidas Trujillo y Joaquín Balaguer (de RD) Francois Duvalier padre e hijo (de Haití), René Barrientos y Hugo Banzer (de Bolivia), Jorge Ubico y Efraín Ríos Montt (de Guatemala), Augusto Pinochet (de Chile), los Somoza (de Nicaragua), Maximiliano Martínez Hernández (de El Salvador), General Alfredo Stroessener (de Paraguay), Jorge Rafael Videla y Leopoldo Fortunato Galtieri (de Argentina), Artur Da Costa e Silva, Emilio Garrastazu Médeci, Ernesto Geisel, Joao Baptista Figueiredo y Humberto Castelo Branco, (de Brasil),   Juan Vicente Gómez, José Eleazar López Contreras, Medina Angarita y Marcos Evangelista Pérez Jiménez (de Venezuela), Porfirio Díaz (de México), Fernandino Marcos (de Filipinas), Saddam Hussein (de Irak), Mohammad Reza Pahlavi (el Sha de Irán), Haji Mohammad Suharto (de Indonesia),  Idi Amín (de Uganda), Jonas Savimbi (de Angola), Mobutu Sese Seko y Joseph Kabila, (de Zaire, ahora República Democrática del Congo), Sani Abacha y Olusegun Obasanjo,  (de Nigeria),  Samuel Kanyon Doe (de Liberia), Teodoro Obiang (de Guinea Ecuatorial), entre otros, son parte de los tiranos que azotaron a nuestro mundo, apoyados por los EE.UU.

Los gobiernos de estos demonios, no son cuentos de caminos; aún muchos de ellos existen, como el caso del cruel Teodoro Obiang, quien al igual que todos los mencionados, fueron instalados, impuestos y apoyados por los Estados y los europeos, quienes además han sostenido, que cualquiera de estos tiranos son preferibles a Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega, los Kirchner, Fidel Castro, y que otros que les sean semejantes.

Franklin Delano Roosevelt fue quien dijo: «Somoza es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta», frase que confirma hasta la saciedad todo el apoyo que los Estados Unidos le han brindado a los tiranos de la peor calaña.

Los Estados Unidos han derrocado a todos los gobernantes democráticos elegidos por sus respectivos pueblos, y han hostigado a todo gobierno y ser humano que no se haya plegado a sus intereses y dictados imperiales.

Juan José Torres González, Hernán Siles Suazo, Víctor Paz Estenssoro y Jaime Paz Zamoro (de Bolivia), Juan Velasco Alvarado, Fernando Belaúnde Terry, y Víctor Raúl Haya de la Torres (del Perú), Jaime Roldós y Eloy Alfaro Delgado (de Ecuador), Maurice Bishop (de Granada), Jacobo Arbenz  y Juan José Arévalo (de Guatemala), Juan Bosch (de RD), Salvador Allende (de Chile), Omar Torrijos (de Panamá), Augusto César Sandino (de Nicaragua), Rigoberta Menchú (de Guatemala), Pedro Albizu Campos y Filiberto Ojeda Ríos (de  Puerto Rico), Joao Goulart y Getulio Vargas (de Brasil), Sukarno (de Indonesia), Abdul Karin Qasin (de Irak), Mohammed Mossadegh (de Irán), Nelson Mandela (de Sudáfrica) y Patricio Lumumba (del Congo), entre muchos otros, supieron de ese hostigamiento y masacres y maldades.

A este listado de considerados comunistas por los Estados Unidos, y por ende, sus adversarios y enemigos de la libertad y la democracia, para actualizarlo, es de rigor anexarle, los presidentes nacionalistas que últimamente han surgido en América del sur, como Hugo Chávez Frías, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, los Kirchner, Nicolás Maduro Moro, José Mujica y todos los que cierren filas con ellos.

El «Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación y Seguridad», anteriormente «Escuela de las Américas», también llamada «Escuela para asesinos», «escuela de formación de los mas infames e indeseables matones y malhechores del hemisferio» y «la base gringa para la desestabilización de América Latina»( aunque se promocionaba como formadores de promotores de la libertad, la democracia y los derechos humanos), fue y es una organización para instrucción militar del Ejército de los Estados Unidos.   En ella se formaban los futuros tiranos y dictadores, adiestrándoseles, en métodos de tortura, asesinato, represión y golpes de Estado.

En ella se graduaron más de 60.000 militares y policías de unos 23 países de América Latina. Posteriormente, algunos de ellos, sobresalieron por sus muchos crímenes contra la humanidad.  El interés de esa escuela por formar sus agentes latinoamericanos, fue tanto, que en 1950 adoptó el idioma español como lengua oficial de esa institución.

