Siguiendo la voz de tu conciencia ¿estás seguro de hacia dónde vas?

imagen
EL AUTOR es investigador y asesor empresarial.

En la vida cotidiana de cada persona, cada día se presentan múltiples opciones para las cuales se tienen que tomar decisiones, que consisten en elegir una opción y descartar otras. Las decisiones sin trascendencia, es bien sabido, se convierten en rutina.

Es así como se desarrolla la aventura de la vida. Después que eres adulto y empiezas a vivir como tal, comienzan los grandes retos y las grandes disyuntivas. Cada decisión que tomes definirá necesariamente tu camino y afectará tu vida, en algunos casos, para siempre.

Por eso es importante no tomar las cosas a la ligera. Hay que pensar bien antes de tomar decisiones importantes, estar dispuesto a afrontar las consecuencias, si las cosas no salen como lo esperabas.

Porque resulta que el ser humano tiene la tendencia de culpar a otros cuando las cosas salen mal y eso provoca situaciones difíciles. No siempre es otro el culpable, la mayoría de las veces resulta que el culpable es uno mismo, cosa que es  muy importante reconocer.

¿Acaso puede otra persona tomar tus decisiones? Está claro que no, y si sucede, no cabe duda de que lo ha hecho con tu consentimiento. Si es así, la responsabilidad por la decisión tomada sigue siendo tuya.

¿Por qué es importante reconocer que uno es responsable de sus decisiones? Porque es el punto de partida para poder analizar las causas de lo que llamamos fracaso. Si nos hacemos mártires y empezamos a culpar a terceros por nuestros fracasos, nunca encontráremos soluciones satisfactorias y viviremos de una amargura en otra amargura.

Y no encontraremos soluciones satisfactorias a nuestros momentos difíciles, porque no daremos con las verdaderas causas que nos llevaron a esos momentos. Para dar con las verdaderas causas de nuestros problemas, hay que partir de las decisiones que tomamos, las cuales, en algún momento generaron el problema.

Una vez identificada la causa (o las causas) partiendo de bases objetivas, podemos tomar acciones dirigidas a eliminarlas para tratar de resolver esos problemas. Así es que funciona y así es también la forma justa de actuar, porque esa forma de actuar nos lleva a juzgar hechos y situaciones, no personas.

El ser humano es un ente social, con esas características fue creado, no fue concebido para vivir solo, ni aislado.  Por eso es natural que siempre busque con quien compartir sus ideas e inquietudes y personas que le ayuden a tomar ciertas decisiones.

No es malo buscar o tener en quien confiar para plantearle situaciones, ideas o proyectos. Conseguir que esa persona le ayude a tomar decisiones, esa sería una buena práctica. Al final, después de escuchar las opiniones y consejos, en tu íntima convicción, tú tomas las decisiones.

Esas personas pueden ser familia, amigos e incluso algún profesional contratado para esos fines. También puede ser tu compañera o compañero de viaje en este mundo. Muchas veces se escoge con quien consultar, dependiendo de la situación en particular.

Por eso es importante tener a alguien en la familia, un amigo o amiga, también una esposa o esposo en quien se pueda confiar. Muchas veces para cada situación, idea o proyecto, se elige con quien consultar antes de tomar la decisión definitiva.

Pero tenemos que tener cuidado de no alejar a esas personas de nosotros, especialmente si han demostrado tener un aprecio especial por uno, porque al final, estarán contigo en el acierto y en el desacierto.

Es importante asumir correctamente lo que llamamos fracaso. Debemos saber que nuestras decisiones, aún si otros nos dieron consejos y sugerencias antes de tomarlas, son nuestras. Por tanto, las consecuencias de ellas son responsabilidad de nosotros.

Si lo hacemos así, no solo actuaremos con conciencia y justicia a la hora de enfrentar los problemas y las dificultades, sino que ese familiar, ese amigo, tu esposa o esposo, no te dejarán solo en la dificultad, sino que te acompañarán por amor y aprecio.

Pero hay alguien que tenemos que tener muy en cuenta al momento de tomar  decisiones importantes en la vida. Ese alguien es la voz de la conciencia.  Es aquella voz que dentro de ti te advierte sobre algo, lo hace generalmente de manera tenue, casi imperceptible, pero persistente.

En mi caso, esa es la voz de Dios. La experiencia y los duros golpes que me ha dado la vida, me han llevado a un encuentro con mi origen, que es Dios mismo. A partir de ese momento, nada hago sin consultar con Dios y él me habla principalmente, a través de la voz de mi conciencia.

c.aybar@nikaybp.com

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios