Siendo justo con José

La narración de la concepción de María, del producto que vino a ser Jesucristo, ha traído como consecuencia que algunos sean injustos sobre la apreciación de José. Considerando que él fue un tonto, porque recibió a María como su mujer, sin embargo, hay que señalar que como hombre consciente y de sentir humano, él quiso dejar a María, para no hacerse responsable de un embarazo que no fue debido a él; esta actitud de José refleja que no era ningún idiota. El era un hombre de verdaderos valores espirituales, capaz de enfrentarse a sí mismo, y no usar violencia contra su  mujer, como han hecho muchos bárbaros.

José supo del embarazo de su desposada, es obvio, que fue debido a que ella le comunicó lo sucedido, tal como el ángel Gabriel le había anunciado. El ángel, le indicó que ella iba a dar a luz un hijo, al cual le pondría por nombre Jesús, y que el Espíritu Santo vendría sobre ella y le cubriría dejándola embarazada; y por tanto, el Santo Ser que nacería sería Hijo del Dios Altísimo. Todas estas informaciones eran suficientes, para que María, sin tomar en consideración las consecuencias que se derivarían de esa situación, dijera al ángel: «He aquí la sierva del Señor; hágase conforme a tu palabra» Lc. 1:38.

Es evidente que el ángel fue cuidadoso al anunciar a María sobre el nacimiento de Jesucristo, puesto que debía estar basado su anuncio en las profecías. Dios, a través del profeta Isaías había dicho: «Por tanto,, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel» Is. 7:14. El ángel sabía que José podía reaccionar ante tal situación, y solamente fundado en las profecías aceptaría semejante Providencia divina. Gracias a Dios, José por amor a María, y sabiendo que no era hijo de él, no pediría a su desposada que abortara a la criatura, pues era un hombre íntegro en Dios.

José sabía que si él decía que María había fornicado, conforme a la ley, tanto ella como el fornicario debían morir; a menos que ella hubiese sido forzada en un campo, Lev. 22: 13- 30. Era una situación difícil para José, no se puede pensar que José aceptaría fácilmente lo que María le había dicho; y quiero afirmar, que esto no disminuye la fidelidad e integridad de José, sino todo lo contrario, reafirma su condición de hombre de Dios y de conciencia social; no era un creyente ciego, sino con visión, ¿por qué responsabilizarse de algo en lo cual él no había participado?

José actuó correctamente, como está escrito: «José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y  pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños, Mt. 1:19, 20a. José era un verdadero hombre, capaz de perder el amor de su vida, pero a la vez, dejar en manos de Dios y de María la situación en que ella estaba. ¿Por qué difamar a María ante la sociedad? El sufría la situación, pues su mente estaba invadida de ese pensamiento buscando la solución, y lo más correcto fue decidir dejarla; así ella cuidaba su hijo, ella explicaría su conducta, mientras que él cuidaba su honor ante Dios y ante los hombres.

Sin embargo, la presencia del ángel en sueños de José fue determinante, no sólo en el sentido de demostrar la fe de José, y la condición de obediencia y humildad de él. Pero, también manifiesta el verdadero amor que había entre los dos y que ahora la honestidad de ambos, lo ponía en peligro. Ambos estaban actuando en sentido correcto, ¿ qué podía María hacer ante la actitud de José? ¿Qué podía hacer José ante el embarazo de María? Alejarse ambos, por obediencia a sus respectivas consciencias.

El ángel, habla a José en sueños para convencerle de aceptar a María su mujer. Lo que el ángel le dijera, tenía que coincidir con lo que María le había dicho. De esa manera, él se convencería de que lo que ella le había dicho era la verdad, pero también, podía confirmar semejante realidad en las profecías. Por eso el ángel le dice: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» Mt. 1:20, 21b.

José como temeroso de Dios y conocedor de las Escrituras, entendería con facilidad lo que el ángel le dijera. El sabía que el Cristo debía nacer de un descendiente de David, el cual en este caso se dirige a él, «José, hijo de David,» Sal. 132: 11, 12, 17; Is. 9:6, 7; Jer. 23: 5, 6. Además, debía de ser hijo, no hija, especificando el género, pues tenía que ser niño, no niña, por eso le dijo «dará a luz un hijo;» de ponérsele el nombre de Jesús, lo cual indicaba el propósito de su nacimiento, salvar; y que lo que en ella había era engendrado del Espíritu Santo, lo que indicaba que era procedente de Dios, y  demostraba lo que estaba profetizado que el niño debía nacer de una virgen, lo cual José sabía de ella.

José ante tal realidad recibió a María su mujer, entendiendo que ella le había dicho la verdad, pues coincidía lo que ella dijo con lo que el ángel le dijo en sueños. Ahora bien, está escrito que: «Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús» Mt. 1: 24, 25.  José permitió que el niño naciera, sin que tuvieran sexo, para que durante el embarazo María permaneciese virgen y así el niño Jesús naciera de una virgen desde su concepción hasta su nacimiento. José le creyó al ángel, a María, a las profecías y sobretodo a Dios. José sabía que Jesús era Hijo de Dios, y que vino para salvarnos de los pecados y sus consecuencias. Seamos creyentes. Dios le bendiga. 

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