Sin injusticias ni privilegios

Para los reformistas el día 1 de julio es de recordación obligatoria en ocasión de cumplirse un nuevo aniversario del primer ascenso al poder del Presidente Balaguer en 1966.

Ese día comenzó un proceso de reunificación de la familia dominicana y de rescate de nuestra soberanía mancillada por la ocupación militar extranjera desembocada después de los acontecimientos transcurridos a partir del  ajusticiamiento del tirano que nos subyugó durante 31 años.

Con todas sus imperfecciones,  y con la colaboración de una fuerte oposición, el proceso iniciado el 1 de julio de 1966 instituyó el régimen de alternabilidad democrática que hoy disponemos, que alcanzará ya medio siglo el próximo año, resistiendo los avatares de la guerra fría, las asonadas militares y la insurrección armada

Pero además:

Se inició un proceso de disciplinar las finanzas públicas y de transformación de nuestra economía, estimulándola con infraestructuras y disposiciones tributarias que modificaron sustancialmente nuestra estructura de producción y las condiciones de vida del dominicano.

La economía “predominantemente agrícola” de aquellos tiempos fue transformada en la economía diversificada de hoy, enriquecida por industrias, zonas francas, turismo y otros servicios relacionados con nuestra posición geográfica.

El crecimiento económico derivó en el mejoramiento de las condiciones de vida, según se ha reconocido en los Índices de Desarrollo Humano elaborados por el PNUD.

Lamentablemente el predominio PLDista que nos ha regido después de terminado el ciclo reformista en 1996, no ha podido superar indicadores fundamentales de nuestra realidad social y económica dejada por el gobierno iniciado un día como hoy de 1966, a juzgar por los siguientes elementos:

Nuestro aparato productivo es cada vez más incapaz de satisfacer necesidades de nuestra población, evidenciado por una balanza de pagos 10 veces más deficitaria que en 1996.

Como consecuencia de este mayor déficit en la balanza de pagos y de los crecientes déficits fiscales, la deuda pública es 6 veces superior a la de 1996 sin contar con la deuda del Banco Central que en aquel año no existía. El desempleo se mantiene al mismo nivel que ese año: 15%

El Banco Mundial nos ubica dentro del grupo de países de peor distribución de la riqueza (con un índice de Gini de 47.2 entre un 0-100 que mide equidad perfecta-imperfecta), observándose hoy un 4% de concentración de la riqueza superior a 1966.

Revertir este estado de cosas que han llevado al país a la degradación  moral y política impuesta por una corrupción e impunidad descarada, al deterioro social y económico determinada por una fiscalidad deficitaria y un sistema financiero en el que predomina el rentísmo y la especulación, y la pérdida de nuestra identidad y soberanía asociado a la dependencia internacional y al manejo inadecuado de la inmigración haitiana que nos han sumido los gobiernos del PLD; se hace imperativo  relanzar para revitalizar el sistema democrático iniciado el primero de julio de 1966 y retomar la consigna reformista “sin injusticias ni privilegios”

A estos propósitos debemos comprometernos los “reformistas de corazón” como reza nuestro himno.

 

 

 

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