Recuérdate de Abril

Abril es un simple recuerdo de pólvora, sangre y muerte. La revolución de Abril del 1965 es el hecho más heroico que conoció el siglo XX dominicano. Debe  ser tercera luego de las dos grandes fechas de la historia dominicana: La Independencia del 27 de Febrero del 1844 y la Restauración Nacional.
Abril pasa a la historia no por el complot militar develado que buscaba dar termino a triunvirato de dos, sino por el desbordamiento de las masas armadas que derrocaron al ejército que apoyaba al despótico gobierno, y que guardia-pueblo días después enfrentó a las tropas norteamericanas, que lanzaban su segunda intervención militar sobre suelo quisqueyano.
El gran pecado de esa revolución de hace medio siglo fue que sus protagonistas se quedaron petrificados en los hechos históricos, pero nunca se hicieron la debida crítica y auto-crítica. La revolución comenzó y terminó buscando un sueño que no se hizo realidad.  No se volvió a la Constitución del 65 ni a sus principios progresistas, y en lo político y militar el movimiento estuvo lleno de sacrificios y de patriotismo, pero se topó con la piedra del fracaso en lo político y en lo militar.
La revolución enfrentó a las tropas norteamericanas, pero no la pudieron derrotar, y de ahí vino una larga agonía para encontrar a quien poner al frente de un gobierno interino, cuya finalidad era convocar a unas elecciones donde el favorito de los intervencionistas era el doctor Joaquín Balaguer.
Si se pasa a un estudio de la revolución de  abril y sus colaterales, el gran triunfador del movimiento fue el doctor Joaquín Balaguer. Un cadáver político que escapó a las turbas brincando la pared de la Nunciatura, al cual los enfrentamientos dieron paso a su retorno al  país, y sin ser una ficha en la manga de los norteamericanos, en el tranque político se erige como el hombre  que  era necesario  a USA  para manejar el reflujo de masas y establecer nuevas reglas de juego económicas y sociales.
De acuerdo estoy con la bandera de patriotismo de la revolución, pero ignorar la importancia del juicio crítico sobre el movimiento le hace daño. Las nuevas generaciones no conocen a Abril y no les importa. Los que hoy tienen 50 años, nacieron uno después de los hechos revolucionarios, y esa historia le es ajena e indiferente. Nadie se la  ha enseñado.
Un movimiento social, una revolución, un rompimiento social, triunfa y fracasa de acuerdo a sus propias coyunturas y circunstancias, pero su impronta entre las nuevas generaciones y su palanca en ser punta de lanza de cambios sociales, solo se puede conseguir al limpiar páginas mediante el juicio crítico y no al arrogante  levantamiento de banderas que no tienen vientos que las muevan.
jpm
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