Sicariato y posmodernidad

Cuando nuestro Cardenal Nicolás de Jesús López Rodriguez admite sorprenderse por el ''auge'' del Sicariato en la República Dominicana, evidencia que está muy divorciado del tema en cuestión. Hace ya muchos años que se había proyectado que para esta fecha la modalidad del Sicariato iba a presentar estadísticas alarmantes en la República Dominicana. Sin embargo, comparado con otros países de América Latina, todavía estamos en pañales. Cuando nuestro respetado Cardenal hace público que en nuestro país no existe una tradición de matar personas por paga, parece ignorar, que la sociedad posmoderna ha barrido con el concepto de tradición y lo que cuenta es sobrevivir en una sociedad donde todavía prevalece la desigualdad, la asimetría de información, desempleo, pobreza, y marginalidad. Y aunque pocos tocan esa tecla, importa decir, que el narcotráfico ha sido un elemento fundamental para esta modalidad delincuencial. Lo imperdonable es que incluso algunos intelectuales han pretendido vender la idea de que son los jefes de Policía quienes fracasan ante la delincuencia, cuando en términos conceptual está determinado que quienes fracasan son los Estados ineficientes, cuyos gobiernos resultan incapaces de crear políticas públicas que enfrenten la delincuencia con éxito. En los países de democracia sólida -Y el presidente Medina lo sabe- la delincuencia se enfrenta con una política de Estado, con un plan definido, que envuelva una amplia inversión en los factores que generan la delincuencia. Los jefes de la Policía solamente fracasan cuando se apartan de la política de Estado trazada por el presidente de la República. Para suerte de los dominicanos, el gobierno del presidente Medina ha diseñado un plan para la seguridad ciudadana y el mismo está dando resultado. Nunca antes la Policía Nacional había tenido tanta presencia en las calles a nivel nacional. A pesar del tremendismo periodístico que vivimos en esta sociedad posmoderna, las estadísticas que se manejan, muestran un significativo avance en la lucha contra la delincuencia. Es imposible que el gobierno gane la guerra de la percepción, pues el tema de la seguridad ciudadana se politiza mucho, pero donde no hay dudas, es que el Ministro de Interior y Policía José Ramón Fadul y el Mayor General Manuel Castro Castillo, han seguido las directrices del jefe de Estado y los avances están ahí. Ahora debemos crear conciencia de que el reto no es solamente del Jede de la Policía. El reto es de todos, pero sobre todo, de la clase política que debe unirse a esta cruzada emprendida por el primer mandatario, para que podamos vivir en un país seguro. El tema de la inseguridad ciudadana está de moda a nivel mundial y en ninguno de los debates serios, se deja de tocar el papel preponderante de la Justicia, como elemento fundamental en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado.

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