Trascendencia e inmanencia en el filme infantil “Cavernícola”

imagen
EL AUTOR es catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

Cavernícola es un interesante largometraje de animación, cuya finalidad estética trasciende a la pantalla para trasladarse a los rostros risueños de decenas de niños con los que compartimos uno de los tantos salones de cine existentes en la capital dominicana.

Las estrategias semiolingüísticas –imágenes, música y otros signos sonoro-visuales– revelan la cosmovisión del autor respecto a la producción estética inherente a las artes. Al ser un lenguaje y, al propio tiempo, un producto del lenguaje únicamente humano, no quedan ausentes en su trama las representaciones mentales de su autor.

El filme inicia con una simulación de lo que pudo haber sido el Big Bang que según se afirma dio origen, progresivamente, a todas las especies. Luego de un largo recorrido histórico, aparecen los cavernícolas en proceso de adaptación.

La narración se adelanta en el tiempo para representar a unos mansos descendientes de aquellos primitivos. Habían desarrollado tecnología rudimentaria basada en las piedras. Se alimentaban de caza, pesca y recolección. Vivían en armonía. Era la Edad de Piedra. Hasta que un día otra civilización llegó hasta ellos para arrebatar sus tierras y sus recursos. La Edad de Bronce se impuso a la de piedra, sometiéndolos casi hasta el exterminio.

En consecuencia, los nativos fueron expulsados de su tierra. Se les obligaba a trabajar en la mina de bronce en calidad de esclavos. Un día uno de los cavernícolas decidió aprender a jugar fútbol para derrotar a los jugadores campeones de la Edad de Bronce. Tras varios días de entrenamiento, lograron enfrentarse al equipo más fuerte del planeta y lo vencieron. Gracias a esta victoria, los cavernícolas lograron recuperar su paraíso perdido.

Los filósofos Andrés Bazin y Siegfried Kracauer (cada uno por su lado) sostienen que el séptimo arte representa y debe representar la realidad, puesto que su naturaleza artística carecería de esencia y de sentido si se apartase demasiado de ella. No es un arte equiparable a la pintura y la escultura, etcétera.

En clara oposición a la teoría realista, la teoría formalista –representada por Hugo Münsterberg, Rudolf Arnheim y Sergei M. Eisenstein– entiende que el cine, como lenguaje del artista, nada tiene que ver con la realidad. Es a esto que suele denominarse arte inmanente, es decir, arte por el arte en contraposición al arte trascendente.

En “Cavernícolas” se cumplen sendos postulados de estas dos corrientes teóricas –inmanencia y trascendencia–. Lo que se evidencia es una auténtica creación artística que enmaraña en su interior líneas ideológicas históricas que hasta nuestros días siguen siendo objeto de discusiones en los círculos de estudios importantes del mundo.

Esta realidad fílmica ratifica nuestra tesis. Sostenemos que no existe un único texto  artístico desprovisto de los aspectos ideológicos, psicológicos, históricos, culturales, etcétera, del artista que lo crea. Como dice Marx en “El capital”, “el hombre es producto de su historia” ¿Y qué es el hombre si no es su mente? A la sazón, no hemos hallado contraejemplos.

La ideología darwinista de “la supervivencia del más apto” es un tema fundamental en esta película ¿No es, acaso, esa la misma realidad que han vivido los pueblos a lo largo de la historia? ¿No han sido las grandes guerras, mundiales y locales, motivadas por el interés egoísta del poderoso sobre el más débil? ¿Si no por qué los siete principales imperios que han gobernado el mundo han desarrollado ferozmente una política extensionista impulsada en la explotación del más débil? ¿No es acaso esto ideología en el cine?

Sólo en una creación artística como ésta se castiga al más fuerte. Triunfa el altruismo. Es justamente esta ilusión que introduce otros sustratos ideológicos al filme. Fue la fe cimentada en la lectura de los pictogramas, dibujos y otras formas icónicas, las que impulsaron a los cavernícolas a participar en el juego y a ganarlo. Descubrieron que sus ancestros habían sido los inventores del fútbol (según la narración fílmica) y eso les bastó para dominarlo mejor que los jugadores de la Edad de Bronce.

El sistema mitológico también se representa en el estadio, el cual se considera como el hábitat de los dioses. Debido a esto, cada juego se constituye en un culto a los dioses. Supuestamente el pago es voluntario. Sin embargo, nadie puede quedarse sin pagar su entrada. Si esta paradoja no representa la supervivencia del más hábil ¿qué representa?

¿No constituye, además, una crítica a algunas ideologías religiosas de occidente que históricamente han impuesto un pago “voluntario” a sus feligreses, pero que nadie puede dejar de pagar, so pena de ser excluido, bajo el discurso legitimador de que sólo así recibirán la bendición de Dios y de los santos ángeles? Si esto no es ideología, entonces ¿qué es?

Esta película británica fue estrenada el 2 de febrero de 2018. La dirección corresponde al cineasta Nick Park. Partiendo de las carcajadas de los niños que compartieron sala con el suscrito, y de los múltiples efectos cosmolingüísticos presenciados, la recomendamos.

jpm

Compártelo en tus redes:
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios