San Cristóbal, entre una cosa y la otra
Corren los días, finaliza un año y otro comienza, y como protagonistas de nuestras vidas, hemos actuado en diversos escenarios, unos gratos y placenteros, otros desagradables y dolorosos, que como es natural dejan surcos y estigmas que solo con el paso del tiempo aprendemos a convivir y compartir espacios con ellos.
Pero corren los días, porque de eso se trata la vida, de una simple sumatoria de los días vividos, de triunfos y fracasos, de errores y aciertos, de risas y llantos, de penas y alegrías, entre esperanzas perdidas e ilusiones que nacen, así corren los días.
Entre la nobleza y la mediocridad, entre la lealtad y la traición, entre la bondad y la maldad, entre el que desiste y el que continúa, entre la abundancia y la escasez, entre lo bueno y lo malo, entre la verdad y la mentira, así corren los días.
En medio del desamparo de muchos que a duras penas mal viven y la opulencia y el despilfarro de tantos que sólo para sí perciben el mundo, porque sólo en su entorno la existencia es posible, así corren los días.
En medio de políticos irresponsables y mentirosos y otros muy pocos que a veces solo a medias cumplen con su palabra y el compromiso asumido ante su pueblo, y en San Cristóbal, lamentablemente, tenemos los mejores y más elocuentes ejemplos.
Y así corren los días, y llega el año 2015 y después el 2016, y con él, la gran oportunidad, la hora del desquite, la gran revancha para toda una población, que con su voto consciente y fríamente calculado habrá de enmendar los errores cometidos y con la ayuda de Dios, escogerá sabiamente a sus autoridades para salir del lastre en que esta sumida una ciudad digna y merecedora de mejor suerte la benemérita San Cristóbal.
Así corren los días, entre una cosa y la otra