Un intolerable irrespeto

Ciertamente, resulta odioso y hasta lamentable es decirlo, pero una de las cosas que más afecta la imagen del expresidente de la república, Dr. Leonel Fernández, es su permisividad frente aquellos que, pretendiendo ser sus más fervorosos seguidores, hacen de su causa –la de Leonel– su gran perdición, al extremo que en su afán por hacerse sentir más que los demás, esos acólitos asumen discursos impensables de un desconsiderado y absurdo irrespeto hacia los demás.

En efecto, han sido innumerables los casos en los que esos seguidores, cuales perros de caza, atacan y agreden, insultando innecesariamente a todo aquel que se contraponga con los propósitos de Fernández, en un afán de proteger lo que son a resumidas cuentas sus propios intereses, colocando piedras en cada una de sus agresiones, que son irremovibles en el camino del líder político, que van minando sus posibilidades de volver a retomar el poder.

Una muestra de esa lamentable e innecesaria manifestación de fervorosa adhesión, la representan los miembros de la prestigiosa familia Castillo (Los Vincho), los cuales, hace algún tiempo, luego del triunfo del presidente Danilo Medina, han iniciado un proceso sistemático de insultos y desconsideraciones hacia la figura y el desempeño del actual presidente de la república y de los funcionarios que le acompañan, olvidándose por completo que su condición primaria es la de aliados emblemáticos y no numéricos, llegando incluso, a desafiar a la autoridad misma del Estado, con tentativas descabelladas de denuncias temerarias.

Los Vincho, sin ningún motivo aparente, han mantenido en ascuas al gobierno de Danilo Medina, sin que hasta el momento nadie los llame a capitulo, jugando un rol opositor innecesario, dizque en aras de un patriotismo rancio que no es más que la defensa de su propia inversión apostada en un sector dentro del PLD.

La Fuerza Nacional Progresista (FNP), organización que pertenece al bloque progresista y que recibe uno de los mejores beneficios de esa alianza con el PLD, contándose en esos beneficios un ministerio: el de Energía y Minas, y varias direcciones importantes entre las que se encuentran la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG), la Dirección General de Migración (DGM), entre otros muchos beneficios colaterales, se ha encargado de degradar las discusiones de los temas nacionales a niveles en los que se hace imposible llegar a acuerdos, debido a sus insultos, descalificaciones y la desconsideracion que durante un tiempo a la fecha vienen ejecutando sus más altos dirigentes.

Esa degradación ha llegado hasta el punto de perder el sentido común, colocando a los Castillo, como si fuesen el enemigo número uno de un gobierno del cual ellos se benefician grandemente, utilizando su principal condición –la de fuerza de choque verbal– para enfrentar como a cualquier enemigo al gobierno de Danilo Medina, olvidándose que es un gobierno del PLD, el cual, ha sabido tolerar estoicamente todas sus desconsideraciones.

Los Castillo, han irrespetado al limite la solemnidad de la figura del presidente, quien merece respeto hasta de sus más encarnizados opositores, denostándolo inmisericordemente por medios de comunicación y redes sociales, con expresiones que pretenden dañan su imagen y su honor.

Nunca antes, habíamos visto a un “aliado” hacer acusaciones y ataque con tanta inclemencia. Nunca habíamos observado una actitud tan hostil contra un gobierno, como la que se observa en el diputado Castillo Semán, quien parecería que estuviera predestinado a acabar con el PLD, y el gobierno que tantos beneficios le ha dado a él y los suyos.

Los pronunciamientos de Marino Vinicio Castillo (Vincho), en contra de la decisión adoptada por la alta dirección del PLD, con relación al tema de la reelección presidencial, en los cuales acusa a la alta dirigencia morada de golpistas, más que una injerencia en los asuntos internos de su principal aliado, es un atrevimiento, un irrespeto y una aberrante desconsideración por parte de uno que esta llamado a servir de ente moderador y no de confrontación.

Leonel, no necesita de la defensa de los Vincho, o de Salazar, para posicionar sus simpatías en el seno del PLD, o de la sociedad. Son sobradas las diligencias que hacen unos y otro por querer hacerse los graciosos, infiriendo improperios e insultos por doquier sin que nadie, y en este caso sin que Leonel Fernández, que es en definitiva a quienes responden, les llame a la atención y les haga entender que una agresión contra un gobierno del PLD, o cualquiera de sus miembros, es una falta al compromiso de unidad y armonía que deberá prevalecer para que todos sigamos en el poder.

Leonel Fernández, es el responsable de colocar en su lugar a quienes insultan y amenazan, de lo contrario, esos aliados, seguirán poniendo trabas y obstáculos en el camino de sus propios propósitos.

Si no lo hace, y no llama a capitulo a quienes –diciéndose a sí mismos leonelistas– continúan sembrando cizañas en el seno del PLD, y de los partidos aliados, entonces será él quien cargara con la culpa del dedo acusador de aquellos que intuitivamente entienden que es el dueño de los perros que ladran.

Finalmente, José Martí, decía: “La verdad es para decirla, no para incubrirla”.

 

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