¿Qué errores se cometieron en Haití que no deben repetirse en Nepal?

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MADRID.- Las ONG españolas que trabajan en Nepal advierten de que volver a la situación en que estaba el país el sábado 25 de abril cuando la tierra tembló va a llevar muchos años, porque «la sala de máquinas del país se ha paralizado» con la catástrofe, y para conseguirlo hay que poner en práctica las lecciones aprendidas tras el terremoto de Haití en 2010 y, sobre todo, mantener a largo plazo el compromiso de los donantes.

«Tenemos que intentar que en esta emergencia no ocurra lo que sucedió en Haití y no se repitan los errores», explica el vocal de Ayuda Humanitaria de la Coordinadora de ONG de Desarrollo, Ángel González, que cita entre otros la «falta de coordinación» en la respuesta a aquel terremoto y el incumplimiento de los compromisos económicos adquiridos sobre la marcha por los donantes más importantes.

En su opinión, «cuando esto deja de estas en los medios la gente no responde igual, pero el problema no es la gente de a pie, sino las donaciones internacionales». «En Haití se desembolsó mucho menos dinero del comprometido cuando la emergencia dejó de estar en el foco y que los ciudadanos no mantengan su pequeña donación puede ser normal, pero los grandes donantes, los Estados y las agencias internacionales, deben mantener el compromiso», señala.

Asimismo, explica que «una vez superado el momento de ayuda de emergencia y refugio, lo importante es recuperar los medios de vida y que la gente deje cuanto antes de ser dependiente de la ayuda humanitaria» y para ello es «fundamental la coordinación entre los donantes internacionales, las ONG que trabajan allí y las administraciones de Nepal».

En este sentido, destaca la importancia de que la ayuda «se canalice a través de las organizaciones que están presentes en el terreno con un compromiso a largo plazo, porque eso asegura que pasado el momento de la emergencia, cuando se emprenda la recuperación y la rehabilitación se haga con equipos que tienen experiencia en el terreno y conocen la problemática del país».

«Un claro ejemplo fue Haití, un país que como Nepal tiene un índice de desarrollo muy bajo, problemas políticos y un contexto en general que complica el trabajo. Por eso la apuesta debe ser por las organizaciones que ya llevan tiempo allí y lo conocen», plantea.

En su opinión, de esta y de cualquier catástrofe anterior debe quedar una lección sobre todas: la importancia de que tanto en las labores de rehabilitación como en la cooperación al desarrollo en general se tenga en cuenta la necesidad de preparar a las poblaciones para que puedan resistir una nueva catástrofe natural. «Este tipo de eventos son inesperados pero en cuanto a la forma en que se responde sí podemos hacer un trabajo importante para que las comunidades estén mucho mejor preparadas», apunta.

Sobre este asunto, la portavoz del Comité Español de UNICEF Carmen Molina señala que en el caso de Haití, «que quedó devastado» hubo organizaciones que vieron la «oportunidad de construir buenas instalaciones eléctricas, buenas escuelas y buenas infraestructuras» que antes de la catástrofe eran muy precarias, algo a su juicio fundamental porque la ayuda «no debe limitarse a paliar la emergencia, debe servir a futuro».

«Puede pasar que se haga de un momento de desgracia una oportunidad para partir de cero y tener mejores condiciones para la población, pero casi siempre lo que pasa es que se produce un gran retroceso, que lo que el país llevaba más o menos hecho se destruya y se vuelva a la situación que había a lo mejor diez o quince años antes», comenta.

En el caso concreto de UNICEF, se nota en los proyectos que venía desarrollando desde hacía años. «Había un 41% de desnutrición crónica en los menores e infraestructuras de agua potable y saneamiento muy precarias. También problemas sociales, como tráfico de personas o explotación de menores tanto sexual como laboral. En uno de los países más pobres del mundo con toda esta problemática, todo va a sufrir un retroceso», señala Molina.

Así, los problemas de acceso a la alimentación derivados del terremoto podrían convertir parte de esa desnutrición infantil crónica en desnutrición aguda; la destrucción de infraestructuras puede provocar falta de agua potable, lo que generará enfermedades tipo el cólera o muertes infantiles por diarrea que de otro modo se habrían evitado. «Ahora estábamos también trabajando mucho el área de educación, pero tienes que parar y volver a lo más básico, como esto del saneamiento y el agua, porque es lo fundamental para la supervivencia», destaca.

LA «SALA DE MÁQUINAS» DE NEPAL, PARALIZADA

«A nivel operativo, donde más afecta el terremoto es en que todas las capacidades y recursos se dirigen a la emergencia y todo lo demás, se paraliza. No es sólo una cuestión de que gran parte de los recursos se van a la emergencia, sino que se produce un frenazo en las intervenciones. La cuestión es cuánto tiempo y en qué intensidad se paralizan», añade por su parte el director de Cooperación y Acción Humanitaria de Save The Children, David del Campo.

Incide en los dos lados de una catástrofe, «los daños propios de la emergencia y los colaterales porque el país entero se paraliza, su fuerza y energía se dedica a la emergencia, y se para la sala de máquinas: la salud, la educación, la economía, la protección social, todo».

«Nosotros lógicamente, no somos ajenos a que ahora todas las energías hay que tenerlas en primera respuesta pero sobre todo con el tsunami de 2004 y el terremoto de Haití aprendimos lecciones que ahora aplicamos, como definir la repuesta de emergencia en periodos más largos. Con la crisis del ébola, por ejemplo, nuestra respuesta es a tres años lo que permite incluir respuesta también a esos daños colaterales», explica.

Para Save The Children, esta planificación es clave porque lo importante «no es muchas veces ser el primer en llegar, sino ser el último en marcharse». «Estamos ahora definiendo esa respuesta no sólo de tres semanas sino de tres años. Si se han paralizado por ejemplo dos intervencions educativas, la respuesta de emergencia lo tendrá en cuenta para hacer un reseteo de lo que se estaba haciendo. A veces se trata de recuperar fondos y reactivar lo paralizado», ha añadido.

Coincide con el responsable de la CONGDE y la portavoz de UNICEF consultados por Europa Press en que «los mayores daños del terremoto están aún por ver» ya que sigue habiendo casi una semana después muchas zonas del país a las que no han llegado equipos de evaluación y sobre las que no hay datos. «Sin duda tardaremos al menos tres años en volver al punto de partida. Si el objetivo fuera volver al nivel cero, ahora estaríamos en menos doscientos. Va a hacer falta mucho trabajo y mucha ayuda, eso sí, las buenas intenciones tienen que ir acompañadas de una buena ejecución», concluye.

Fuente: EUROPA PRESS

jt/am

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