Se aproxima la época de propaganda política

La autora es periodista. Reside en Santiago

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Fecha: 01/05/2018
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POR: MARÍA NICAURY UREÑA

Se aproxima la época en donde los más débiles y abandonados pasan a ser el centro de atención. Un período de muchos sacrificios para un grupo de personas que durante años se preparan para cosechar el talento de ilusionar, la habilidad de motivar, y la destreza para “saber escuchar”. Me refiero a esos, los que tienen que, de manera casi obligatoria, dibujarse una sonrisa en el rostro, convertir las promesas en su arma, la humildad su traje y los abrazos en su lenguaje.

Se asoma una temporada en la que el ovejero hace su “diciembre” con las ventas de pieles, donde las fotos sonrientes de los carteles y afiches muestran rostros de muchos que bajo “promesas” de responder las necesidades y los anhelos de los olvidados, tienen la principal y casi única intención de hacer realidad los suyos.

Una época donde el escenario perfecto para tomarse las mejores y más humanas fotografías son los lugares en donde residen los necesitados, esos sitios en el que la miseria y el hambre están latentes, esas zonas en las cuales los que allí habitan abren sus puertas con las esperanzas de recibir las respuestas que tanto necesitan.

Es el tiempo en el que unas manadas de lobos luchan para quedarse con el pedazo de carne, la que le brindará alimento durante cuatro “insuficientes” años. Se asoman, rápidamente se aproximan; Las propagandas políticas.

Dos años de contaminación visual, ruidos excesivos y promesas fantásticas e increíbles por doquier. Tiempo en el que se ponen en práctica las técnicas y destrezas que los aspirantes han estudiado para la construcción simbólica del “candidato perfecto”.

Todo esto se realiza gracias a la política, una de las ciencias más hermosas, que no solo permite implantar justicia o mantener el bienestar social teniendo en sus orígenes una estrecha afinidad con la moral y voluntad, sino que, además, posibilita que se accione llevando esperanza a los que carecen de lo imprescindible. Es una profesión que edifica los que la ejercen cuando la utilizan como una herramienta para servir, y no para servirse de ella.

Urge que los dominicanos sepan intuir cuales intenciones se esconde detrás de quienes se lanzan a las calles en busca de apoyo y votos. Los que en verdad desean hacer algo a favor del pueblo y los necesitados, no tiene que esperar a que se aproximen las elecciones para hacerlo.

Se diría que es necesario que los políticos o aspirantes reconozcan y lleven a la praxis la verdadera esencia de hacer y ejercer la política, pero resulta igual de necesario que los ciudadanos despierten y se eduquen para que de esta manera sepan distinguir el buen y mal trabajo de los funcionarios, exigir lo que por derecho a todos les compete y de una vez por todas entender que 500 pesos en la cartera no les durarán 4 años.

JPM

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