Un proceso muy largo con el que vamos a tener que aprender a vivir
En República Dominicana vamos unas semanas detrás de los hechos que vienen ocurriendo en países afectados de manera precedente por el COVID-19. Aquellos están tratando de regresar a una especie de normalidad anormal, porque el virus no se ha ido, sino que permanece allí, con la potencialidad de seguir infectando personas, independiente a previsiones y medidas que tanto gobierno como ciudadanos tomen para cuidarse, ya que en la medida en que la economía regresa a la normalidad, los contagios vuelven a subir y algunos países han tenido que dar marcha atrás a la reapertura.
Corea del Sur, uno de los ejemplos más exitosos en el combate al virus, cuando descubrió nuevos brotes se vio en la necesidad de cerrar bares y clubes nocturnos, cosas que hasta ese momento no había hecho. Alemania, el país que llegó a tener un factor de infección de 0.7, representando este, el numero promedio de casos nuevos que genera cada contagio, ahora dicho factor volvió a subir situándose en 1.1, lo que muestra que cuando reabres la economía tienes el riesgo de aumentar el número de personas contagiadas y de ahí la necesidad de adoptar políticas de retorno.
Lo que vamos a tener entonces, es una curva con subidas y caídas repetidas, esto es, los contagios suben, luego bajan, vuelven a subir y luego vuelven a bajar, lo que obviamente no será igual en todos los países, pero genera unas dinámicas que van a crear una serie de tensiones políticas, que se pueden ver en casi todos los países del mundo, donde fuerzas políticas considerables presionan por reabrir la economía y regresar a la normalidad.
Casi todos hacen mención del caso sueco, al que nos referimos en la entrega de la semana pasada. Dicen que tenemos que regresar, ya que la debacle económica es insostenible. Pero hay otras fuerzas políticas y otros sectores de la población cuya opinión es que no lo puedes hacer así, porque esto cuesta vida, entonces hay que tener mucho cuidado en cuándo, dónde y cómo lo haces.
El caso de Estados Unidos nos sirve de ilustración. El doctor Anthony Stephen Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas desde 1984, alertó ante el senado estadounidense, tener mucho más cuidado que el que se está teniendo en muchos estados y el que al parecer está siendo promovido por el presidente Donald Trump. El doctor Fauci dijo que se tiene que salvar vidas y que no es posible regresar a la actividad económica como lo están pretendiendo hacer muchos de los estados en Estados Unidos.
Podemos observar la tensión a lo interno en la administración Trump. Un fenómeno que podríamos encontrar en muchos otros países, ya que estamos ante una disyuntiva muy sensible ¿Qué proteges primero? Proteges la vida de las personas, o proteges la economía que también puede costar vidas. La economía tiene otros tipos de efectos colaterales como el declive económico. Cientos de millones de personas podrían padecer hambre por esta situación y el hambre genera otros tipos de enfermedades y también muerte.
Decenas de ensayos y ponencias interesantísimas al respecto han estado saliendo estos días en la búsqueda de encontrar un balance. Entonces el asunto debe ser, encontrar el balance entre proteger la salud lo más que se pueda y al mismo tiempo tratar de reanudar la actividad económica como sea posible, pero considerando que en algunos momentos vamos a retornar a espacios con cuarentena, para lo cual las pruebas masivas están siendo un factor determinante en muchos países.
En China, después de una nueva sacudida por los rebrotes ocurridos hace una semana en Wuhan, las autoridades lanzaron el pasado jueves 14 una campaña para hacer pruebas a la totalidad de los 11 millones de personas que habitan en esa ciudad.
República Dominicana se apresta a iniciar el próximo miércoles 20 de mayo la primera fase de su plan de reapertura económica, si bien la economía dominicana no ha estado totalmente cerrada, el escenario global permite visualizar que esto va a ser más largo de lo que quisiéramos, hasta tanto no tengamos una vacuna.
Sin embargo, una vacuna tiene que, además de ser eficaz, poder ser distribuida de manera global. Hasta que no tengamos esa vacuna y los medicamentos que puedan lograr que el impacto a la salud sea menor, se hace necesario tratar de ir comprendiendo que esto es un proceso muy largo con el que vamos a tener que aprender a vivir y las lecciones nos están mostrando como están haciéndolo los países que más éxitos están obteniendo.
JPM