Semana santa

Todas las semanas, por lo general, son iguales. Sin embargo, la diferencia entre una y cualesquiera otras semanas, lo hace cada individuo. Dedicar una semana para embriagarse no constituye una semana santa, sino, impura. De ahí que, cada quien debe saber cómo utiliza cada semana. Para aquellos que viven consagrado a Dios, y apartan las semanas para hacer la voluntad de Dios, todas las semanas son santas; pero para aquellos que se corrompen en el pecado, son semanas inmundas.
 
Dios no exige ningún día ni semana, sino que en todos los días de nuestra vida seamos fieles, conduciéndonos semana tras semana, hacía una vida conforme a los mandamientos de Dios. Empero, se debe considerar que el mundo producto del estado de infelicidad que vive,  la falta de valores morales y sobretodo la poca luz que se observa en el horizonte, estos días no laborables, pueden utilizarse para reflexionar y para buscar nuevas metas bajo la cubierta del Omnipotente.
 
El ser humano de occidente, observa las fiestas religiosas, más por las vanidades y desenfrenos carnal, que por la esencia espiritual que las envuelve. Muchas personas desde ya han comenzado a preparar sus viajes hacía las montañas y playas. Esta conducta anti religiosa, ha convertido la semana santa, principalmente en una semana pagana, comercial, de muerte para muchos y sobretodo, de pecado. El atraso educativo y la falta de visión de una parte de la población, convierte a estos días en pagano.
 
Conducir en carreteras no es un buen consejo, en semana santa. Dejar su casa sola, no es de sabio, debido a la delincuencia que arropa  a la sociedad. Fornicar, adulterar, glotonería y la bebedera son conductas frecuentes, en semana santa. Pues, sin duda, hay una gran parte de la sociedad que se dedica a corromperse, lo cual manifiesta el vacío espiritual que hay en ellos. Uno podría decir, que han salido de la ignorancia religiosa, pero esto no es cierto, la realidad es que sus conductas son  producto de la ausencia de una buena educación, de una buena moral y sobretodo de un buen y efectivo conocimiento  de Dios.
 
En la semana en que el mundo occidental recuerda la muerte de Jesucristo, cuya muerte fue para dar vida, es lamentable pues que en ella mueren más personas que en otras semanas. Los Estados occidentales, tienen que gastar millones de dólares, para curar a los miles y miles que sufren accidentes de vehículos. Esa migración de personas de un lugar hacía otro, deja la mayor posibilidad de accidentes. Se debe pensar en reorientar lo que es la semana santa, desde un enfoque de más de valor, que de vanidades.
 
Realmente, Jesucristo vivió en la tierra y murió por nuestros pecados. Además, fue resucitado para nuestra justificación y vendrá desde el cielo para nuestra glorificación. Pero, esto no es colectivo, más bien, es de carácter personal. Cada quien es responsable ante Dios de lo que hace o deja de hacer. Cada uno debe creer y bautizarse para el perdón de los pecados y para la salvación. Ningún acto de Dios en el plan de salvación tiene eficacia colectiva, sino individual. Por tanto, el libre albedrío responsabiliza al individuo, no a la colectividad.
 
Los discursos religiosos son más de carácter filosóficos que sobre la palabra de Dios. Hago un llamado a los que hablan en nombre de Jesucristo, a que  no que interpreten  el mensaje bíblico desde un enfoque cultural, filosófico, tradicional y social, sino más bien, que le den el enfoque correcto. Hay que evitar la filosofía del humanismo como aliado del cristianismo, pues éste no es más que un enfoque humano, que centraliza al hombre, como autor de su propia salvación; en cambio, el cristianismo, presenta a Cristo como el centro y único salvador del mundo. En consecuencia, seamos cuidadosos al hablar de Jesucristo.
 
Usted amigo lector, es el más llamado a distinguir la verdad de la mentira, pues recuerde que la salvación es individual. Por ejemplo, las iglesias que recogen diezmos a los creyentes, están engañando a los feligreses, si lo practican como mandamiento de Dios. Y sabe usted, que son los mismos que dan el diezmos quienes más defienden el diezmo (gran error), pero esa es la ignorancia de la palabra de Dios y el fanatismo. De igual manera, muchas de las creencias en las iglesias no son de Dios, sin embargo, son defendidas por los sujetos creyentes, para su propia perdición y engaño.   
 
Existe la «alta religión,» es decir, las doctrinas de Jesucristo no enseñadas al pueblo; las tradiciones y mandamientos de los hombres, presentados como procedentes de Dios. La conducción de personas como vacas al matadero, cada día se encaminan más y más hacía la condenación, pero ellos no se enteran; éstos están confiados en los hombres. Mas debemos poner sumo cuidado al recordar la muerte de Jesucristo, como un hecho histórico, y además, como un llamado de gran magnitud hecho por Dios, al mandar a su Hijo a morir en la cruz para nuestra salvación. Piense, ¿es santa esta semana para usted? O ¿Es una semana inmunda o pagana?   Dios le bendiga.
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