Sociedad civil y deuda pública

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LA AUTORA es comunicadora. Reside en Santo Domingo.

La deuda pública es una de las problemáticas nacionales.   Suscita  inquietud en la población, sobre todo en aquellos  que profundizan de manera objetiva, o sea, no permeada  de pasiones políticas,  en el monto y los efectos de  la misma sobre la población.    Es por el aumento de la deuda pública que aumentan  los impuestos y con estos  el costo de la vida.

Ella tiene una fuerte incidencia en nuestras vidas, por lo que es importante no adoptar una posición pasiva ante las deudas que asume el país.    Porque  representantes de la sociedad civil no se empeñan a través  de organizaciones o de entidades  a dilucidar mas sobre el incremento de la deuda pública?.  Es necesaria una mayor participación de la sociedad civil en la observación e investigación  de la calidad del endeudamiento público,  de su necesidad   y  de su destino final.

Para muchos será una cosa muy difícil de lograr en su plenitud,  esto así por lo compleja y entramadas que resultan ser  muchas de  estas tratativas.

Pero…todo se puede  con una voluntad organizada y determinada a realizarlo.  Y ésta se puede hacer a través de entidades, asociaciones,  y medios de prensa de carácter  investigativo e independiente  que lleven a la población los detalles de las mismas, sobre todo si estas no resultan convenientes o necesarias  a los intereses de la nación.

Es importante concienciar a la población  sobre lo que se hace con los recursos del Estado.

Una manera de evaluar el buen desempeño de un gobierno es la calidad de sus gastos.  El cómo un gobierno  gerencia la administración pública.  Como ésta repercute en la sociedad, en la economía, en la estabilidad macroeconómica  que permite la inversión y con ello la creación y el mantenimiento de puestos de trabajo.  Asimismo como es capaz de controlar la inflación,  y, según nuevos parámetros de crecimiento, qué está haciendo para disminuir las brechas sociales.

La mayor parte de los países de occidente están endeudados pero ésta  en países del tercer mundo puede ser peligrosa.  Un gobierno debe estar atento a hasta qué punto se endeuda y como lo hace.   Endeudarse para desarrollar obras de infraestructura,  en épocas de crisis sobre todo, es positivo.  Estas obras acrecientan nuestro patrimonio público,  tienen un efecto multiplicador sobre nuestro producto interno bruto, dándonos una nueva perspectiva,  sobre todo frente a los mismos acreedores con los que se podrá negociar en mejores condiciones.

Hay que tener mucho cuidado en acusar a un gobernante de haber endeudado  el país si ese endeudamiento ha tenido efectos positivos en la economía.  Claro está, sin justificar contratas sobrevaluadas obtenidas a través de comisiones o para favorecer amigos y/o cómplices, porque es una sobrevaluación que paga el contribuyente.

La corrupción  en el gobierno debe ser perseguida  como un mal que puede germinar en cualquier partido político.  No obstante, la lucha debe ser más encarnizada en contra del mal manejo económico y el desperdicio de los recursos del Estado en préstamos que no se traducen en enriquecimiento de la nación.

La República Dominicana ha vivido momentos de default o insolvencia soberana, y esta son situaciones que no debemos repetir.   El default   es cuando un Estado se encuentra en tales condiciones de ser incapaz de restituir completamente la deuda pública a sus acreedores.  A quien le interese el debate político podría investigar en que gobiernos el país ha sufrido de crisis de esta magnitud y como y quienes la han resuelto.

En el 2002, por ejemplo, según datos obtenidos por internet, “la economía entró en recesión.  El PIB (Producto Interno Bruto) se contrajo en un 1% en el 2003, mientras la inflación se disparó por encima del 27%, y se estima que entre un 12 a un 15% de la población paso de  ser muy pobre a indigente.  Según  fuentes ésta se debió  a un mal manejo de la crisis bancaria por la quiebra de los bancos y  a una fuga de capitales.  Se requirió el intervento del Fondo Monetario Internacional para “meter en orden las cuentas” y salir del posible estado de insolvencia.

En el gobierno siguiente se renegociaron algunas de las deudas asumidas y se continúo con la supervisión del Fondo Monetario Internacional.     Estábamos en proceso de recuperación cuando llego la crisis del 2008, causada por la famosa crisis financiera mundial,  de la cual, según datos,  nos recuperamos en el 2010 con un crecimiento del PIB de un 7.8%.

Evaluar el manejo de la  deuda es un punto  que se debe discutir continuamente en foros públicos donde participen conocedores del tema.   Se ve mucha politización en la prensa, se requieren más debates, más informaciones imparciales, más dialéctica.  El hecho es que debemos ser nosotros mismos a cuidar nuestros recursos y estar más atentos a la inversión pública.  Repetimos, se deben crear entidades que sirvan a investigar, a evaluar que se hace con nuestros recursos, cuales son los gastos, los préstamos, a que se destinan y a sus resultados finales.   Que no nos cojan asando batatas.   Quizás así se podrán evitar otros desastres como aquellos que en el pasado nos han azotado, dejándonos solo deudas y malos recuerdos

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