¿Una respuesta insólita?

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EL AUTOR es abogado. Reside en Santiago de los Caballeros.

Una nueva encuesta del periódico La Información me obliga, por la sagacidad política que ella encierra, a tratar de extraer del interior de la ciudadanía su sentir en cuanto se refiere al tema que trata de averiguar: «¿Cree usted que le conviene a la imagen del Gobierno que la policía reprima  de forma violenta las protestas sociales?»

Un 57.1 por ciento de los lectores respondieron a favor de la represión policial contra las protestas sociales.

 

El sondeo es altamente creativo, no obstante tiene un profundo contenido socioantropológico muy audaz, puesto a que la sociedad dominicana aparenta estar viviendo un estado de relativa quietud y, como se puede observar, no existe en el horizonte político o sindical inmediato ninguna contingencia que pueda conducirnos a pensar que algo sombrío pueda estar conformándose por lo bajo de la sociedad que podría generar protestas y reacciones violentas inesperadas

 

Frente a los resultados conseguidos por la consulta o encuesta del periódico, tratándose de una respuesta tan extraña como insólita, desde lo humano hasta lo social, donde los encuestados terminan favoreciendo la represión contra las protestas, es natural entonces que la misma respuesta nos lleve a otras interrogantes todavía más provocadoras: ¿Nos encontramos frente a una población dominicana diferente con niveles de insensibilidad preocupante? ¿La interrogante que se formula el periódico ha sido el producto de algo que se intuye que pueda venir como resultado de conflictos de tipo inmigratorio o de otra naturaleza? ¿O la interrogación es simplemente un experimento tratando de inducir una discusión que interesa a la sociología y a la psiquiatría social?

 

Esos resultados que alarman por su dimensión social podrían conducirnos a pensar que la consulta que ha abierto el matutino santiagués  le impone al Estado y a las instituciones que tienen que ver con el bienestar psicológico de la población iniciar un proceso exploratorio de carácter científico tomando unas muestras demográficas lo más representativa que se pueda que permitan conocer las causas que desencadenan este tipo de conductas aberrantes o anormales.

 

Inicialmente favorecemos la pregunta y la duda que esta crea ya que el producto final que arroja la encuesta podría proporcionar elementos referenciales que contribuyan a desarrollar nuevos mecanismos que faciliten al Estado un mejor manejo de los conflictos y brotes de protestas sociales sin necesidad de apelar a métodos represivos que se consideran desfasados.

 

Se tiene la percepción que la nueva población dominicana está presentando un perfil de naturaleza violenta y físicamente agresivo nunca observado anteriormente y eso en sí mismo debe ser preocupante tanto para el Estado y por la sociedad en su conjunto. Esa percepción habrá que someterla a una medición. Habría que preguntarse: ¿Frente a qué hombre o ente social nos encontramos? ¿Cómo debe ser tratado este nuevo hombre: como persona clínicamente enferma o como un ser socialmente confundido y por ello rebelde? ¿Es acaso este el perfil del hombre de la postmodernidad con todas las contradicciones que esta tiene?

 

Asumimos que la interrogante que se hace el prestigioso matutino santiagués no sea más que una presunción ante el rostro de aquel animal político definido por Aristóteles, correspondiéndole a éste decirnos si esa importante presunción pudiera o no ser legitimada por la intensidad de la violencia en la sociedad dominicana.

 

De este comportamiento se podría deducir que un incremento mayor de esos estados agresivos en el dominicano podrían en algún momento poner en peligro la estabilidad social y política del país y, naturalmente, hay que tratar de contener o de minimizar sus efectos hasta donde sea institucionalmente posible para evitar que esos estados emocionales lleguen a desbordarse.

Pero no olvidemos que en los partidos políticos de oposición, específicamente en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) hay contenida mucha frustración producto de los conflictos internos que crea el hecho de que su liderazgo no ha logrado unificar criterios o ponerse de acuerdo relativos a la candidatura presidencial, además el partido no ha  podido penetrar en las masas populares ni ha podido concebir un discurso que seduzca.

 

Debemos reconocer que el almacenamiento de grandes desilusiones dificulta la capacidad de razonamiento y en esta fase de la psiquiatría el hombre suele convertirse por su propia naturaleza en un animal político, como advirtiera el filósofo griego, Aristóteles. Partiendo de este hecho el hombre no puede ser concebido fuera de su relación con el Estado en su condición de ciudadano.

 

El perfil del hombre de la postmodernidad tiene mucho que ver con la crisis de valores que universalmente vive el hombre desde Somalia, Eritrea, países de alta temperatura, hasta las zonas frías. La verdad es que desde el punto de vista sociológico ni antropológico existe el hombre global.

 

El mundo cada vez más globalizado es una gran caricatura de la publicidad y la forma ordinaria de corporaciones que van más allá del deseo económico de la ganancia de la mercancía de la infravaloración humana. La postmodernidad puede sorprender, puede confundir y hasta vendernos la idea de que el caos y la ausencia de garantías en el derecho internacional benefician la civilización humana.

 

Por otro lado, no hay experiencia de que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ni el propio presidente Danilo Medina sean represivos frente a ninguna protesta social anterior o actual. Obviamente, el Estado tiene la obligación de preservar el estado de derecho y la paz a la que tienen derecho los demás ciudadanos. Por tanto, las erupciones violentas típicas de gobiernos ya pasados es difícil que se vuelva a ver en la sociedad dominicana, mucho menos en un gobernante como Danilo Medina Sánchez, que es un ser humano prudente y con un grado de tolerancia social admirable, lo cual implica respeto intachable hacia el otro.

 

Creo que el periódico La Información está haciendo un trabajo intelectual inigualable y, sobre todo, los ejercicios de sondeos o encuestas si se estudian desapasionadamente tienen una especificidad tan importante que sus resultados podrían ser utilizados por el Gobierno como mecanismos de anticipación de conflictos sociales y, en adición, le pone en conocimiento al Estado los cambios de temperamento que están sucediendo en la población.

 

Evidentemente, para apreciar el valor de los aportes sociológicos que está haciendo el periódico a la sociedad se precisa una altísima dosis de erudición y de intuición política bien fina, puesto que a decir verdad nos encontramos frente a la actuación de un diario que ha contraído históricamente una responsabilidad de comunicar y de servir de canal sincero y dinámico de lo que acontece en el seno de la sociedad.

 

Ahora bien, nos preguntamos: ¿Presenta la sociedad dominicana un eventual peligro con una población psicológicamente atraída por la violencia? No cabe duda que eso es lo que se percibe.

Para el doctor en psicología Robert D. Hare, profesor de la Universidad de British Columbia y autor de la obra Sin conciencia el mundo inquietante de los psicópatas entre nosotros (Without conscience: the disturbing world of the psychopaths among us) y este tiene otro libro muy interesante también titulado Trastornos de personalidad antisocial el cual sugiero que lo lean porque hay una lista de verificación psicopática que podría servir de pauta para identificar y comprender la conducta del hombre de la postmodernidad.

JPM

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