Religión, política y conservadurismo en RD
La religión es una actividad privada, libre y particular de los ciudadanos, pero en República Dominicana desde el litoral religioso-católico se pretende dirigir la sociedad.
Los hombres de sotana han asumido un rol político que no le está conferido. Se han arrogado responsabilidades divorciadas de su cometido, sin que el liderazgo político haya impuesto una línea roja, que los retorne exclusivamente al templo.
La comunidad protestante o evangélica, generalmente marginada del mecenazgo estatal, se ha ido compactando y hoy constituye una red social activa de cientos de miles de seguidores.
Sus líderes ya consiguen gran despliegue en los medios de comunicación –periódicos, radio y televisión-, desde donde dictan recetas de como conducir la vida nacional. Lógicamente, también pretenden imponer su agenda conservadora.
Tanto católicos como evangélicos ignoran que el diseño y aplicación de políticas públicas corresponde a los gobiernos. El pueblo soberanamente escoge a sus gobernantes para que sean quienes encausen y lideren la acción pública.
La tarea de la iglesia debe quedarse en el ámbito estrictamente espiritual y privado.
La inconsistencia ideológica del liderazgo nacional ha permitido que los dogmas religiosos pretendan imponerse a todo el colectivo nacional.
Hay un atraso ideológico de los partidos políticos dominicanos que doctrinariamente asumen en sus estatutos el liberalismo, pero en la práctica abdican de ese paradigma ideológico, asumiendo comportamientos ultraconservadores y dejando a las iglesias asumir roles que no le están conferidos.
Redefinir el rol de la religión y extirpar la participación política del clero católico es una tarea pendiente del modelo político dominicano.
JPM