Revolución, Balaguer y los constitucionalistas

 

 

Este artículo no trata  la guerra de abril en sentido general, sino  los hechos  que tuvieron  incidencia en la asunción a la presidencia de la República del Dr.  Joaquín  Balaguer en el año 1966.

El origen de la “revolución” de abril de 1965 es una conspiración cívico militar organizada por Juan Bosch y Joaquín Balaguer (zorros conocidos que ya habían pactado para las elecciones de 1962), con el propósito de derribar al triunvirato que gobernaba el país: se sobreentendía, que se trataba de un simple golpe de estado.

El PRD tenía una causa legítima, el retorno del gobierno constitucional del profesor Bosch y un equipo político con gran respaldo; pero no tenía el poder militar necesario para realizar un golpe de estado. Balaguer tenía el poder para hacerlo, pero sin motivo político legítimo y  desacreditado, debía actuar en las sombras. Se complementaban.

Bosch no tenía en las Fuerzas Armadas miembros de alto rango para dar el golpe de estado. El PRD solo contaba con un grupo de militares jóvenes de baja graduación. Mientras, Balaguer tenía la cúpula militar compuesta por trujillistas-balagueristas como el llamado Clan de San Cristóbal, encabezado por Neit Nivar Seijas, que le respondían incondicionalmente para llevar a cabo la conspiración. Pero al no ponerse de acuerdo a la hora de decidir la forma de sustituir al derrocado gobierno, los del PRD a favor de Bosch al poder sin elecciones, el cual había sido depuesto por un golpe de estado dos años antes, después de haber ganado la presidencia de la República en unas elecciones libres, y los de Balaguer que querían elecciones generales para elegir un nuevo presidente. Esto motivó la conversión de la conspiración en una revuelta popular.

Los militares jóvenes ante la indecisión, e incapacitados para dar un golpe de estado con rumores persistentes de la existencia de una conspiración y el peligro de ser descubiertos, tomaron la decisión el sábado 24 de abril de 1965, de distribuir armas entre la población civil, a miembros de los partidos de izquierda y del PRD, comenzando una mayúscula rebelión.

Hacia el domingo por la mañana, luego de los sucesos empezados por los oficiales jóvenes el día anterior; los líderes militares y los de menor rango, rebeldes así como leales, llegaron a un acuerdo para terminar con el mandato de Reid Cabral, y este presionado por los militares trujillistas-balagueristas  firma su renuncia sobre la base de que se formaría una junta y que pronto se celebrarían elecciones.

Pero los jóvenes oficiales rompieron el acuerdo. En su lugar, tanto ellos como sus partidarios se instalaron en el Palacio Nacional, anunciando que estaban estableciendo un régimen provisional hasta que el profesor Bosch pudiera regresar del exilio.

Entonces entra la parte política, que la aporta el PRD de Bosch con la voz de Peña Gómez agitando por Tribuna Democrática, al anunciar ese mismo día que el gobierno había sido derrocado, pidiendo el regreso de Bosch, exhortando a la población a salir a la calle. Miles de personas acogieron el llamado inundando la avenida Duarte, tomando también Radio Santo Domingo  y desde sus micrófonos siguieron exhortando a salir  y tomar las calles. La palabra y no la ametralladora fue el arma más utilizada al principio. El PRD había capitalizado la insurrección sacando a Balaguer de la misma.

En los primeros momentos de la revuelta queda instituido como presidente el señor Molina Ureña, quien renuncia poco después, y ante el temor de que el movimiento quedara acéfalo, Juan Bosch nombra a Caamaño como presidente, quien después de momentos de duda, acepta.

La insurrección transcurre con dos bandos enfrentados, los militares constitucionalistas del PRD cuyo objetivo político era restablecer el gobierno de Bosch  versus el ejército regular que seguía controlado por militares trujillistas-balagueristas dirigidos por comandantes que  habían ayudado a desalojar a Reid Cabral del Palacio Nacional y se sentían traicionados por el PRD. Y el más indignado era el general Wessin y Wessin que había participado en el golpe contra Bosch, y no estaba dispuesto a verlo nuevamente en el poder. Los conspiradores llevan al campo de batalla sus diferencias.

Los historiadores dominicanos no se han puesto de acuerdo en cuanto  al número de muertos, sus apreciaciones oscilan entre 3,000 a 5,000 bajas, incluyendo civiles y militares, durante la contienda.

Desde los primeros acontecimientos Balaguer que se encontraba exiliado en Nueva York,   contactó  con el FBI, cooperando para que se produjera la invasión y ocupación del país por parte de tropas estadounidenses y así impedir el retorno de Bosch y obligar la celebración de elecciones.

La revelación se encuentra en el libro Enemies (Enemigos), del reputado periodista Tim Weiner, ganador del premio Pulitzer.

El libro  explica que en 1965 el entonces exiliado presidente Balaguer fue contactado como agente de esa agencia de espionaje e investigación (FBI), y trabajó para armar la invasión a su propio país.  Conocedor del miedo de la administración Johnson a que la revuelta convirtiera a la República Dominicana en otra Cuba, coopera interesadamente informando las noticias provenientes de Santo Domingo de que los izquierdistas y comunistas estaban dominando el movimiento que dirigía el presidente Bosch de “tendencias comunistas”. Balaguer se convierte en el hombre de los americanos.

