Transición de mando y la cobardía de Danilo Medina

La histórica decisión del presidente Danilo Medina de no participar en los actos de toma de posesión del presidente, Luis Abinader Corona, es un acto de cobardía, violatorio a los estamentos constitucionales, la Ley Electoral y la estabilidad democrática de la República Dominicana.

No es un secreto, en tiempo de crisis política y luego de una inesperada derrota electoral, la desesperación es el combustible idóneo para adueñarse del poder, empeñado por imponer las medidas que beneficien a sus intereses particulares o corporativos.  

Danilo Medina ha encontrado en el actual Gobierno un recurso inestimable para aplicar una política ultraliberal que satisface tanto a sus promotores tradicionales, como a una clase dominada por el poder económico, que se aleja a ultranza de esa solidaridad que construyó su propio partido y que en veinte años se convirtió en el principal promotor y estandarte de su derrota.

¿Será el desasosiego que no le permite al gobernante peledesita estar presente en la toma de mando del nuevo presidente? Aunque en primer plano la desesperación contribuye a soportar esas políticas restrictivas, no es menos cierto que una mala administración puede acelerar el punto de fractura social y dar lugar a episodios sosegados y hasta desesperantes, como el presentado en las últimas horas por el señor Medina.

El hecho de notar la ausencia del mandatario en el Salón de la Asamblea Nacional, pienso yo, que a Luis Abinader le importa un comino, porque sería hasta jactancioso escuchar a un presidente saliente pronunciando un discurso de Rendición de Cuentas cargado de mentiras, claro está, la interinidad de un partido político en el poder, en el caso que nos confiere, el PLD, supone un alivio para quienes lo ejercen, al saber que las consecuencias de sus actos las sufrirán sus sucesores y pasado el tiempo nadie les reclamará redención por sus fracasos.

Con su actitud negativa y desafortunada el mandatario saliente demuestra que las heridas provocadas por la derrota a Gonzalo Castillo, todavía no se han curado. Estos desafueros es posible que no sean apoyados por la cúpula del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización política que al inicio de su fundación quiso predicar con el ejemplo, sin embargo, rompió las reglas estatutarias tras la muerte de su líder máximo el profesor Juan Bosch. 

Este acto de mezquindad es cuestionable y si él, Danilo, no lo considera así, habría que preguntarle ¿dónde pondría la cara cuando los invitados especiales como los presidentes de otros países descubran la ausencia del presidente que debe pararse allí, en el pódium del Salón de la Asamblea Nacional (SAN), a escuchar su Rendición de Cuentas.

Esa cobardía de su amor por el poder mesiánico no tiene parangón y es la primera vez en la histórica gestión política de República Dominicana que un presidente, en este caso Danilo Medina Sánchez, no rinde el tributo de entregar el poder personalmente a un ganador que siempre le ha dispensado armonía, a pesar de su funesta gestión presidencial de ocho años, donde ni siquiera una oposición radical le hizo a su mal Gobierno.

Si nos remontamos al pasado, en 42 años es la primera vez que un presidente no participa en la toma de posesión de un nuevo mandatario para escuchar su propuesta de Gobierno. Tras la caída del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, el doctor Joaquín Balaguer entregó fielmente el poder al presidente electo Antonio Guzmán Fernández, en el 1982, Jacobo Majluta entregó el poder a Salvador Jorge Blanco, en el 1986, Jorge entregó a Joaquín Balaguer, en 1996, Joaquín Balaguer entregó a Leonel Fernández, en el 2000, Leonel Fernández, transfiere el poder a Hipólito Mejía, en el 2004, Hipólito a Leonel Fernández; en el 2012, Leonel Fernández a Danilo Medina. Siendo así, ¿por qué Danilo Medina no puede entregar a Luis Abinader? ¿Será para hacerse sentir ante la opinión pública?   

El ejecutivo está en un error que sobrepasa las estadísticas de las Leyes. Podría Danilo Medina, quizás, justificar su ausencia en la toma de posesión debido al crecimiento notorio de muertes y casos del COVI-19, ahora bien, nos preguntamos, ¿tomó el presidente Danilo en consideración las muertes y casos registrados por la pandemia durante la campaña política en las elecciones de febrero-marzo y mayo?  

De poco sirve la advertencia o el reproche, ni la evidencia de los errores pasados, cuando se administra la mercancía de la desesperación. La penuria difumina la perspectiva y concede al charlatán el beneficio de la duda aceptando como probable lo que no es más que una posibilidad sin reparar en las consecuencias de sus decisiones.

Cada persona es dueño de sus incoherencias…Un fracaso tras otro no es el mejor argumento para recuperar la confianza de la ciudadanía…En estos tiempos modernos donde en la mayor parte de los países del mundo se está luchando por el rescate de la democracia, es de rigor contribuir con el presidente en la construcción de su propia tumba política…Todo se vale en este escenario, incluso, “hasta cederle a Ali Baba el terreno para que construya su propia cueva”.  No importa Danilo. Lo que importa es el cambio.

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Manuel
Manuel
3 Años hace

yo quiero ver su posicion del 2016 cuando todos los legisladores de su partido se marcharon y no participaron.