Transparencia y rendición de cuentas: aquí nadie se salvará
Después que estalló el escándalo de corrupción de la empresa de construcción brasileña Odebrecht, todos absolutamente todos, los que habitan en los países señalados están bajo sospecha ante los dueños del mundo y sus soportes ideológicos.
Están convencidos de ello, sus investigaciones le indican que la corrupción ha penetrado todo, los poderes del Estado, parte del empresariado, la iglesia, la clase política, en fin a todo el vivo.
Los vientos que se sienten aquí y en el mundo con el asunto de la transparencia y la rendición de cuentas, aunque muchos no lo crean, podría arrastrar a una nueva configuración de las fuerzas políticas y sociales del mundo.
Pienso que este fenómeno purificador que se inicia en este Siglo XXI constituye el punto de partida de sus propiciadores para fulminar en gran modo las tratativas, pactos de silencio y complicidades de los grupos económicos, sociales y políticos que por años se confabularon para hacerle competencia desleal en lo económico e ideológico.
Los que se crean en este país o en cualquier otra parte, que como colectivo o individuo están exento de esa cruzada de transparencia que se impulsa desde litorales imperiales se equivoca medio a medio.
Los nuevos tiempos de transparencia y rendición de cuentas que vive el mundo, y de manera muy especial la República Dominicana, sin lugar a dudas, nadie los detiene.
Hay que estar preparado, óigase bien, para continuar viendo despuntar otros ilícitos y malas prácticas de gran calado en otras latitudes, es indetenible la ola adecentadora de pulcritud que se esparce por todo el mundo.
Y si se prosigue por el camino que por donde se está llevando este asunto, aquí no se salvará nadie, porque el que no caiga preso o sea imputado, por lo menos será investigado. Ya verán.
JPM