El 28 de abril empezó el desembarco de marines estadounidenses en Santo Domingo, llegando al máximo de 22,000 efectivos en tierra y 8,000 que tripulaban 40 barcos a la vista desde la costa. Los comandos constitucionalistas combatieron a los militares estadounidenses, pero no estaban preparados para los enfrentamientos, por lo que fueron acordonados rápidamente, limitando las zonas de combates a una parte de la capital, y así evitaron que el movimiento se extendiera. Después de varios enfrentamientos armados, el 20 de junio del 1965, se acordó una tregua y el cese al fuego.

Las bajas estadounidenses durante los combates fueron estimadas por sus propios organismos en 44 muertos y 172 heridos.

La presencia norteamericana finalmente obligó a los constitucionalistas a buscar una solución negociada a la crisis.

Un hecho incontrovertible de la ocupación militar norteamericana fue que evitó el retorno de Bosch al poder y obligó a la celebración de nuevas elecciones. Así mismo, facilitó y condicionó el triunfo de Balaguer en esas elecciones.

Después de arduas negociaciones, el 3 de septiembre de 1965 toma posesión el Dr. Héctor García Godoy como presidente provisional de la Republica, con la encomienda principal de organizar unas elecciones para elegir las autoridades que gobernarían el país en los próximos 4 años.

Las estrategias diseñadas por Balaguer para retornar a la presidencia de la República Dominicana, primero  sacar de la presidencia a Reid Cabral y luego, al producirse el rompimiento con los constitucionalistas, buscar el apoyo de los EEUU, le resultaron exitosas. Logró que “el presidente norteamericano Lyndon B. Johnson, a las pocas horas de iniciada la guerra civil dominicana de 1965, dijera que el próximo presidente de la Republica Dominicana debía ser Joaquín Balaguer y dio su autorización a la CIA, al FBI, a los boinas verdes del ejército de ocupación y al embajador Ellsworth Bunker para que iniciaran acciones, muchas de ellas secretas, que indujeran al pueblo dominicano a elegir en junio de 1966 al que había sido presidente del dictador Trujillo,” escribe Bernardo Vega.

El Dr. Balaguer regresa al país el 28 de junio del año 1965, en plena guerra y con impedimento de entrada. Esto fue posible gracias a la intervención americana y de los militares trujillistas-balagueristas que nunca perdieron el dominio de todo el país por encima incluso del general Imbert, presidente en ese momento del gobierno de reconstrucción nacional, que se oponía al regreso de Balaguer. ¨Los revolucionarios¨ solo dominaban unas cuantas cuadras del centro de la ciudad de la época.

Durante los meses que duró el proceso electoral, la masa popular se vio limitada para participar en la contienda. Se afirma que durante el proceso más de 300 dirigentes del PRD fueron asesinados como una forma de advertencia al pueblo. La vida del líder Juan Bosch peligraba, teniendo que hacer campaña desde su casa,  haciendo uso de la radio y la televisión como única forma de presencia ante el pueblo. Mientras Balaguer se desplazaba por todo el país con total protección militar.

Balaguer “ganó” las elecciones y retornó al poder. Hay varios libros que detallan estos acontecimientos. Uno de los más reputados por la documentación que contiene, es el de Bernardo Vega ¨Cómo los americanos ayudaron a colocar a Balaguer en el poder en 1966¨.

Como vemos Balaguer no llegó al poder en el año 1966 por ¨circunstancias de la vida¨, sino por circunstancias provocadas por él mismo. Desde su salida al exilio en el 1962 comenzó  a preparar el terreno para regresar a la presidencia de la República. Al poco tiempo de su salida del país, en las primeras elecciones después de la dictadura trujillista, pactó con Bosch para otorgarle su apoyo y el de su gente: los trujillistas.

Fue un acuerdo beneficioso para ambos, mientras Bosch ofrecía ¨borrón y cuenta nueva” y obtenía los votos de los trujillistas, Balaguer eliminaba la posibilidad de que Viriato Fiallo, de la Unión Cívica Nacional, viniera con siete látigos para “echar del templo a los fariseos”, entiéndase sacar a los trujillistas del poder, lo que dejó inalterada la estructura de la dictadura. Bosch ganó, pero esos mismos militares balagueristas-trujillistas que quedaron en la jefatura de las Fuerzas Armadas dieron siete meses después el golpe de estado que acabó con su gobierno.

Después de algunos acontecimientos, como la disolución del Congreso Nacional y la sustitución de la constitución por la anterior de 1962, queda formado  un triunvirato como forma de gobierno  e inmediatamente Balaguer empieza a conspirar… con este relato empezamos este artículo, es la caída del triunvirato e inicio de la “revolución”.

Los acontecimientos ocurridos a partir de abril de 1965 no pueden, de ninguna manera, constituir una revolución. Una revolución deja  transformaciones en la sociedad que no se produjeron en este caso. No hubo ningún cambio. Balaguer queda como ganador, como presidente de la Republica, “una vuelta atrás” que consolida la cúpula militar y los políticos trujillistas en el gobierno. Además  las instituciones sociales, políticas y económicas  quedaron intactas, incluyendo la constitución de 1962. Le podrán acreditar algunos logros colaterales pero en esencia no fue una revolución.

tommymejiapou@hotmail.com

jpm

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
1 Comment
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios