Tregua política navideña (Opinión)

Una tregua política navideña se convierte casi en una necesidad nacional. La población está cansada de las primarias de los grupos partidistas y pierde el interés en estas jornadas, donde al final salen escogidos lo que decida el dedo del jefe.

Con las marchas, caravanas, encuentros, desfiles, se lleva al cansancio al gran pueblo que no tiene militancia partidista, y que únicamente ve y siente que se le marchita su espacio vital, cuando la tranquilidad es sometida al fuego cruzado de las consignas de pre-candidaturas.

La principal marcha electoral comienza en enero, por lo que entonces en este diciembre es propicio que se de una tregua navideña, donde se haga abstención del partidismo furioso, y se de pie a la celebraciòn de estas fechas originalmente religiosas, pero que han devenido en asueto para el ron y la festividad.

Con el doble sueldo que será entregado por el gobierno en la primera quincena de diciembre, y posteriormente por todo el sector privado, tiene que haber tiempo para la diversion sana, para pasar revista en familia, en amistad, en compañerismo de los momentos cumbres de este año, y las luchas que están pendientes para el 2016.

Además, una campaña electoral no se gana con pancartas, spot de televisión, cuñas de radio, gastando gasolina en caravanas o paradas en una esquina. Hay que darse tiempo para elaborar un programa de gobierno, aunque casi de inmediato el mismo sea tirado a la basura.

Nunca en la historia política nacional los programas de gobierno han sido la base fundamental para una campaña política. Ahora lo será menos. La llegada de los medios masivos de comunicación, desde el internet, los periódicos digitales, las redes sociales, indican que esta será la plataforma de propaganda política.

Lástima, porque más importancia se le estará dando a la foto retocada, a la palabra mal escrita, al chisme barato, que en buscar soluciones a los grandes males que afectan a la sociedad dominicana.

Hoy parecería que estamos retrociendo a la etapa de la política primitiva dominicana, donde el chisme de ocasión y la zancadilla, eran las normas a seguir. Llamamos a que en el mes de enero haya un remosamiento de la actividad política y se pongan sobre el tapete temas de candente actualidad nacional.

Hay que hablar de la corrupción, la creación del pleno empleo, la asistencia médica, la educación, en fin, que no se puede seguir quedando en el tintero cuáles son los caminos y los métodos que pueden conducir al desarrollo dominicano.

Por ahora nos conformamos con un alto en el camino. Vamos a descansar de la chachara barata y formalicemos la tregua política navideña.

jpm

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