Entre sus ex alumnos se encuentran: Elías Wessin y Wessin (de RD), General Manuel Noriega (de Panamá), General Hugo Banzer (de Bolivia), Roberto D’Aubuisson (de Ecuador), General Héctor Gramajo (de Guatemala), Juan Ramón Quintana (de Bolivia) Luis Posada Carriles (de Cuba) Leopoldo Fortunato Galtieri y Roberto Eduardo Viola (de Argentina), Juan Velasco Alvarado, Vladimiro Montesinos y Santiago Martín Rivas, (de Perú), Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda, alias Mamo (de Chile), agente de la CIA, se le tiene como autor intelectual, de la muerte del General Carlos Prats y su esposa en 1974, de la muerte de Orlando Letelier, y de orquestar el Plan Cóndor.   Otros alumnos de las Escuela de las Américas fueron: Romeo Orlando Vásquez Velásquez (de Honduras), quien participó en el golpe de estado dado al presidente José Manuel Zelaya Rosales el 28 de junio de 2009.  También se graduaron en esa escuela, Ollanta Humala (de Perú) y Heriberto Lazcano Lazcano, alias «El Verdugo» o «Z-3», (de México),

En todo tiempo y lugar, los Estados Unidos, ha hecho alianza con sectores de la derecha recalcitrante, egoísta y entreguista, buscando asegurar su hegemonía en el continente americano para evitar que los países que lo conforman, implementen un modelo político y económico alternativo, en lo que, el imperio, ha usado la represión política a las distintas bases sociales del movimiento obrero y campesino, y atacado los partidos políticos que apoyan esos movimientos.

En la llamada guerra fría (1945-1990), y durante el periodo de la administración Kennedy, se instituyó la Doctrina de Seguridad Nacional; la cual consideraba que:  «toda persona o país, que auspicia una Constitución que cuestione, o contradiga  el orden  establecido por los Estados Unidos, debe ser considerado comunista, o al contrario, abstenerse a las consecuencias», en lo que además, cabe, que son amigos de los Estados Unidos, todos lo que aprueban esta política, y en por ende, luchadores por la libertad y la democracia.

En los años 70, se llevaron a cabo varios sangrientos golpes de Estado en el llamado cono sur (Argentina, Chile, y Uruguay), y en otros países del continente latinoamericano, bajo el Plan Cóndor, con el propósito de destruir los proyectos de nación y de soberanía de esos países para apropiarse de sus recursos naturales, especialmente del petróleo y de los metales preciosos de cualquier categoría.

En estos golpes de Estado, para adueñarse del petróleo de otras naciones y de todas sus riquezas, se ha usado del dolo, la extorsión, el pillaje, de asesinatos, de engaños, y de la práctica de toda clase de maldades, incluyendo crueles guerras genocidas, sin olvidar, que en las mayorías de los casos, estas guerras se inician con el derrocamiento de un gobierno que ellos consideran su enemigo y terminan con la anexión de territorios o con la imposición de un tirano, ya sea por la fuerza o mediante elecciones amañadas

En estos «quehaceres», los Estados Unidos han tenido 239 invasiones en todo el mundo, de las cuales, 38 han tocado a nuestra Américalatina.  Ninguno de los 20 Estados que conforman las naciones latinoamericanas, se ha salvado de estas invasiones, o del derrocamiento de un gobierno legítimo, para la imposición de un tirano o dictador, el que finalmente le permite al imperio que lo ha empoderado, disponer a su antojo de los recursos naturales del país dominado.

Nuestra República Dominicana, tiene experiencias amargas de ese infame comportamiento imperialista. El derrocamiento del demócrata Juan Bosch en 1963, y las invasiones de 1916 y 1965, así como también, la entronización del dictador ilustrado Joaquín Balaguer mediante elecciones amañadas, son parte de esa historia.  En otras regiones del globo encontramos la repetición de esta historia de golpes de Estado con asesinatos.  Patricio Lumumba, Maurice Bishop, Omar Torrijos, Jaime Roldós Aguilera, Eloy Alfaro Delgado, y los abusivos derrocamientos de Jacobo Arbenz, Salvador Allende y Manuel Zelaya, son pruebas de ese pasado que se repite constantemente en el presente, y que al parecer, se proyecta seguir para el futuro.

