Secuestro de la razón y de la lógica
POR CELSO MARRANZINI
Los últimos acontecimientos mundiales nos llevan a pensar que de alguna forma nuestros países están siendo secuestrados por las desigualdades, la incomprensión, la falta de oportunidades, la escasa educación, ausencia de viviendas decentes, los incumplimientos de las leyes, narcotráfico, corrupción, evasión, desequilibrio social, político y económico.Los ingleses están entrampados en el Brexit, que no solo pone en riesgo su economía que depende mucho de las exportaciones a Europa, sino que podría ser el inicio de la ruptura de la zona del euro, ya complicada con la crisis económica de Grecia y Portugal.
España logra formar gobierno con la abstención del Partido Socialista Español (PSOE) pero aun así esta solución no fue aprobada por una enorme mayoría y careció del entusiasmo necesario para que el Gobierno goce del apoyo popular necesario. Rajoy se alzó con la victoria que puede ser efímera.
De la crisis de Medio Oriente ni hablar. Asesinatos de inocentes, violaciones, familias destruidas. La salvación es huir, de lo contrario, con seguridad las familias quedan diezmadas por los asesinatos sin ningún tipo de miramientos ni compasión. Tensión en Cisjordania por el bloqueo a Hebrón, bombardeo al hospital de Médicos sin Fronteras, en Irak la única salvación para un cristiano es escapar hacia naciones que le den amparo.
Colombia no logra un acuerdo de paz después que todos entendíamos que se había logrado. Sin embargo, las heridas de años, infligidas por las guerrillas a una población valiente que no se dejó amedrentar, no acepta con razón, que criminales sean ahora tratados como futuros políticos e incluso hasta gobernantes sin haber pagado por sus horrendos crímenes.
Venezuela está al borde de una guerra civil, el Gobierno no es capaz de llegar a un acuerdo con la oposición y al perder la aceptación de la mayoría, irrespeta la propia constitución de la que tanto se ufanó el fenecido Hugo Chávez.
Estados Unidos no escapa a la situación de intranquilidad que vive el mundo. Ganó las elecciones Donald Trump, algo que muchos entendían como imposible. Recuerdo haberle dicho a mis amigos Bernardo Vega y Manuel Estrella en el evento de Sur Futuro, que Trump ganaría, no me creyeron. No soy adivino, pero en mis visitas a los Estados Unidos me había encontrado con muchos de los que trato por negocio o amistad, y al hablar de las elecciones y preguntar por quién votarían, siempre se generaba un silencio sospechoso, que luego de mi insistencia terminaban por confesar que votarían por el candidato republicano.
Una población dividida como nunca, cansada de no encontrar soluciones, problemas raciales que no han podido superar, un liberalismo excesivo y un resultado de las elecciones donde el voto popular benefició a Hillary Clinton con un estrecho margen del total de la votación, sin embargo los colegios electorales dieron una amplia victoria al contradictorio millonario.
Fue una campaña escasa de propuestas y repleta de mentiras e insultos, que ahora se recogen en protestas nunca vistas en los Estados Unidos y que en lo adelante les limitara en su acostumbrada actitud de querer dar lecciones al mundo de cómo hacer las cosas de forma correcta.
Nuestro país no escapa de ese secuestro de voluntades para hacer el bien. Diferencias entre los partidos, falta de visión para encarar problemas tan angustiantes como lo es el tránsito. La falta de respeto a las diferencias de opiniones, como demostrara un diputado al sacarse una correa en el hemiciclo sin que esto resultara en una llamada de atención a una innegable ausencia de ética, y del ejemplo cívico que deben demostrar quienes tienen la enorme importancia de legislar.
El incumplimiento de leyes tan esenciales como es la de presentar declaraciones juradas, que por suerte la voz del ministro de la Presidencia se ha hecho sentir, al declarar que no cobrarán quienes hayan violado una vez más este requisito esencial. Veremos si se cumple esta vez.
El Evangelio de este domingo, según San Lucas, advertía que llegará un día que no quedará piedra sobre piedra y advertía que cuando lleguen noticias de guerras, revoluciones, hambres, terremotos, los hombres se enfrentarán unos a otros y aunque Jesús advierte que el fin del mundo no estará cerca aún, a pesar de esos signos y que no entren en pánico, porque sí llegará el momento que se enfrenten pueblo contra pueblo y perseguirán a los cristianos y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de Jesús.
Parecería que estamos camino a la destrucción del mundo, somos los hombres con nuestra irresponsabilidad y con el secuestro de la verdad, de la justicia, de la ausencia de equidad, tanto social, económica y política, los responsables de ir destruyendo la humanidad.
Es la incomprensión que nos lleva a un secuestro de la razón y de la lógica, que no podemos explicar, donde el insulto, la mentira, el chantaje y el abuso de todo tipo está por encima de la justicia social que todos debemos practicar. Ojalá estemos aún a tiempo de cambiar y recapacitar .
jpm