Una propuesta inaceptable
En dos ocasiones evalué el modelo de atención primaria del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), y en ambos casos los resultados fueron muy satisfactorios para la población, para los profesionales de la salud y para el propio IGSS
No debe sorprendernos que todavía existan legisladores y autoridades que subestimen el rol y la importancia de la atención primaria en el mejoramiento de las condiciones de salud de la población. Desde hace varias semanas en la Cámara de Diputados se discute un proyecto de ley del diputado de La Vega, Mario José Hidalgo sobre el Examen Único de Competencias (EUC), cuyo artículo 16 plantea que aquellos que reprueben dicho examen podrán trabajar como médicos en las Unidades de Atención Primaria (UNAP).
La presidenta de la Sociedad Dominicana de Medicina Familiar y Comunitaria (SODOMEFYC), Ysabel Díaz Brito, con gran firmeza y certeza, demandó que la Cámara de Diputados elimine dicho artículo, por considerar que el mismo “atenta contra la salud de la población dominicana y el ejercicio de la medicina familiar en el país”. Y reiteró que el mismo representa “un incentivo negativo y perverso contra quienes se esfuerzan por alcanzar altos niveles de competencia”.
El artículo 16 se inscribe en la vieja idea de que la atención primaria debe ser sólo para la población pobre de las zonas rurales y marginadas, por lo que puede estar integrada por médicos sin experiencia y con escasa capacidad profesional. Desde todo punto de vista, constituiría un retroceso y una franca violación de la Ley de Seguridad Social que establece el primer nivel de atención como puerta de entrada a la red nacional de salud para todos los afiliados del sistema.
Todo lo contrario, los médicos de familia son especialistas, como los demás, con la particularidad de que su experticia es atender a toda población, no sólo a los enfermos, mediante un enfoque integral de la salud basado en los avances científicos y en las evidencias de la medicina comunitaria. Consiste en analizar todos los factores que determinan el estado de salud: 1) la relación del individuo con su entorno económico, laboral, social y familiar; y 2) la interacción funcional de todos los órganos de su propio cuerpo.
De acuerdo a los expertos, se trata de un enfoque holístico, único y vital para asegurar el bienestar físico y mental de la población, y extender los años de vida productivos y satisfactorios. En consecuencia, mal podría encomendarse estas delicadas tareas a una persona que ha sido reprobada en un examen general de medicina. Es algo inaudito e inconcebible en el siglo XXI.
Tanto en 1990 como en 1993, tuve la oportunidad de evaluar el modelo de atención primaria de salud del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) en el Departamento de Escuintla, una zona agrícola y cañera con grandes ingenios azucareros, muy parecida a nuestra región oriental, y puedo dar fe de que en ambos casos los resultados fueron altamente satisfactorios para la población, para los profesionales de la salud y para el propio IGSS.
En consecuencia, apoyo a la Sociedad Dominicana de Medicina Familiar y Comunitaria (SODOMEFYC) cuando afirma que “esta medida es desacertada y pone la salud de la gente en manos de los profesionales de menor nivel de competencia, en un punto de atención que precisamente requiere la mayor capacidad posible de respuesta asertiva, oportuna y continua”. Espero que el diputado Mario José Hidalgo acepte las observaciones planteadas y elimine el artículo 16 de su proyecto.
arismendi.diaz@