De esta conducta imperialista, han sido víctimas excepcionales, Guatemala, con la entronización de tiranos como Efraín Ríos Montt, quien hizo correr por ese país ríos de sangre con sus más de 200 mil asesinatos.  También están en este listado, Argentina, con más de 30 mil muertos y desaparecidos,  Ecuador y El Salvador con más de 70 mil muertos y Chile con más de 10 mil muertos y desaparecidos.   De esta tragedia, tampoco escaparon Nicaragua, Bolivia, Honduras y Venezuela, cuyas ciudades sufrieron el terror oficial, en lo que, las más remotas ciudades, municipios o aldeas, llenaron sus cárceles con «prisioneros políticos» que eran masacrados, y sus cementerios repletos con muertos por asesinatos

El asedio a Venezuela por parte de los Estados Unidos, comenzó desde que Hugo Chávez llegó al poder mediante el voto popular.   Desde que el imperio vio que este hombre no obtemperó a sus designios, desde ese momento comenzaron los planes para su derrocamiento.

Analistas internacionales como Carlos Santa María, Eva Golinger y Atilio Borón y otros, han estado escribiendo sobre el cómo y por qué, los Estados Unidos están tan interesados en el derrocamiento del presidente Nicolás Maduro y en el aplastamiento de la Revolución Bolivariana.  Todos ellos en sus análisis, tienen las mismas conclusiones; cito:

La estrategia para este derrocamiento- plantean ellos- se ha estado llevando a cabo siguiendo la metodología del denominado «golpe de Estado suave», ideado por Gene Sharp consignada en su libro, «De la dictadura a la democracia», en el que explica las acciones a llevar a cabo para derrocar un gobierno sin tener que acudir a las guerras convencionales.

El golpe suave, se vale de acciones desestabilizadoras orquestadas desde el extranjero y enfocadas en aspectos como el boicot económico, la manipulación informativa, la movilización y la infiltración de gente violenta en manifestaciones, entre otras acciones.

Para el Pentágono, actualmente la guerra «cuerpo a cuerpo» no es eficaz-sostiene Gene Sharp, y además, implica enormes costos económicos y de movilización; ejemplo de ello son las costosas operaciones militares de Estados Unidos en países como Irak y Afganistán que se han extendido por más de una década.  Para evitar esos gatos, el gran número de muertes y la destrucción causados por las guerras convencionales, la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado. Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas, concluye Gene Sharp.

Exactamente, esta es la estrategia que se ha estado aplicando en Venezuela para derrocar el gobierno de Nicolás Maduro, derrotar el chavismo y la Revolución Bolivariana, pero no para llevar la libertad y la democracia como pregonan, sino para dominar ese país, con lo que se harían del control de sus inmensas reservas de petróleo, y con que además, reafirman sus planes expansionistas, que incluyen, además de Venezuela, la gran mayoría de países desde Asia Central, el Medio Oriente, y el Norte de África.

Desde el 2001- revelan analistas como Eva Golinger- el plan llamado, “Plan Balboa”, fue diseñado para invadir a Venezuela, con el objetivo de tomar el control de sus recursos petroleros, desde las bases militares de Estados Unidos en Colombia, Panamá, Aruba, Curazao, y Puerto Rico, ocupando la zona occidental del país desde Zulia a Apure (la media luna venezolana) tomando control de la misma. Es un plan secesionista que busca dividir a Venezuela en dos partes, dejando el control sobre las reservas petroleras en manos de las fuerzas invasoras yanquis.

Para lograr esta meta, Estados Unidos ha rodeando con bases militares a Venezuela.  El deseo del Pentágono era no tener que activar un plan militar contra ese país, sino lograr el objetivo de derrocar al gobierno de Hugo Chávez a través de otras estrategias, como el golpe suave (las “revoluciones de colores”), que implica la desestabilización y subversión interna, y una campaña feroz de operaciones psicológicas a nivel mundial que ha satanizado al gobierno venezolano, justificando cualquier agresión en su contra.  Muerto Chávez, ahora la guerra se continúa contra el presidente Nicolás Maduro para derrocarlo.

No olvidemos que similar estrategia fue utilizada en Chile para derrocar al presidente socialista Salvador Allende. Primero destruyeron la economía, produciendo descontento social, y luego los militares apoyados por Washington, se activaron para derrocar a Allende.  El derrocamiento del Presidente Maduro incluye como en Chile, hacer una matanza de Chavistas, sin importar que pueda llegar a un genocidio.

En Venezuela los Estados Unidos tiene a sus lacayos, entre ellos, los más prominentes, Leopoldo López, María Corina Machado y Henrique Capriles Radonski y a una burguesía incondicional, que participó en el golpe de Estado del 2002, y que ha seguido conspirando contra el Chavismo, sus dirigentes y el presidente actual, con fondos proveídos por los Estados Unidos para actividades políticas desestabilizadoras como las guarimbas y manifestaciones públicas que agitan el ambiente y que piden el derrocamiento de Maduro por vías ilegales.

