Un mundo insensible

La mayoría de las personas que componemos este mundo, vivimos como si fuera un mundo que tiene una dirección en búsqueda del bien. Sin embargo, la realidad es que el mundo no tiene quien le guíe, pues cada conglomerado social se encamina hacía una ruta diferente. Los bloques económicos crean sus teorías y filosofías en base a sus propias conveniencias, sin tomar en consideración a los demás. Los enfoques regionalistas de países, unos buscan aplastar a los otros, mientras que otros, buscan cómo defenderse. Y, yo me pregunto, ¿por qué hay un mundo insensible?

 

La sordera a la realidad social, es una evidencia que afecta a la especie humana, y a todo el conjunto de seres vivos que comparten este mundo. El desequilibrio social, ecológico y sideral se agudiza, debido a las expresiones y conductas de maledicencia que existe en el humano; somos responsables de todo lo que acontece en nuestro mundo, pues Dios el Creador del universo nos entregó todo esto en nuestras manos. Si somos sordos a nuestra realidad, entonces no podremos cambiar al mundo.

 

Los ruidos que existen en el mundo son tan fuertes, que en lugar de expresar un  tipo de mensaje, lo que hacen es confundir al mundo. Estos ruidos, que no pueden ser descifrados por nuestro sentido del oído, traen más confusión y para la juventud simples entretenimientos. Son ruidos que se originaron en las pasadas generaciones humanas, políticas y religiosas. El presente es producto del pasado, por eso, tenemos un mundo sordo, con pocas posibilidades de cambiar; muchas palabras y pocas acciones altruistas.

 

La insensibilidad es producto de una ceguera social, no vemos lo que está aconteciendo. Los organismos internacionales, las cumbres de presidentes, y demás entidades mundiales y regionales, sirven para dar muchos discursos, muchas declaraciones, y hacer muchos acuerdos, pero, ¿qué han resuelto? Esa es la gran pregunta. Cada día hay más infelicidad en el mundo, porque las necesidades no son satisfechas.

 

Un mundo insensible es ese que estaba frente a la cruz de Jesucristo, burlándose del Inocente, del Cordero de Dios, del Salvador del mundo, y del Hijo de Dios. Ese mundo, no pudo ver lo que realmente  tenía en su frente. La crueldad le llevaba a gozarse del sufrimiento de los demás. Me pregunto, ¿cuántos inocentes mataron, además de Jesús el Cristo? Ellos gozaban, con la maldad que hacían. ¿Piensa usted que muchos no se gozan de la maldad que hacen a los demás?

 

Las religiones mal entendidas, por una gran cantidad de personas, creen  justificar que éstas no tienen razón de ser; ellas no han llenado el objetivo humano. Creo que tienen razón desde el enfoque humano, pero ¿Han satisfecho el enfoque de Dios? Creo que en parte sí, pues los que han creído en Jesucristo y se han bautizado y profesan una fe firme en él, manifestamos que Dios nos ha cambiado y dado una visión de la vida diferente  a la que la mayoría de personas tiene sobre el mundo.

 

Es tiempo de que pensemos cómo ayudar a mejorar el mundo en que vivimos. Hablaba con una persona de importancia social, sobre esto, y me respondió: “Fausto, esté tranquilo que yo no voy hacer nada para que el mundo cambie, yo voy a gozar mi vida.” Yo le dije, lamento que usted piense de esa manera, pues veo que un burro y usted piensan igual. Muchas personas pueden hacer algo a favor de la humanidad, pero su egoísmo y falta de fe en Dios les llevan a no aceptar esa responsabilidad.

 

De ahí que, Jesucristo se engrandece cada día, por su forma altruista en que vivió siempre pensando y actuando en beneficio de la humanidad. Se sacrificó por un mundo desobediente y carnal; pero muchos han sido beneficiados y salvados del infierno por medio de él. Usted puede creer, o no creer, pero no puede negar la grandeza del “Deseado de las naciones.” Abramos los ojos y oídos, para ser sensibles al dolor ajeno, al sufrimiento y a la condenación de los demás.   

 

Seguidores del patricio Juan Pablo Duarte, no podemos seguir los caminos del mundo. Duarte, nos legó una nación libre, soberana e independiente, porque fue sensible a las penurias que pasaban como los sesenta mil habitantes de este lugar, quienes  vinieron a formar la República Dominicana. Hoy, podemos ser seguidores de los dos hombres más grandes para mí, quienes hicieron proezas a favor de nosotros: Jesucristo, nuestro Salvador, y Juan Pablo Duarte, el patricio,  quien utilizó el lema” Dios, Patria, Libertad.” Dios le bendiga.    

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