Una revolución educativa que comienza
Alfabetizar un adulto, es dotarlo de las claves que abre las puertas del camino para iniciar la marcha en el infinito mundo del conocimiento. Es el continuo de un proceso indetenible, porque saber leer y escribir, es estar alfabetizado, pero no significa estar educado. La alfabetización es el principio básico para la educación. Las dos son esenciales para adquirir conocimientos que en fin de cuenta es lo que verdaderamente emancipa y libera la mujer y el hombre.
En efecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) preconiza:” la alfabetización es un derecho humano fundamental y constituye la base del aprendizaje a lo largo de toda la vida. Por su capacidad de transformar las vidas de la personas, la alfabetización es esencial para el desarrollo humano y social.”
De manera pues, que la alfabetización esta en el orden de las prioridades para la transformación y el progreso de las naciones.
Estas consideraciones van en el contexto con el Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, anunciado por el presidente Danilo Medina en enero del 2013, con el propósito de ensenar a leer y escribir a más de 850,000 dominicanos mayores de 16 años de edad. Este terminaría 2 años después declarando el país libre de analfabetas.
Es una meta invaluable del presidente, porque de las tantas cosas buenas que puede hacer un gobernante por su pueblo, una de ellas es, sentar las bases para el aprendizaje y el conocimiento, porque solo por medio de la educación se pueden formar ciudadanos solidarios, con sentido de pertenencia, justos, participativos, responsables, honestos y comprometidos con el futuro de país.
Desde ese punto de vista, entendemos los esfuerzos del presidente Danilo Medina en aras de ampliar la cobertura de los educandos (alfabetizando), con el fin de mejorar la calidad de la educación y convertir el sector en más eficiente.
Sin embargo, a pesar del carácter prioritario de la educación en el país y de la buena intención del presidente, parece ser que la amplia estructura gerencial alfabetizadora creada para tan noble propósito, constituida por los sectores más representativos de la sociedad dominicana, se han dormido en el camino. En consecuencia, el Plan de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, ha perdido impulso y no camina con la celeridad que debiera.
Situación esta preocupante, porque la alfabetización, es apenas el comienzo de un continuo, amplio y diverso del aprendizaje para la educación, que como parte integral del sistema de educación del país, adquiere relevancia y estará vinculado a los planes de desarrollo del país.
En adición, es obvio la interrelación que existe entre alfabetización y educación, porque los alfabetizados serán integrados al proceso educativo. Si el sistema educativo de la nación tiene fallas, se reflejará de diferentes maneras en los educandos.
Es por eso que preconizamos el concepto de que para que la revolución educativa que impulsa el gobierno toque fondo en la sociedad dominicana, es necesario partir de la elaboración de un diagnostico de la realidad educativa del país, en la que participen expertos en la materia y los gestores de la educación. Aquí no vale arreglar la carga del burro en el camino.
Entonces, se elabora un plan estratégico de educación programado en el tiempo, obviamente con la logística de recursos disponibles y, con la coordinación de las universidades, con la participación de los gestores de educación, así como también deben involucrarse otros sectores de la dinámica de la sociedad dominicana.
Finalmente, es importante destacar que, ninguna revolución ha tenido éxito sustentada en viejas estructuras, así que, si queremos avanzar en la larga ruta de la revolución de la educación en República Dominicana, ante todo, lo malo debe ser cambiado, para cimentar la educación en nuevos y modernos fundamentos y de esa manera vincular la educación al desarrollo del país.
Avancemos y profundicemos la revolución educativa, para hacerla sostenible e irreversible en el tiempo, pues, la educación dominicana está muy lejos de alcanzar los promedios latinoamericano en cobertura y calidad.
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