La cuestión actual sobre este tema es, que para el 12 de febrero de 2015, la administración Obama, tenía planificado dar un golpe de Estado en Venezuela con la cooperación de Alemania, Canadá. Israel y el Reino Unido, cosa que se planificado con el nombre de «operación Jericó».  Este golpe abortó, porque los organismos de seguridad venezolanos lograron descubrirlo a tiempo, y desarticularlo.

Esta vez participaría Alemania, a cargo de la protección de los ciudadanos de los países de la OTAN, que subrepticiamente estarían siendo parte del apoyo logístico en ese golpe.  Canadá estaría a cargo del control del aeropuerto internacional civil de Caracas.  Israel seria encargado de garantizar los asesinatos de varias personalidades chavistas, y el Reino Unido, estaría cargo de la propaganda a favor del golpe y contra los golpistas.

Ese golpe iba ser iniciado con un bombardeo al palacio presidencial de Caracas con un avión disfrazado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela, cuyo objetivo sería eliminar físicamente al presidente Nicolás Maduro.  Los conspiradores tenían previsto poner en el poder a la ex diputada María Corina Machado y hacerla aclamar de inmediato por varios ex presidentes latinoamericanos, entre ellos, Sebastián Piñera en Chile; los ex presidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana, en Colombia, los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox; en México, el ex presidente José María Aznar, en España, y el senador Marco Rubio; en Washington.

Como es sabido, ese golpe de Estado contra el Presidente Maduro, orquestado por los Estados Unidos, una vez más, no se dio.   Después de este fracaso, el presidente Obama determinó, que Venezuela constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos.

Tras esta declaración, Obama recalcó la existencia en Venezuela de la persecución a oponentes políticos, la restricción a las libertades de expresión, el uso de la violencia contra los disidentes, las violaciones de derechos humanos, los abusos en respuesta a protestas antigubernamentales, el arresto arbitrario y detención de manifestantes y la creciente presencia de una corrupción pública significativa, que según él, se vive en Venezuela.

Pues bien…mis lectores se estarán preguntando que tiene que ver todo lo narrado anteriormente con Miguel Guerrero y Negro Veras. Pues aquí voy…

En días posteriores al fracasado golpe de Estado descrito, alrededor de todo el mundo se han tirado a la calle multitudes humanas en apoyo al gobierno del presidente Nicolás Maduro, concomitantemente, periodistas, políticos y escritores han volcado ríos de tinta, escribiendo cuartillas, unos para solidarizarse con el presidente Maduro y otros para denostarlo.

De las personalidades internacionales que defienden al chavismo y al Presidente Venezolano, que los Estados Unidos quieren derrocar, están el Argentino Atilo Borón, el español, Ignacio Ramonet, la Américo-venezolana Eva Golinger, el judio-américano Noam Chomsky, Eduardo Galeano y miles más, con esa categoría intelectual y humana.

En la acera opuesta, para atacar al chavismo y al presidente Maduro, se encuentran, el peruano-español Mario Vargas Llosa, el cubano Carlos Alberto Montaner, la contraparte de Eva Golinger, la cubano-americana, María Conchita Alonso, el peruano Jaime Bayly, los periodistas de CNN y del diario español El País, y decididamente todos los periodistas, intelectuales y escritores empoderados por la derecha mundial. También en New York tenemos cerrando fila con estos contradictores de la revolución bolivariana, al escritor L. Arturo Morató, quien publica sus artículos por el prestigioso diario digital almomento.net.

Ahora bien, me ha llamado poderosamente la atención, la paradoja que para mi constituye, el hecho, de que en este caso de Venezuela, los prestigiosos intelectuales dominicanos Negro Veras y Miguel Guerrero, estén en aceras opuestas, cuando deberían estar en la misma.  Pero, el caso es que Negro Veras está en la acera de Noam Chomsky y de demás intelectuales de esa categoría, y Miguel Guerrero en la trinchera de Arturo Morató, Carlos Alberto Montaner, Jaime Bayly, María Conchita Alonso, Luis Posada Carriles, y demás entes de esa militancia de la ultraderecha.

En sus sus artículos más recientes, Negro Veras describe como los Estados Unidos está promoviendo la desestabilización del gobierno legítimo de Venezuela, mientras que Miguel Guerrero sostiene todo lo contrario.   Este periodista, en su artículo, «La inmadurez del chavismo» lo expresa con las palabras siguientes:

«Lo cierto es, que la única conspiración real (contra el gobierno de Maduro, interpreto), es la que resulta de la arbitrariedad extrema y las malas decisiones económicas que han llevado a ese rico país a la quiebra, provocando un desabastecimiento crónico de productos básicos y medicinas, tras eliminar brutalmente la disidencia política»(fin de la cita).

