Trujillo: primer anticomunista de América

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

 

 

Cuando terminó la segunda guerra mundial, a principios de septiembre de 1945,  se constituyó la Organización de las Naciones Unidas  (ONU) y por el universo entero se promovieron ideales de libertad  y defensa de los derechos humanos. En tal sentido, y como miembro de la nueva organización, República Dominicana estaba obligada a aplicar internamente  estos avances

Con el marcado propósito de imprimirle un ambiente liberar a las elecciones generales que debía celebrarse  dos años después ( 16 de mayo de 1947), el dictador Rafael L. Trujillo comenzó a permitir una pequeña oposición a su gobierno, especialmente en los sectores obrero y estudiantil. Dentro de  esta apertura promovida por el Jefe  surgieron en el ámbito  nacional, y en forma pública y pacifica, dos agrupaciones que se dedicaron hacer oposición real y efectiva al Gobierno: el Partido Socialista (PSP) y la Juventud Democrática (JD). Trujillo permitió por algunos meses las actividades proselitistas de esas entidades, pero al notar que iban creciendo y despertando a las masas populares, no tuvo escrúpulos en perseguir a sus simpatizantes empleando una fuerte represión.

Además de los fuertes atropellos físicos que recibieron los simpatizantes el Congreso Nacional dictó una ley haciendo imposible el activismo de “organizaciones comunistas y anarquistas”. De ahí en adelante  Trujillo se convirtió en el “abanderado del anticomunismo” en República Dominicana y en América.

Aunque decretó la desaparición de los dos grupos “opositores” el dictador decidió no ir solo a las elecciones. Nuevamente repitió sus  frecuentes alocuciones incitando la creación de nuevos partidos, lo que era muy factible dentro del “clima democrático reinante”. Esos discursos siempre caían en el vacio, porque nadie estaba dispuesto a caer en una nueva trampa, que podía costar hasta la vida.  Por órdenes expresas del mismo Trujillo se formaron dos nuevos  partidos: Nacional Democrático, encabezados por Rafael A. Espaillat y Laborista Nacional,  por  Francisco Prats Ramírez. Por el oficialista Partido Dominicano, como era natural,  corría wl generalísimo.

El día de las votaciones los electores estuvieron reacios a favorecer las dos agrupaciones “opositoras” al gobernante y se negaron a rayar las boletas  con las fotografías de sus candidatos. Por mas que los colegios electorales explicaron que no corrían peligro y de que todo estaba aprobado por el Jefe, los sufragantes insistían  en votar por el partido de la palma, el Partido Dominicano.  La generalidad de la gente consideraba que ese torneo electoral era un “gancho” para determinar cuales eran los enemigos de Trujillo.  Cuando se abrieron las urnas no había un solo voto para Espaillat o para Prats Ramírez… todos eran para Trujillo. Los miembros  de las mesas tuvieron que crear los votos para los otros dos candidatos presidenciales,  de suerte que las entidades minoritarias  lograran una diputación para cada uno.

Hubo que arreglar las votaciones en la provincia de Santiago para que el Partido Democrático alcanzara unos 22 mil sufragios y en la provincia  San Francisco de Macorís. para que el Laborista Nacional apareciera con alrededor de 20 mil votantes. En síntesis, el partido de Espaillat alcanzó una curul en la Cámara de Diputados, e igual cosa el de Prats Ramírez en SFM. Conforme los cómputos oficiales publicados Trujillo ganó en todos los lugares con 780 mil papeletas. Los rivales  alcanzaron apenas unos 30 mil de una concurrencia total de alrededor de 850 mil sufragantes.

Cuando en el año 1952  terminó su último periodo presidencial Trujillo decidió retirarse del espectro político, no obstante las reiteradas manifestaciones populares que pedían a gritos su postulación para el quinquenio 1952-57, y de que el Senado dictara una resolución declarando “de alta conveniencia nacional”  una nueva reelección del Jefe.  A mediados del mismo año 1951, después de un encuentro con estudiantes universitarios que le entregaron el “Gran Collar de la Democracia” se dirigió a la Convención del Partido Dominicano donde leyó un mensaje rehusando su nueva repostulación.

Con  “sentimientos y pesar” los presentes aceptaron la decisión y nominaron entonces a su hermano, el general Héctor B. Trujillo Molina. Negro fue candidato dos veces: el 16 de mayo de 1952 y el 16 de mayo de 1957 y en ambas jornadas electorales triunfó a “unanimidad”. Sus records fueron “extraordinarios”: en la primera obtuvo más de un millón de boletas, contra 0 de la oposición, y en la segunda 1.2 millones. En las ultimas elecciones tuvo como compañero  al Dr. Joaquín Balaguer en la vicepresidencia, que había sido restablecida en la reforma de 1955.

En el ocaso de su régimen y de su vida, a mediados de diciembre de 1960, cinco meses y medio antes de su ajusticiamiento, el Partido Dominicano y agrupaciones afines arrasaron en  nuevas elecciones, con excepción de la provincia de Santiago, donde el “opositor”,  Partido  Nacionalista llevó de candidato a la gobernación de la provincia al propio Trujillo, que conquisto el triunfó a unanimidad. chichidejesusreyes@gmail.com

jpm

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