Esos inmigrantes ilegales, que probablemente hoy representen entre 10-15% de la población, y sigue creciendo, impacta el mercado laboral, pues esa mano de obra abundante y barata mantiene deprimidos los salarios en los sectores que los haitianos inciden e incluso la saturación ha lanzado a una buena parte al trabajo informal, convertirse en pordioseros o delinquir.
Estamos importando miseria y enfermedades y el peso sobre el sistema de salud se está sintiendo, a un punto que el 30% de los partos en los hospitales públicos son de haitianas que ingresan ilegalmente al país, en un tráfico que beneficia a muchos, y luego se quedan e incluso, como se ha denunciado, por vías fraudulentas inscriben sus hijos como dominicanos.
Cuando en el país haya cuatro o cinco millones de ilegales el sistema de salud no va a dar abasto para atender gratuitamente a esta población, como también se veráimpactado el sistema educativo. Los dominicanos pobres serán los mas afectados.
El Gobierno está tratando de eliminar los barrios con viviendas suicidas a orillas de los ríos, como es el caso de La Barquita y Domingo Savio, sin embargo la inmigración ilegal está creando barrios marginados en todo el país y en provincias fronterizas el éxodo de los dominicanos es ocupado por los indocumentados e incluso hay comunidades donde toda la población es haitiana.
El colmo es que esa inmigración está contribuyendo a la deforestación del país y baste las recientes declaraciones del director del CESFRONT acerca del decomiso de 18 mil sacos de carbón en los últimos meses del año pasado. Los árboles dominicanos los están tumbando para hacer el carbón que es el principal combustible para cocinar en esa empobrecida nación. Los haitianos hicieron de su país el principal erial del Caribe, es decir prácticamente un desierto, y están haciendo lo mismo en nuestro territorio con la complicidad de autoridades y malos dominicanos.
De mantenerse esa masiva invasión de indocumentados a la vuelta de dos décadas, o quizás menos, nuestro país tendrá una mayor tasa de pobreza, los presupuestos no van alcanzar para mantener un sistema de salud y educativo para toda la población, nuestra composición demográfica va a sufrir grandes cambios, así como nuestra cultura, costumbres, religión e idiosioncracia. Se habrá consumado la fusión, los haitianos y sus descendientes ocuparán posiciones electivas, quizás hasta la Presidencia de la República, y nos habremos convertido, por la indiferencia de los políticos y las clases dominantes, en “un país de mierda”, en otro estado fallido.
La única esperanza es que despierte la conciencia nacional y exija a los gobiernos cumplir con las leyes migratoria
JPM
y tu que te a dedicado hacer como maria ramo, siempre econdiendo la mano el pais de mier—- que tu a contribuido hacerlo cobrando muco sin trabajar si no es porque el presidente trump, truenatu sigue como maria ramo,tapando todo
100% de acuerdo.
El origen y causa de la invasión haitiana actual tiene un solo nombre: danilé medinois, él le está engregando premeditadamente el territorio nacional dominicano a los haitianos
Para acabar con la invasion haitiana primero tenemos que DESHACERNOS DE DANILO!
Usted esta en lo cierto, ya que algo similar he venido escribiendo en este Medio.
O sea, si no se deportan masivamente a los haitianos, la R.D. correría la misma suerte que Haití.
Yo no creo que Medina apoye esa masiva e ilegal migración, pero sé que los juegos de algunas potencias son demoledores a la hora de que se les atienda sus peticiones. (SP).
un presidente que se humille ante potencias extranjeras en detrimento de su pueblo,no merece ser presidente,danilo no tienes huevo.
No nos olvidemos que los Haitianos cuentan con el incondicional apoyo de Danilo Medina, su gobierno y el PLD, el PRD/PRM es coparticipe en la entrega del pais a los Pitises aunque como estan afuera, lo hacen solapadamente, ni Hipolito ni el tal Abinader escondieron sus simpatias por la Haitianisacion. Solo el pueblo Dominicano si despierta de su sopor, podra salvar el pais, los politicos lo vienen entregando y terminaran de entregar, si los Dominicanos no se envalentonan y expulsan al invasor.