Pues bien…, en este mundo de contradicciones, hipocresías e intereses, se da el caso, que la mayoría de congresistas y funcionarios norteamericanos cierran filas criticando al Presidente Maduro y con el plan de derrocarlo, pretextando el socorrido argumento de la violación a los derechos humanos de los venezolanos.

Entre estos congresistas y funcionarios que así piensan y obran, tenemos a: Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, los Díaz Balart, John McCain, John Negro Ponte, Connie Mack y Otto Reich, entre otros.

No sé de donde a estos funcionarios le ha salido tanto amor por los venezolanos, cuando nunca lo han tenido por la gente de otros países, que si han estado y están bajo el yugo de tiranos y sufriendo hambrunas.  Para desenmascarar ese falso amor, ahí está Haití, un pueblo que se muere de hambre y ninguno de ellos hace algo para beneficiarlo o socorrerlo.  Al contrario, Haití no está en la agenda de ellos; y cuando algún haitiano llega a sus costas huyéndole al hambre y a la caterva de sufrimientos que padecen en su tierra, mejor lo devuelven a su país de origen.

Por igual, está el caso del terrible Teodoro Obiang, tirano, asesino y ladrón de siete suelas, que oprime al pueblo de Guinea Ecuatorial, tal como lo hizo Trujillo con el nuestro en sus 31 años de satrapía.  A ese Obiang, no se critica, no se ataca, no se le acusa de violador de los derechos humanos, no se le quiere derrocar, y es recibido con honores en España y en la Casa Blanca, porque el petróleo de su país, es entregado a los imperios sin las restricciones que pone el gobierno actual de Venezuela.

También, están los casos de Honduras y Colombia, donde se matan a los periodistas por decenas, y donde los derechos humanos son pisoteados sin remilgos.  Lo mismo sucede en México y en Arabia Saudita, con categoría descomunal, pero para allá, ni miran los críticos de Maduro. Y lo que está pasando actualmente en la República Dominicana, con la corrupción rampante, no llama la atención de esos congresistas norteamericanos aludidos. Ahora, si el gobierno de Danilo, o cualquiera que sea, se opusiera al contrato que regala nuestro oro a la Barrick Gold, de inmediato pasaríamos a ser objetivo a combatir del Departamento de Estado.

Lo más patético de esta situación, ha sucedido con la ausencia de pronunciamientos de estos congresistas y funcionarios (Marco Rubio, Ileana Ros-Lehtinen, los Díaz Balart, John McCain, John Negro Ponte, Connie Mack y Otto Reich), frente al genocidio hecho por Israel en el Palestina, específicamente en la Franja de Gaza.   Como se sabe, los israelitas bombardearon inmisericordemente las ciudades de sus vecinos, con lo que destruyeron sus ciudades con todas sus infraestructuras, matando a miles de niños, jóvenes y mujeres indefensas.

Ante este genocidio realizado por los israelitas, los congresistas y funcionarios aludidos, callaron. En ningún momento, osaron reunirse para protestar contra la violación de los derechos humanos, realizada en esta ocasión, por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pero si se reunieron para expresar su conmoción, por la violación de los derechos humanos, que según ellos, está llevando a cabo, el presidente Maduro contra el pueblo venezolano.

Todo lo amargo que la humanidad está viviendo, a consecuencia de dar cabida en su gobernanza a las contradicciones narradas, me producen profundos sentimientos contradictorios, puesto que parece ser, que quien tiene la fuerza, tiene la verdad, porque vencer, es la realidad que permite la vida.  El vencido, muere y por lo que veo, los débiles, aunque tengan la verdad, son vencidos.

Miguel Unamuno expresó: “Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir; y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.

En el contexto existencial en que nos desenvolvemos, el imperio tiene la fuerza. Entonces ¿vencerá el imperio, porque tiene sobrada fuerza bruta?

¿Qué es el convencer, ante el vencer de la fuerza bruta?

Miguel Guerrero, pienso… está con la fuerza bruta.  Negro Veras, está en lo de persuadir para convencer.

Dado la categoría intelectual, moral y cívica de ambos exponentes, para tomar partido por uno de los dos, solo me restaría averiguar, cuál de ellos está convencido, de que no puede vencer el amor, que no es verdadero, ni convencer el odio, que no deja lugar para la compasión y la justicia.

 

 

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