OPINION: Sucesos en Haití presagian futuro incierto para Moïse
La situación de Haití en el año que casi concluye, ha sido de una gravedad tal que las seguridades de que el presidente Jovenel Mose pueda mantenerse en el poder, para cumplir su período de cinco años, son tan inciertas, que tiene pocos apostadores a favor.
Moïse se tambalea en el poder mientras bandas armadas con sofisticados pertrechos se han apoderado de barriadas populares, mayormente en la capital, Puerto Príncipe, donde siembran el terror, imponen precio a los secuestros y su ley entre los moradores.
MoÔse podría estar en una situación mucho mejor, pero su inexperiencia política le hace daño al momento de encarar problemas nacionales de envergadura como las recientes manifestaciones que pedían una investigación sobre sobornos en el caso de Petrocaribe.
Para cuando el joven presidente de 50 años tomó el poder en febrero del año pasado, la situación de Haití hervía. Él alcanzó el puesto tras las elecciones de segunda vuelta que fueron muy reñidas, como el candidato del Partido Tet-Kale del expresidente Martelly.
En una análisis hecho en días siguientes a su juramentación se señaló la inexperiencia como parte de los problemas que mermarían la capacidad de gobernar del nuevo Presidente, quien en realidad no contó con la mayoría de los electores en la primera vuelta.
MoÔse era la carta que tenía en la manga el expresidente Martelly para evitar que casos como el de Petrocaribe, en el cual se dice que hubo amplia corrupción en el manejo de los embarques petroleros desde Venezuela a precios por debajo de los del mercado.
A Martelly le perseguían otros cargos como la extendida corrupción en la administración pública, que solamente podrían haber sido sobreseídos por una administración complaciente y jueces que interpretaran los intereses partidarios del nuevo gobierno.
Ni Martelly, ni los otros partidos de la oposición, ni los líderes de las empresas contaban con que había una ebullición en el seno de las masas haitianas, las cuales amenazaron y mostraron garras, pero que hace dos semanas salieron a las calles a destruir.
Los desórdenes ocurridos en Puerto Príncipe y las principales ciudades de Haití no fueron generados por ningún partido político u organización opositora. Nacieron de las redes sociales y de los inconformes, contradicción al caso de la pacífica Marcha Verde dominicana.
Los graves disturbios ocurridos la semana que termina en París, Francia, que han sacudido al gobierno del presidente Emmanuel Macrón, en reclamo de la rebaja de los combustibles, las pensiones y los impuestos de la renta al parecer no cesarán pese a que el régimen echó hacia atrás las alzas.
La suspensión de las medidas que alzaron los precios de la gasolina y el diésel para camiones no han logrado tranquilizar a las multitudes llamadas “camisas amarillas”, porque sus principales agitadores utilizan ese color. Plantean para hoy nuevas manifestaciones.
En Haití las manifestaciones fueron al llamado de las redes sociales y por lo atento que está el populacho al cual el régimen moÔsista prometió trabajo durante la campaña electoral. En los peores momentos de los desórdenes de hace dos semanas murieron 11 personas.