Un mundo en duelo

Cada año se celebra  principalmente en occidente, «la semana mayor,» o «semana santa,» como generalmente se le llama. Esta tiene como finalidad recordar los acontecimientos de la última semana de Jesús el Cristo en esta tierra.

Estos fueron unos días  de confrontación religiosa, que trasciende a la simpleza de los hechos; pues era la definición de la continuidad o no, del pueblo de Israel como pueblo de  Dios; pero, a la vez, era la batalla de Dios y el Diablo, por la conquista de los corazones de los humanos.

La semana santa, culmina con un duelo entre los que amaban a Jesús, pero inicia la siguiente semana con resiliencia de éstos, por la resurrección del que había muerto. Jesucristo, vino a ser el gozo de los cristianos, por volver a ver de nuevo al que amaban y entender el significado de su muerte y sepultura de él. El duelo desaparece y con gozo abrazan la fe en su Maestro, Señor y Salvador.

Tres días fueron suficientes, para que la luz se impusiera sobre las tinieblas, y que Dios venciera y ofreciera una esperanza para la humanidad. Está escrito: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados por Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» Rom. 5:10.

En la carta a los hebreos dice: «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham» Heb. 2:14- 16.

Lo lamentable de hoy, es que el mundo sigue en duelo, puesto que, continúan las muertes de los humanos, por diversas causas, sin propósitos definidos.

Los femenicidios, suicidios y asesinatos llenan las páginas de los periódicos, los espacios noticiosos de radio y televisión. Y las muertes prematuras de muchos en hospitales públicos y privados, por descuido del personal y de las autoridades gobernantes, pero sobretodo, por la  pobre conducta de los conciudadanos.

Los pueblos occidentales, necesitan enfocarse en esas doctrinas cristianas, que están expresadas en la Biblia, excluyendo todas creencias que no están fundamentadas en la palabra de Dios. Se requiere, extirpar  de la fe cristiana, toda filosofía extraña a ella.

Debe tenerse libertad de cultos o creencias, pero cada una por separado para distinguir su efecto y su realidad en sí, en la convicción del creyente; es decir, cristianismo, no es humanismo.

Un mundo en duelo, manifestando ira, lloro, violencia, estados depresivos, aislamientos, entre otras, que en realidad impiden que los pueblos e individuos estén conscientes de su entorno y de su realidad.

Es tiempo, de una profunda reflexión, para descubrir hacía donde enfocarnos en el futuro. Todos somos culpables de este duelo, pues las causas son de todos, por participación directa e indirecta, o por indiferencia.

«Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo: por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo» Ef. 5:13, 14.

Todos tenemos capacidad para entender el porqué el mundo está en duelo, sin embargo, perdemos tiempos y energías en luchas improductivas. Son valores sociales, morales y espirituales los que nos ayudarán a salir hacía adelante; éstos son posibles, si ponemos nuestra fe en Dios.

El nos da una esperanza de vida abundante y eterna, lo cual nos da la fuerza para superar el duelo y evitar nuevas muertes provocadas directa e indirectamente.

Todos somos culpables de la muerte de Cristo, puesto que él murió por nuestros pecados, y todos somos pecadores. Y es verdad, que Poncio Pilato dio la sentencia de muerte, pero los judíos lo entregaron a él, y le pidieron la sentencia de muerte.

Entonces, usted y yo, junto con Pilato y el pueblo judío somos culpables de su muerte. Fuimos culpables del duelo, pero podemos disfrutar de la resiliencia del duelo. Lo mismo, debemos hacer en el ámbito físico y social del mundo que permanece en duelo. Dios le bendiga.

faustopina@hotmail.com

JPM

 

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